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Misticismo - Wikipedia, la enciclopedia libre

Misticismo

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Para otros usos véase Mystique
El Juicio final según Miguel Ángel en la Capilla Sixtina del Vaticano
El Juicio final según Miguel Ángel en la Capilla Sixtina del Vaticano

La mística (del verbo griego myein, "encerrar", de donde mystikós, "cerrado, arcano o misterioso") designaría un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma humana a lo Sagrado durante la existencia terrenal. Se da en las religiones monoteístas (cristianismo, islamismo, judaísmo), así como en algunas politeístas (hinduismo); algo parecido también se muestra en religiones que más bien son filosofías, como el budismo, donde se identifica con un grado máximo de perfección y conocimiento.

Según la teología, la mística se diferencia de la ascética en que ésta ejercita el espíritu humano para la perfección, a manera de una propedéutica para la mística, mediante dos vías o métodos, la purgativa y la iluminativa, mientras que la mística, a la cual sólo pueden acceder unos pocos, añade a un alma perfeccionada por la gracia o por el ejercicio ascético la experiencia de la unión directa y momentánea con Dios, que sólo se consigue por la vía unitiva, mediante un tipo de experiencias denominadas visiones o éxtasis místicos, de un placer y conocimiento inefables e indescriptibles.

El misticismo está generalmente relacionado con la santidad, y en el caso del Cristianismo va acompañado de manifestaciones físicas sobrenaturales denominadas milagros, como por ejemplo los estigmas y los discutidos fenómenos parapsicológicos de bilocación y percepción extrasensorial, entre otros. Por extensión, mística designa además el conjunto de las obras literarias escritas sobre este tipo de experiencias espirituales, en cualquiera de las religiones que poseen escritura.

El misticismo, común a las tres grandes religiones monoteístas, pero no restringido a ellas (hubo también una mística pagana, por ejemplo), pretende salvar ese abismo que separa al hombre de la divinidad para reunificarlos y acabar con la alienación que produce una realidad considerada injusta, para traer en términos cristianos el Reino de los Cielos a la Tierra. Los mecanismos son variados: bien mediante una lucha meditativa y activa contra el Ego (Budismo) o nafs como en el caso del sufismo musulmán, bien mediante la oración y el ascetismo en el caso cristiano, o bien a través del uso de la Cábala en las corrientes más extendidas del judaísmo.

Tabla de contenidos

[editar] Mística pagana

Las religiones de origen europeo antiguo, llamadas despectivamente "paganas" o paganismo, son aquellas creencias y religiones anteriores o distintas al judaísmo, cristianismo e islamismo y a menudo caracterizadas por el animismo o el politeísmo. En el seno de estas religiones, los Misterios de Eleusis o eleusinos y el Neopitagorismo, todavía mal conocidos, llegaron a tener creyentes que se manifestaban de forma mística.

Las religiones celtas agrupan diversas creencias. Estas religiones mantenían un politeísmo conectado en gran medida con fuerzas de la naturaleza (animismo) que deificaban todo lo viviente o activo. A falta de extensas referencias escritas, por los hallazgos arqueológicos y funerarios se puede deducir que eran religiones muy marcadas por la magia y el ritual. Se han encontrado vasijas de procedencia celta con personajes en posturas yógicas que con toda probablidad representan a sacerdotes. Esto lleva a pensar en algún tipo de misticismo religioso emparentado con las creencias en dioses asociados a fuerzas naturales.[1]

[editar] Mística cristiana

Jardín con estatua representando a San Francisco de Asis rodeado de pájaros
Jardín con estatua representando a San Francisco de Asis rodeado de pájaros

En el caso de la mística cristiana el acto místico de unión con Dios, conocido como éxtasis, no depende del individuo, sino solamente de Dios, que por motivos que sólo Él conoce otorga un breve tiempo de comunicación sensible ultraterrena a algunas almas a las que se acerca bien directamente o bien para su posterior transmisión a un grupo específico o al conjunto social. Puede ir acompañado de las manifestaciones llamadas estigmas o llagas: heridas que reproducen algunas de las heridas de Cristo en la cruz, así como de bilocación (suceso que consiste en que el santo o místico es visto en dos o más sitios al mismo tiempo) y manifestaciones proféticas. Se cree que el éxtasis es otorgado, en el caso del Catolicismo, pero esto no es necesario, a personas que han seguido una dura disciplina ascética de ayuno, soledad, oración, humildad, trabajo, penitencia, mortificación e introspección mediante el seguimiento de una regla de conducta monástica (clero regular masculino y femenino) para purificarse ante los ojos de Dios mediante los caminos o vías llamados vía purgativa y vía iluminativa. Los místicos carmelitanos hablan de noche oscura, así como de dar un ciego y oscuro salto de fe con la esperanza de que Dios se apiade y recoja el alma de sus siervos. Si Dios quiere, habrá una unión mística o éxtasis, experiencia más divina que humana que resulta de un placer inefable, esto es, intransmitible por entero, sino sólo en una parte muy pequeña, por medio de la palabra o cualquier otro medio de expresión. Así la describe por ejemplo Santa Teresa de Jesús:

