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Apocalypto - Wikipedia, la enciclopedia libre

Apocalypto

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Apocalypto
Título Apocalypto

Ficha técnica
Dirección Mel Gibson

Producción Mel Gibson
Bruce Davey
Prod. ejecutivo: Ned Dowd

Guión Mel Gibson
Farhad Safina

Música James Horner

Fotografía Dean Semler

Reparto Rudy Youngblood
Raoul Trujillo
Mayra Sérbulo
Mauricio Amuy Tenorio
Dalia Hernández

Datos y cifras
País(es) Estados Unidos
Año 2006
Género Acción
Duración 130 min

Compañías
Productora Icon Entertainment
Presupuesto 40 millones de dólares

Ficha en IMDb

Apocalypto es una película ambientada en las tierras ocupadas por los mayas, y producida por los estudios Icon Entertainment de Mel Gibson y por Touchstone Pictures (de EE. UU.).

Estrenada en Estados Unidos el 8 de diciembre de 2006, la trama se sitúa en Guatemala antes de la llegada de los primeros colonizadores españoles, y aunque la cinta se desarrolla en ese ambiente, la trama es una historia de amor, odio y violencia.

Los diálogos están grabados en maya yucateco, que en la actualidad es el idioma materno de un millón de personas en la península de Yucatán. El reparto incluye indígenas de los Estados Unidos, de Canadá, actores mexicanos, y también guatemaltecos o yucatecos. La protagonista femenina, Seven (Siete), representada por Dalia Hernández, es mexicana (del Estado de Veracruz). El protagonista masculino es el bailarín Rudy Youngblood (de Oklahoma, EE. UU.).

El filme fue realizado en varias localidades del Estado mexicano de Veracruz: Catemaco, San Andrés Tuxtla, Cerro del Mono y Paso de Ovejas.

La escena de la catarata fue filmada en la cascada Salto de Eyipantla, la cual se localiza en San Andrés Tuxtla, Veracruz.

Apocalypto es un drama mítico de acción y aventura que relata una historia que mezcla tiempos y espacios. La trama gira alrededor de los sacrificios humanos, en su forma de guerra florida, bien documentada en el mundo mexicano y no así en el maya, donde sin embargo existieron otras formas de sacrificios humanos.

La vida transcurre plácidamente para una comunidad de cazadores y recolectores que habitan en las selvas de la península de Yucatán (actual estado de Yucatán en México). Un día, tras dar caza a un tapir, la partida de los hombres se cruza con un grupo de indígenas, supervivientes de otra tribu. Éstos les dan muestras de huir de la destrucción de sus chozas y les piden poder atravesar el área de bosque controlada por la comunidad, para buscar otro lugar donde instalarse de nuevo. En prueba del acuerdo pacífico, ambos grupos intercambian comida. No obstante, la desconfianza entre ellos les impide averiguar de qué o de quiénes escapan estos temerosos nativos.

Un amanecer, la tranquilidad y la felicidad de la comunidad se ve interrumpida brutalmente por un grupo de feroces guerreros mayas quienes, procedentes de una ciudad (aparentemente Tikal), han realizado una incursión en los bosques para la captura de varones vivos, destinados al sacrificio, y de mujeres para su venta como esclavas.

Tras desesperada resistencia, el protagonista (llamado Garra-Jaguar) es capturado junto a otros miembros de su tribu (cuyo jefe se llamaba Mayauca). Todos ellos son conducidos, maniatados e inmovilizados como fieras salvajes, hacia las tierras de los guerreros invasores. Antes de ser reducido, Garra-Jaguar logró esconder a su mujer embarazada, Siete, en una fosa o pozo, junto a su hijo.

Durante el penoso viaje hacia la ciudad maya, el grupo con el que intercambiaron comida también es apresado e incorporado a la columna de marcha. Guerreros y prisioneros atraviesan una aldea quemada, donde una niña enferma, sobreviviente de la destrucción de su poblado, profetiza a los captores que la muerte de su mundo la llevan consigo y que se cuiden de aquél que traerá la negrura de la noche y al jaguar detrás de sí, pues éste les conducirá a su ruina. Los guerreros mayas, temerosos de los presagios y muy supersticiosos, no comprenden el significado de las palabras de la niña y prosiguen la marcha.

En los accesos a la ciudad maya, donde pulula una abigarrada y numerosa población, atraviesan diversos ámbitos, como la cantera de polvo de caliza; el lugar de elaboración y teñido de tejidos y el mercado de esclavos. Los varones son apartados de las mujeres y embadurnados ritualmente con tinte azul por unas sacerdotisas, momento a partir del cual participan de un cierto carácter divino o taumatúrgico reverencial. Al atravesar un túnel, los cautivos observan en sus paredes figuras humanas pintadas de color azul, en los momentos previos y una vez sacrificadas. A medida que se acercan a las pirámides, ven cuerpos humanos mutilados que caen rodando escaleras abajo desde la cima.

