Renata de Francia
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Renata de Francia, duquesa de Chartres y de Montargis, nació en Castillo de Blois (Blois), el 25 de octubre de 1510 y murió en Montargis el 12 de junio de 1575. Era la segunda hija de rey Luis XII de Francia descendiente de la dinastía Valois, y de Ana de Bretaña. Su madre, que siempre había luchado ferozmente por mantener la independencia de Bretaña de la corona francesa e intentó legar el ducado a Renata, sin embargo, Luis XII ignorando su deseo se lo concedió a su heredero Francisco I. Más tarde, como compensación a renunciar reclamar sus derechos sobre él, Francisco le concedió el ducado de Chartres.
Al quedar huérfana a temprana edad fue educada por la fiel señora de Soubise
[editar] Matrimonio y hijos
Renata se casó en 1527 con Hércules II de Este (1508 - 1559), duque de Ferrara, de Módena y de Reggio, hijo primogénito de Alfonso I de Este y Lucrecia Borgia y aportó como dote, Chartres y Montargis.
Tuvieron 5 hijos.
- Ana (1531 - 1607), señora de Montargis, casada con:
- en Saint-Germain-en-Laye, en 1548 con Francisco II de Guisa (1519 - 1563)
- en Saint-Maur-des-Fossés, en 1566, con Jacobo de Saboya (1531 - 1585), duque de Nemours
- Lucrecia (1535 - 1598), casada en 1570 con Francisco II de la Rovere, duque de Urbino (1548 - 1631).
En Ferrara, protege y cultiva las ciencias y la literatura reuniendo, alrededor de ella hombres distinguidos en estas materias, da asilo a Juan Calvino y a Clément Marot, ambos perseguidos por sus ideas religiosas.
Tras la muerte de su esposo se traslada a Francia, se declara protestante y se instala en Montargis. A pesar de las amenazas de su yerno, el duque de Guisa, acoge a todos aquellos reformistas que buscan refugio, especialmente al pequeño Enrique de Navarra (futuro rey Enrique IV de Francia) durante el tiempo en que se desarrolla la primera guerra de religión.
Presente en la boda entre Enrique de Navarra y Margarita, en 1572, su mansión es protegida por la guardia y por su yerno, el duque de Nemours, durante la Matanza de San Bartolomé (24 de agosto de 1572).
Abrumada por la espantosa tragedia, la duquesa deja París y regresa a Montargis, acompañada por una escolta fuertemente armada y puesta a su disposición por el rey. Murió tres meses después.