Y es tanto lo que se emplea el alma en el gozo de lo que el Señor la representa, que parece que se olvida de animar el cuerpo. (...) No se pierde el uso de ningún sentido ni potencia, pero todo está entero para emplearse en Dios solo. De este recogimiento viene algunas veces una quietud y paz interior muy regalada, que está el alma que le parece que no le falta nada.

También, sin embargo, existe una mística protestante que representan, por ejemplo, escritores como Emanuel Swedenborg y sus Arcanos celestes o Joseph Smith, fundador de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días o Mormonismo, o incluso el poeta William Blake, así como una mística heterodoxa representada, en la forma más antigua, por los cristianos gnósticos y en la Edad Media y Renacimiento por los alumbrados, los dejados o por los seguidores del quietismo preconizado por Miguel de Molinos, una mística en ciertos sentidos muy cercana al Budismo.

La tradición mística cristiana arranca en realidad de Pablo de Tarso y del Evangelio según San Juan, así como de los posteriores Padres de la Iglesia, en particular los Padres del yermo o de la Tebaida. San Agustín de Hipona fue una figura muy influyente, así como Santo Tomás de Aquino. Carácter místico tienen algunas obras muy leídas del desconocido Pseudo Dionisio Areopagita, que algunos quieren indentificar erróneamente con el desconocido griego convertido por Pablo de Tarso en el Areópago de Atenas; su teología negativa fue un avance que se incorporó a la mística cristiana y se encuentra, por ejemplo, en San Juan de la Cruz. Siguen después las escuelas místicas de distintas órdenes monásticas, entre las cuales destacan las distintas ramas de la mística franciscana, la mística agustina, la mística carmelita y la mística trinitaria. Tuvo mucha importancia y fue no poco influyente la mística germánica, representada por Jan van Ruysbroeck, el maestro Eckart, Tomás de Kempis y, ya en el Barroco, por Angelus Silesius y su Peregrino querubínico.

[editar] Mística germánica

Cabe resaltar dentro de la Mística germánica una figura de gran importancia: la abadesa, líder monástica, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana Hildegard de Bingen; también en la Edad Media creó escuela el Meister Eckhart y sus discípulos Enrique Suso y Juan Taulero. Y, en el siglo XVII, Jakob Böhme y sobre todo Johann Scheffler, más conocido como Angelus Silesius, autor de los paradójicos epigramas religiosos contenidos en Peregrino querubínico.

[editar] Mística italiana

La mística italiana cuenta con las figuras del poverello San Francisco de Asís, autor del famosísimo Cántico, una de los primeros textos de la literatura italiana y sin duda alguna uno de los más hermosos.

[editar] Mística española

Vidriera del Convento de Santa Teresa
Vidriera del Convento de Santa Teresa

La mística española se desarrolló principalmente en Castilla, Andalucía y Cataluña. Brota fuertemente en el siglo XVI a causa de la tensión existente con el Protestantismo. Existen los precedentes medievales de Raimundo Lulio, que marca fuertemente la tradición española con el contacto de la cultura árabe y la mística sufí, y con la tradición semítica de la Cábala (en España se compiló su libro más importante, el Zohar. Se trata, además, cronológicamente, de una de las últimas místicas aparecidas y en cierto modo representa la culminación de la tradición mística cristiana.

La característica más acusada de la mística española es su carácter ecléctico, armonizador entre tendencias extremas; un ejemplo, podemos encontrar en San Juan de la Cruz al demonio nombrado en árabe Aminadab o un mismo verso repetido al estilo de la poesía árabe. Un segundo rasgo es que en la literatura religiosa hispana predomina lo ascético sobre lo místico. El tercero sería su gran elaboración formal: presenta un excelente estilo literario, de forma que muchas de sus obras se cuentan como obras maestras de la literatura en lengua española.