En tanto las mujeres son llevadas al mercado de esclavos para su venta, Garra-Jaguar y sus compañeros son conducidos hacia lo alto de una pirámide para ser sacrificados al dios de la mitología maya, Kukulkan. Tras el breve parlamento previo del sacerdote sacrificador, ante el rey y otros dirigentes de la ciudad convenientemente ataviados para la ocasión festiva, se inicia el ritual de la extracción del corazón a la primera víctima. Tras la extirpación de este órgano a una segunda víctima y su ofrecimiento al dios, toca el turno a Garra-Jaguar, quien presiente (alentado por el recuerdo de su mujer e hijo) que, a pesar de sentirse impotente ante las puertas de la muerte y del viaje hacia el más allá, no será sacrificado. Inmovilizado el protagonista sobre la piedra sagrada para el sacrificio, y cuando su última visión es el cuchillo de obsidiana en la vertical de su vientre, el cielo se oscurece repentinamente al ser ocultado el astro rey por un eclipse total de sol.

Gracias a este eclipse, que esperaban tanto el rey como el sacerdote (lo que hace alusión a los conocimientos sobre astronomía de los mayas), Garra-Jaguar no es sacrificado. El sacerdote-verdugo manipula el fenómeno astronómico para que, al recobrarse la luminosidad solar, la multitud entienda que el dios Kukulkan ha quedado satisfecho y alimentado con la sangre de las anteriores víctimas y no precisa más sacrificios (argumentación que sirve a sus propósitos de conservación del poder y de control sobre la temerosa población).

Ante este hecho fortuito (e inesperado por el principal de los guerreros), éste inquiere al sacerdote sacrificador sobre el destino de los prisioneros restantes, siéndole ordenado que se deshaga de ellos. Éstos son dirigidos hacia una cancha o estadio, de planta rectangular, donde al final del mismo se cultivó un maizal y cuyas altas plantas secas subsisten todavía. Desatadas sus ligaduras, deben aceptar el reto de intentar escapar por parejas de las armas arrojadizas que los guerreros mayas les lanzarán sucesivamente, logrando la libertad si sobreviven también al ejecutador o verdugo que les espera al final de su carrera y logran penetrar en el maizal. Mientras los guerreros se preparan para demostrar su destreza y puntería en esta prueba o entrenamiento, el jefe selecciona a su propio hijo para la labor de verdugo.

Los dos primeros (uno de los cuales es Cero-Lobo, hermano de Garra-Jaguar), esperanzados con la oportunidad de recuperar la libertad si consiguen entrar en el maizal, parten en veloz carrera, mas son alanceados y heridos por certeros flechazos, a modo de juego de la muerte. Uno de ellos es degollado por el ultimador, mientras Cero-Lobo queda agonizante. Los guerreros mayas se regocijan por haber logrado interceptar la carrera de ambas víctimas.

Los siguientes que deben iniciar la huida son Garra-Jaguar y otro cautivo, quienes ejecutan su carrera en un rápido zig-zag y evitan, en los primeros momentos, las flechas y lanzas de los desconcertados guerreros. Hacia el final de su escapada y próximos al maizal, el compañero de Garra-Jaguar cae mortalmente herido, en tanto que Garra-Jaguar recibe un flechazo en su costado derecho. Acercándose el ejecutador para rematar a los heridos en el suelo, el hermano moribundo, caído en la partida anterior, le distrae, instante que aprovecha Garra-Jaguar para, haciéndose con un arma, degollarle ante la lejana e inquisitiva mirada de su padre. Garra-Jaguar se incorpora y escapa del campo de juego mientras el jefe de los guerreros, ahíto de rabia y ánimo de venganza, sostiene el último aliento de su hijo. Muerto éste, el grupo de guerreros inicia rápidamente la persecución del fugitivo.

Con el fin de evadirlos, Garra-Jaguar atraviesa una hondonada (que sirve de vertedero de despojos humanos) y se interna en el bosque, donde trepa a un árbol y logra evitar su captura. No obstante, debe descender al suelo al estar ocupado el mismo por una hembra de jaguar (negra) y su cachorro, la cual se lanza también en su persecución. Garra-Jaguar dirige la carrera del felino hacia sus enemigos, logrando que el animal derribe y mate a uno de ellos en su veloz desplazamiento. Continúa su huida y, paliando la pérdida de sangre de la herida del costado, Garra-Jaguar se arroja desde lo alto de una cascada donde, a la vista de sus perseguidores, logra sobrevivir a la caída. Ya en la zona inferior, fuera del alcance de sus flechas, desafía a los guerreros para que, si tienen valor, entren en su bosque y se le enfrenten allí. Los persecutores aceptan el desafío.

