Guerra de la Liga de Cognac
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Guerra de la Liga de Cognac | |||||||
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Parte de Guerras Italianas | |||||||
Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, vencedor de la guerra |
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Beligerantes | |||||||
España Sacro Imperio Romano Germánico |
Reino de Francia República de Venecia Reino de Inglaterra Estados Pontificios Ducado de Milán República de Florencia |
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Comandantes | |||||||
Carlos III de Borbón †, Georg Frundsberg, Filiberto de Châlon † |
Odet de Cominges, Francesco Ferruccio †, Giovanni de Médicis †, Francisco de Borbón, Malatesta Baglioni |
La Guerra de la Liga de Cognac (1526–1530) se libró entre los dominios Habsburgos de Carlos V —principalmente España y el Sacro Imperio Romano Germánico— y la Liga de Cognac, una alianza que incluía Francia, el Papa Clemente VII, la República de Venecia, Inglaterra, el Ducado de Milán, y Florencia.
Tabla de contenidos |
[editar] Preludio
Conmocionado por la derrota de los franceses en la Guerra Italiana de 1521, Clemente, junto con la República de Venecia, comenzó a organizar una alianza para expulsar a las potencias habsburgas —España y el Sacro Imperio Romano Germánico— de Italia. Francisco, tras firmar el Tratado de Madrid, fue liberado y volvió a Francia, donde rápidamente anunció su intención de ayudar a Clemente. Así, en 1526, Francisco, Clemente, Venecia, Florencia, y la casa Sforza de Milán, que deseaba quitarse la hegemonía Imperial de encima, firman un pacto conocido como la Liga de Cognac. Enrique VIII de Inglaterra, frustrado en su deseo de tener un tratado firmado en Inglaterra, rechazó unirse.[1]
[editar] Movimientos iniciales (1526)
La Liga rápidamente tomó Lodi, pero las tropas imperiales marcharon hacia Lombardía y pronto forzaron a Sforza a abandonar Milán.[2] La familia Colonna, mientras tanto, organizó un ataque en Roma, derrotando a las fuerzas papales y tomando brevemente el control de la ciudad; no obstante, pronto fueron remunerados y se marcharon.[3]
[editar] Roma (1527)
Carlos V reunió una fuerza de lansquenetes bajo el mando de Georg Frundsberg y un ejército español bajo el de Carlos de Borbón; las dos fuerzas se unieron en Piacenza y avanzaron hacia Roma.
Francesco Guicciardini, al mando del ejército papal, no pudo resistirles,[4] y cuando el Duque de Borbón murió, su ejército mal pagado saqueó la ciudad, forzando la huida del Papa.
[editar] Nápoles (1527–28)
La destrucción de Roma, y la consiguiente eliminación de Clemente de cualquier papel real en la guerra, provocó acción frenética en la parte de los franceses. El 30 de abril de 1527, Enrique VIII y Francisco firmaron el Tratado de Westminster, comprometiéndose a combinar sus fuerzas contra Carlos. Francisco, habiendo atraído finalmente a Enrique VIII a la Liga, envió un ejército al mando de Odet de Foix y de Pedro Navarro a Génova —donde Andrea Doria se unió rápidamente a los franceses y se hizo con la mayoría de la flota genovesa— yendo hacia Nápoles, donde procedió a fortificarse para resistir un gran asedio.[5]
[editar] Génova (1528)
Doria, sin embargo, pronto abandonó a los franceses en favor de Carlos. El asedio se desplomó porque la peste estalló en el bando francés, matando la mayoría del ejército junto con Foix y Navarro. La ofensiva de Andrea Doria en Génova (donde pronto rompió el bloqueo de la ciudad y forzó la rendición de los franceses en Savona), junto con la derrota decisiva de una fuerza de ayuda francesa bajo el Duque de Saint Pol en la Batalla de Landriano, terminó con las esperanzas de Francisco de recuperar su posición en Italia.[6]
[editar] Paz de Cambrai (1529)
Después de la derrota de sus ejércitos, Francisco buscó la paz con Carlos. Las negociaciones comenzaron en julio de 1529 en la ciudad fronteriza de Cambrai; fueron llevadas principalmente entre la madre de Francisco Luisa de Saboya por los franceses y su cuñada, Margarita de Austria por su sobrino el Emperador (conociéndose como la Paix des Dames), el propio Carlos habiendo navegado de Barcelona a Italia poco antes. Los términos finales en gran parte reflejaban los del Tratado de Madrid de hacía tres años; Francisco renunció a sus derechos sobre Artois, Flandes y Tournai, y fue obligado a pagar un rescate de dos millones de escudos de oro para que fueran liberados sus hijos.[7]