Pedro Sainz Rodríquez señala cuatro periodos en la historia de la mística española en su Introducción a la historia de la literatura mística en España (Madrid, 1927):

  • Período de importación e iniciación, que comprende desde los orígenes medievales hasta 1500, durante el cual se traducen y difunden las obras de la mística extranjera.
  • Período de asimilación (1500-1560) en el que las doctrinas importadas son por pimera vez expuestas a la española por los escritores que son precursores (fray Hernando de Talavera, fray Alonso de Madrid, fray Francisco de Osuna, fray Bernardino de Laredo, San Juan de Ávila y otros).
  • Período de plenitud y de intensa producción nacional (1560-1600, reinado de Felipe II: fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús).
  • Período de decadencia o compilación doctrinal, prolongado hasta mediados del siglo XVII, representado por autores como Miguel de Molinos y también por otros autores que no son creadores originales, sino retóricos del misticismo que se ocupan de ordenar y sistematizar la doctrina del período anterior.

Marcelino Menéndez Pelayo, en su ensayo sobre «La poesía mística en España», hizo una clasificación por escuelas según las órdenes religiosas de los místicos:

Esta clasificación tiene su sentido, ya que cada orden religiosa posee su propia tradición teológica y doctrinal, pero se puede simplificar aun más en tres corrientes:

  • Afectiva (predomina lo sentimental sobre lo intelectual), que tiene siempre presente el Cristocentrismo o la imitación de Cristo hombre como vía por donde el cristiano puede llegar a la divinidad (franciscanos y agustinos).
  • Intelectualista o escolástica, que busca el conocimiento de Dios mismo por la elaboración de una doctrina metafísica (dominicos y jesuitas).
  • Ecléctica o genuinamente española, representada por la mística carmelita.

Helmut Hatzfeld, en sus Estudios literarios sobre mística española (Madrid, 1955) ha elaborado una clasificación de las teorías de interpretación de la mística española muy influyente; son cinco las escuelas principales:

  • Escuela Ahistórica, propuesta por Jean Baruzzi, en un estudio francés sobre San Juan de la Cruz: sostiene la originalidad de los místicos españoles que descubren sus símbolos decisivos independientemente de las condiciones históricas.
  • Escuela Sintética, cuyo teorizador principal es Gaston Etchegoyen a través de un estudio francés sobre Santa Teresa; supone que la mística española puede explicarse y entenderse como una fusión sintética de diferentes formas más antiguas, todas exclusivamente occidentales.
  • Escuela Secular, obra de Dámaso Alonso; según ella numerosos elementos simbólicoso de los místicos españoles derivan de la poesía profana, popular o culta, sobre todo de la poesía de Garcilaso (a través de las versiones a lo divino de sus poemas que hizo Sebastián de Córdoba), el Romancero, la lírica popular y la lírica cancioneril.
  • Escuela Arabista, integrada por Julián Ribera y sobre todo por Miguel Asín Palacios, que contempla afinidades entre los escritos de San Juan de la Cruz y los del místico mahometano Abenarabí, de la primera mitad del siglo XIII; por otra parte, nadie ha podido negar la influencia del misticismo musulmán en el catalán Raimundo Lulio.
  • La Escuela Germánica, que alega que el influjo mayor recibido por los místicos españoles proviene de los místicos flamencos y alemanes como Meister Eckart, o el flamenco Jan van Ruysbroeck, o Thomas de Kempis.

Hatzfeld se inclina por considerar que tanto Oriente como Occidente han contribuido a la formación del lenguaje de los míticos españoles.

La mística española cuenta con figuras señeras en el Siglo de Oro y sobre todo en Castilla, como Bernardino de Laredo, Francisco de Osuna; Santa Teresa de Jesús compuso importantes obras místicas en prosa, como Las moradas y Camino de perfección; a San Juan de Ávila se le debe tal vez el famoso soneto místico "No me mueve mi Dios para quererte", y San Juan de la Cruz compuso con sus experiencias místicas unos poemas que son quizá la cumbre de la lírica española de todos los tiempos, el Cántico espiritual y la Noche oscura del alma, comentados por él mismo en prosa, entre otros varios poemas no menos importantes. Destacan también otros místicos, como Santo Tomás de Villanueva, San Juan Bautista de la Concepción, Cristóbal de Fonseca, el beato Alonso de Orozco, fray Pedro Malón de Chaide, fray Luis de Granada o fray Juan de los Ángeles. En el País Vasco destaca la figura de San Ignacio de Loyola. En Cataluña fue importante en la Edad Media Ramón Llull, también conocido como Raimundo Lulio, cuyo Libro del amigo y el amado es el principal testimonio de la literatura mística en catalán. Tras el Siglo de Oro, la mística española entró en decadencia.