En su medio selvático Garra-Jaguar muestra la aplicación práctica de sus conocimientos, manejo del entorno y de los recursos, disponiendo diversos medios de defensa que van eliminando paulatinamente a sus enemigos (abejas silvestres, ranas venenosas, trampas mortales). Los consejos de su padre le ayudan a vencer el miedo y a salvar su vida para rescatar a su mujer e hijo, afectados finalmente por la más adversa calamidad (peor incluso que el hambre o los monos aulladores): la intensa lluvia que, precisamente cuando Siete está iniciando el proceso de su parto, amenaza con inundar el pozo y ahogar a madre e hijo.

Garra-Jaguar es alcanzado por los dos últimos perseguidores sobrevivientes en una playa, donde éstos no se deciden a matarle al contemplar asombrados que cuatro grandes naves están fondeadas en la bahía. Unos hombres barbudos de piel blanca, vestidos con ropajes oscuros y protegidos con brillantes armaduras de metal, se acercan en varias chalupas. Son los descubridores de las Indias, los conquistadores europeos. Esta nueva situación, desconocida tanto para el perseguido como para sus sorprendidos (y ahora temerosos) captores, le permite retornar sobre sus pasos y liberar a su familia de la fosa que les sirvió de escondite y podía haber sido su tumba. Optando por evadir el contacto con los navegantes europeos, Garra-Jaguar, Siete, el niño y el recién nacido inician el viaje hacia su entorno natural original para buscar un nuevo comienzo.


Tabla de contenidos

[editar] Polémica

Desde su estreno, el filme desató una furiosa polémica entre los estudiosos del mundo maya.[1] Después, activistas indígenas de Guatemala pidieron al público que no acudiera a las salas. El 25 de enero de 2007 el periódico Reforma publicó la defensa de Gibson ante estos ataques:

No mostré ni la mitad de las cosas que leí. Leí acerca de una orgía de sacrificios: en cuatro días sacrificaron 20 000 personas. También tenían afición por empalar genitales y por torturar a personas durante años. Por ejemplo, si capturaban a un rey o a una reina de algún otro lugar, lo humillaban durante una década. Le cortaban los labios, le arrancaban la lengua, lo dejaban sin ojos ni orejas. Ah, y le comían los dedos. El tipo quedaba vivo, pero en un infierno sobre la Tierra, una masa balbuceante de terminales nerviosas. Después de nueve años de esto, lo enrollaban y lo dejaban caer por las escaleras del templo, y se hacía pedazos.

Mel Gibson se refiere a la Relación de las Cosas de Yucatán (1566), del sacerdote católico franciscano Diego de Landa (1524-1579), donde afirma haber sido testigo de sacrificios humanos y de las costumbres de los mayas. El texto de Landa contradice las opiniones del padre Bartolomé de las Casas (1474-1566), quien en su Breve resumen del descubrimiento y destrucción de las Indias (1542) cuenta acerca de la naturaleza y costumbres de los pueblos originarios de América Central. Algunos estudiosos del mundo maya están en desacuerdo con la visión romántica que persiste sobre los mayas. “Los primeros investigadores trataron de hacer una distinción entre los ‘pacíficos’ mayas y las ‘brutales’ culturas de México central”, escribió David Stuart en un artículo de 2003. “Decían incluso que el sacrificio humano era raro entre los mayas”. Pero (sin embargo) tanto en los entallados en piedra como en las pinturas murales, afirma Stuart—:

hemos encontrado más y más similitudes entre los aztecas y los mayas,

—incluyendo una ceremonia maya en que un sacerdote grotescamente ataviado le saca las entrañas a una víctima aparentemente viva durante un sacrificio[2] e incluso sacrificios de niños.[3]

En los rituales mayas los prisioneros de guerra eran, de hecho, sacrificados “en la cima de la pirámide […] teniendo sus brazos y piernas sostenidas mientras un sacerdote les abría el pecho con un cuchillo sacrificial y arrancaba el corazón como una ofrenda”.[4] En la misma prensa mexicana, en un artículo de Reforma, Juan E. Pardinas escribió:

La mala noticia es que esta interpretación histórica tiene alguna dosis de realidad […]. Los personajes de Mel Gibson se parecen más a los mayas de los murales de Bonampak que a los que aparecen en los libros de la SEP.[5]

El debate entre los especialistas continúa hasta hoy día. Desde que se descifraron los jeroglíficos la visión del mundo maya ha cambiado. Michael Coe explica el gran cambio producido por los nuevos estudios de la civilización maya:

