Benito Vallespín Cobián
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Benito Vallespín Cobián (Santoña, 30 de agosto de 1888- Oviedo, 7 de octubre de 1936) fue un militar y combatiente español.
[editar] Biografía
Estudió el bachillerato en los institutos de La Coruña, Guadalajara y Santa Cruz de Tenerife. Ingresó en la Academia Militar de Toledo el 31 de agosto de 1905. Por méritos de guerra asciende a capitán el 24 de marzo de 1915, y a comandante el 17 de mayo de 1928, estando adscrito a los regimientos de infantería Príncipe nº 3, Valencia nº 23 y Tenerife nº 64.
Era segundo jefe del batallón de montaña Asia nº 2, de guarnición en Gerona, cuando, hallándose de permiso en Oviedo, al estallar la Guerra Civil se presenta al coronel Antonio Aranda y éste le encomienda el mando del batallón en armas del regimiento Milán nº32.
Entre los muchos combates en que tomó parte, se sistinguió, especialmente, en los de la fracasada operación de Olivares, 31 de julio de 1936, y en los de la defensa de la Loma del Canto, en los que halló la muerte.
Al ser herido el comandante Caballero que dirigía la defensa de aquella Loma, el 6 de octubre de 1936 se hizo cargo del mando el comandante Vallespín, el cual, habiendo resultado muertos o heridos casi todos los defensores de la posición, empuñó una ametralladora cuyos sirvientes también habían muerto y, dando ejemplo de valor, se mantuvo en ese puesto hasta caer sin vida.
Fue propuesto para la Cruz Laureada de San Fernando, y estaba condecorado con la Cruz de Guerra con Palmas, tres Cruces Rojas del Mérito MIlitar, Medalla de la Campaña, Medalla de la Campaña de Marruecos (pasador de Melilla) y cruz y placa de San Hermenegildo.
El cadáver del comandante Vallespín todavía pudo ser recuperado. Horas después, a pesar de la insistencia de Aranda para extremar la resistencia, la absoluta falta de hombres útiles obligó a evacuar la importante posición.
Aquel día en El Canto -dice Juan Antonio Cabezas, que contempló la lucha desde el frente opuesto- "ardía todo, hasta la tierra que rodea las trincheras. Los cañones del 15 y medio convierten la quintana del Canto en un infierno dantesco. ¿Podrían quedar allí seres vivos?".
Hoy, la Loma del Canto es una risueña colonia de chalets al borde de la moderna calle Madre Teresa Jornet.