[editar] Mística islámica o sufismo

La voz sufí deriva de la raíz sûf, (llama), aludiendo al hábito con que vestían los sufíes como muestra de humildad a imitación de los ascetas critianos. A los ascetas errantes árabes se los llamaba también faquires ("pobres", en árabe faqîr, pl. fuqarâ), y en persa derviches (darvîsh). Mirados con cierta prevención por la ortodoxia islámica, el respeto que demostró a sus enseñanzas Algazel, "el San Agustín árabe", hizo que a partir de Iraq en el siglo VIII, y de Bagdad y El Cairo en el siglo IX, se extendiese el sufismo por todo el mundo islámico, desde Irán hasta India, y desde el Magreb hasta Anatolia y Al Ándalus.

La ascética y mística sufí o sufismo era considerada por los musulmanes tradicionalmente heterodoxa a causa de las influencias de religiones no musulmanas (elementos cristianos, iranios, hindúes y helenísticos) que contenía. Frente a la concepción islámica primitiva de un Dios inaccesible, desde el siglo VIII surgieron corrientes místicas principalmente en Basora (Hassan al-Basrî, muerto el 728), en Medina y en la Meca, que preconizaban el amor y la bondad de Alá, así como la posibilidad de la unión mística. La organización de los sufíes en cofradías u órdenes análogas a las de los monjes mendicantes critianos alcanzó su esplendor en el siglo XII. El sufismo alcanzó su cenit en la forma atemperada de Al-Ghazali (Algacel), a pesar de la oposición irreductible de los grupos hambalita, chiíta e ibadita. El sufí recorre, a través de etapas sucesivas, los tres estadios de la ascensión mística: aspiración, progreso y fin. Es indispensable la guía de un maestro, chamán, santón o "director espiritual" (muršid). La unión mística, descrita de diversas formas, va desde las imágenes eróticas hasta el monaquismo y ha inspirado una buena parte de la lírica y la narrativa árabe y persa.

Los sufíes vindicaban una religiosidad menos externa y más interior, siguiendo el ejemplo del Profeta, y postularon la necesidad de la ascesis para alcanzar de forma paulatina la "Verdad Espiritual" interior (haqîqa). En este camino de ascenso era ineludible la gnosis de los textos sagrados. Siguiendo la "vía" (tarîqa) de un maestro (xeic, jeque), se podía llegar a un estado místico (hâl) en el cual se producía "el anonadamiento de sí mismo en Dios" (fanâ). En el sufismo se puede acceder al estado místico mediante tres vías o caminos (tarîqât):

  • La del temor (makhâfa) o de la "purificación"
  • La del amor (mahabba) o del "sacrificio"
  • La del "conocimiento" (ma´arifa).

[editar] Mística judaica, o Cábala

Portada de la primera edición del Zohar, Mantua, 1558 (Biblioteca del Congreso, Washington).
Portada de la primera edición del Zohar, Mantua, 1558 (Biblioteca del Congreso, Washington).

La principal corriente mística hebrea (que no debe confundirse con el judaísmo ortodoxo propiamente dicho) se denomina Cábala (también Qábbalah, del hebreo Kabbalah, «tradición») y se produjo y difundió fundamentalmente durante la Alta Edad Media hasta alcanzar su esplendor con la aparición del Zóhar en la península Ibérica en el siglo XIII y las posteriores interpretaciones jasídicas. En el siglo XVIII, después del colapso del movimiento sabático mesiánico, la Cábala fue relegada y considerada nociva para la comunidad. Desde entonces, los estudiosos judíos de Occidente han rehuido las discusiones teológicas que pudieran revivir el pensamiento místico. Así quedaron en el olvido valiosos manuscritos cabalísticos y las discusiones e interpretaciones que sobre ellos hacían los místicos judíos.

En la definición del historiador y teólogo judío Gershom Scholem (Grandes tendencias de la mística judía, Barcelona: Ediciones Siruela, 1996, editado originalmente en 1941), el misticismo es el estadio posterior a la religión. Al sentir el hombre post-primitivo una alienación respecto al mundo que habita, se desarrolla debido a este hueco un sentimiento religioso en el que Dios se percibe como algo alejado, al otro lado del abismo que separa lo divino de lo humano. Es ésta la definición que se plantea de religión, en que Dios es algo alejado de ser adorado u obedecido.