Ahora es sorprendentemente claro que los mayas de la época clásica, y sus antecesores del Preclásico, eran gobernados por dinastías hereditarias de guerreros, para quienes el autosacrificio y el derramamiento de la sangre, y el sacrificio de la decapitación humana eran obsesiones supremas.[6]

[editar] Anacronismos y errores

La película mezcla algunos escenarios reales, pero de manera anacrónica. (Fotografía de Tikal, en medio de la selva guatemalteca)
La película mezcla algunos escenarios reales, pero de manera anacrónica. (Fotografía de Tikal, en medio de la selva guatemalteca)
  • Si bien muestra vestimentas y ciudades (parecidas a la maya Tikal) de la época clásica maya (entre el siglo V y el siglo X la película concluye con la llegada de los descubridores españoles, la cual no se produjo hasta 1502 (primer contacto con los nativos del continente en el Cuarto Viaje de Cristóbal Colón).
  • La civilización maya de Guatemala prácticamente desapareció en el 900, seiscientos años antes de la llegada de los conquistadores. Sólo quedaban algunos cientos, desperdigados en tribus oprimidas por los aztecas, venidos desde el actual México. Sin embargo, a pesar de que los mayas ya habían abandonado su gran sistema de agricultura cuando llegaron los españoles, aún existían ciudades comparativamente menores como: Mayapán, Coba, Cam-Pech y Chetumal.
  • Los descubridores españoles mostrados en la cinta parecieran coincidir con la descripción del desembarco de Hernán Cortés en tierras totonacas en el actual estado mexicano de Veracruz, en donde fundó la Villa Rica de la Veracruz (actual puerto de Veracruz) y que dista más de 1000 kilómetros de Tikal en Guatemala (aparente ciudad mostrada en la cinta) distancia que sería imposible recorrer en una noche de persecución sufrida por el protagonista.
  • Es imposible que el paisaje mostrado en la cinta corresponda a la península de Yucatán, ya que ésta, por ser tierras emergentes de hace relativamente pocos millones de años, no cuenta con montañas ni rios superficiales, sino que las corrientes de agua corren en ríos subterráneos llamados cenotes excavados naturalmente en la roca caliza.
  • El idioma utilizado en la película es un dialecto antiguo del maya yucateco pero no es moderno como se creia.
  • Las facciones de los actores y actrices principales no son de mayas, si no de nativos estadounidenses.
  • Los actores mexicanos indígenas tienen facciones duras y narices prominentes y huesudas, que los asemejan más bien a los aztecas.
  • Pocos actores poseen el genotipo quichés (que son uno de los grupos indígenas guatemaltecos que descienden directamente de los mayas, de rostros más redondos, con más tejido adiposo, narices chatas y redondeadas).
  • Uno de los personajes se llama Cero Lobo. Pero en América Central no había (ni hay) lobos.
  • El personaje central de la película es salvado milagrosamente por un eclipse de Sol. Sin embargo, cuando -luego de muchas vicisitudes- logra escapar, al caer la noche, se observa una gran Luna llena, situación imposible ya que los eclipses de Sol ocurren cuando hay Luna nueva, la Luna no es visible en los días previos y posteriores al eclipse de Sol.
  • Los Mayas no se practicaban incisiones en la nariz. Eso corresponde a las tribus de negros africanos.
  • Cuando los guerreros mayas llegan con los prisioneros a la ciudad, en la escena donde se está realizando la venta de las mujeres, se puede ver a uno de sus habitantes comiendo un mango (incluso se aprecia un puesto de venta de este fruto). Es un anacronismo más, pues el mango es originario de la India y fue traido al Nuevo Mundo por los españoles.
  • La escena en la que el protagonista consigue salvarse de ser sacrificado, muestra un eclipse solar de principio a fin, el cual transcurre en pocos segundos, en realidad la duracion de un eclipse solar es de horas.

[editar] Datos triviales

  • El término griego apocalipto (αποκαλύπτω) es la forma de primera persona del presente del verbo que significa ‘yo revelo’, ‘yo descubro’. Este verbo es el mismo del que procede la palabra apocalipsis, la cual en griego significa simplemente ‘revelación’.

[editar] Véase también

[editar] Notas

  1. [1] [2] [3] - Artículos críticos de La Jornada acerca de la película.
  2. [4] - artículo en inglés
  3. Stuart, David (2003). "La ideología del sacrificio entre los mayas". Arqueología mexicana XI, 63: 24-29.
  4. "Maya Civilization", MSN Encarta
  5. Reforma, “Nacionalismo de piel delgada”, 4 febrero 2007
  6. Michael D. Coe, citado en Florescano, Francisco (1991). "La nueva imagen del México antiguo". Vuelta 173: 32-38.

[editar] Enlaces externos


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