Según Scholem, el misticismo judío posee tres características fundamentales que le dan su particular personalidad:

  1. En primer lugar, reticencia hacia la confesión personal, por la reserva hacia todo lo relacionado con la experiencia mística y por la ausencia de elementos autobiográficos.
  2. En segundo lugar, el misticismo judío muestra una actitud metafísica positiva en relación al lenguaje, considerado instrumento propio de Dios, y como lenguaje creador, se refleja en el hablar común del hombre.
  3. En tercer lugar, la mística judía se caracteriza por una continuada deferencia hacia la tradición: así, cuanto más pura es la mística, más cerca está de la verdadera tradición entendida como «conocimiento original de la humanidad.
El Árbol de la vida
El Árbol de la vida

Acaso el mayor de los místicos judíos fuera el malagueño Shlomo ben Yehudah Ibn Gabirol, también conocido como Avicebrón (c. 1021-c. 1058), autor de una Fuente de la vida (Mekor Hayim) que fue conocida por los filósofos cristianos medievales a través de su traducción latina (Fons vitae); por otra parte, el gran erudito y teólogo Rambam, que conocemos habitualmente como Maimónides (1135-1204), aportó la idea de la ausencia de atributos en Dios, que pesó mucho en la configuración cabalística de Dios como En-Sof.

Una de las fuentes más importantes de la Cabalá es el Zóhar o Libro del Esplendor se trata de una compilación de diversos textos cuya elaboración se atribuye tradicionalmente a Moisés de León, judío español, (fallecido en 1305), aunque algunos de sus elementos parecen ser mucho más antiguos. Algunas de sus ideas parecen ser de los filósofos griegos, de los panteístas egipcios y de los gnósticos. La idea básica allí expuesta es que, del seno mismo de la Divinidad oculta o Infinito (el Ein-Soph), surgió un rayo de luz que dio origen a la Nada (Ain), identificada con una esfera (Sefirá) o región, que recibe el nombre de Kéter (Corona). A partir de esta corona suprema de Dios emanan otras nueve esferas (las sefiroth). Estas diez esferas constituyen los distintos aspectos de Dios mediante los cuales éste se automanifiesta.

Según la cábala el verdadero Mesías nacerá al fin del tiempo y entonces el mundo regresará a su fuente. Entonces se acabará el infierno y empezará un tiempo de gran felicidad. La redención humana se logra por la rígida observancia de la ley, y la salvación se alcanza a través de un conocimiento "esotérico" especial. Cada persona es agente de su propia salvación y a través de conocimientos secretos, puede alcanzar la divinidad.

Los cabalistas suelen interpretar las combinaciones de letras de palabras clave en los textos sagrados, así como su valor numérico, con un sentido trascendente.

[editar] Mística budista

Mandala del Buda Sakyamuni, pintura tibetana
Mandala del Buda Sakyamuni, pintura tibetana

La mística budista consiste en alcanzar el estado de Buda o nirvana, llamado Samadhi en el yoga; en el budismo Zen se realiza mediante un súbito acto de conocimiento integral denominado satori. Hay varios métodos, incluyendo mantras (recitaciones) y una meditación sobre la realidad. Con frecuencia el monje budista zen recurre a algunos ejercicios denominados koans o problemas o cuestiones tan irresolubles cómo fáciles de resolver que sirven para desintegrar la apariencia lógica de la realidad.

[editar] Fenómenos místicos

[editar] Explicaciones científicas a los fenómenos místicos

En la filosofía de Cousin, el misticismo es uno de los cuatro grandes estadios filosóficos que periódicamente se suceden en el pensamiento humano y que sigue a épocas fuertemente racionalistas. Otros dicen que el misticismo podría ser sólo síntomas de defectos médicos de una persona. Por ejemplo, se dice que Santa Teresa de Jesús era muy enfermiza y que pudiera haber padecido de problemas psicológicos productos de la misma. Viajes causados por narcóticos también ha sido una explicación científica muy comúnmente usada por investigadores e historiadores del misticismo.

[editar] Bibliografía

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Notas
  1. Historia de las religiones en la Europa antigua. Madrid: Ed. Cátedra, 1994.

[editar] Véase también

[editar] Enlaces externos

[editar] Mística católica

[editar] Mística islámica

  • Estudios sobre Sufismo Sitio dedicado al Tasawwuf (Sufismo), con material acerca de las diversas turuq (cofradías sufíes).

[editar] Mística judía


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