Batalla del bosque de Teutoburgo
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Batalla del bosque de Teutoburgo | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Parte de las Guerras Romano-Germánicas | |||||||
El Bosque Teutónico visto desde el Hermannsdenkmal |
|||||||
|
|||||||
Beligerantes | |||||||
Tribus germanas (queruscos, marsos, chatti y bructeros) | Imperio Romano | ||||||
Comandantes | |||||||
Arminio | Publio Quintilio Varo | ||||||
Fuerzas en combate | |||||||
Desconocidas. Probablemente entre 15.000 y 20.000 combatientes. | Tres legiones, tres alas de caballería y 6 cohortes auxiliares. Probablemente unos 20.000 hombres. | ||||||
Bajas | |||||||
Desconocidas pero muy inferiores a las romanas. | En torno a unos 15.000 hombres. |
También llamada Batalla de la selva de Teutoburgo o Desastre de Varo, la Batalla del bosque de Teutoburgo fue un encuentro armado que tuvo lugar en otoño del año 9 entre la tribu germánica de los queruscos, acaudillados por Arminio, y tres legiones romanas (la Legión XVII, la XVIII y la XIX) comandadas por Publio Quintilio Varo, gobernador de la provincia Germania Magna, que se extendía hasta el Elba.
Ante las equivocadas acciones cometidas por Varo, que carecía de la experiencia y el temple necesarios, Arminio puso en pie de guerra un ejército de germanos de número desconocido, atrayendo al ejército romano al bosque de Teutoburgo, una zona de complicada orografía en la que se extendía el bosque, en el cual permanecían apostados los queruscos aguardando el paso de la columna militar romana. La batalla se saldó así con una catastrófica derrota de los romanos y con el suicidio del propio Varo.
Tras esta derrota, la frontera del Imperio Romano retrocedió hasta el Rin. El Imperio Romano renunció a conquistar lo que luego se dio en denominar Germania Magna o Germania Libera, a pesar de que se produjeron varios intentos.
Tabla de contenidos |
[editar] Preámbulo
Todo comenzó en el 9 a. C. cuando el gobernador romano de Germania, Publio Quintilio Varo (Publius Quinctilius Varus), que se había casado con la sobrina nieta del emperador Augusto y que probablemente fue nombrado para el cargo precisamente por eso, estableció los campamentos de verano de sus tres legiones (la XVII, XVIII y la XIX, de unos 5.000 hombres cada una) en territorio querusco. Dos legiones fueron dejadas tras el río Rin. Sus propios cuarteles avanzados estaban en la orilla occidental del río Weser (probablemente cerca de la actual ciudad de Minden).
[editar] Antecedentes
Según parece, Varo intentó la política que Julio César había usado antes con los galos, esto es, hacerse muy amigo de los jefes de algunas tribus, para usarlas contra las otras; así, trabó particular relación con los queruscos (tribu que ocupaba la zona en torno a la moderna ciudad de Hannover), incluido un destacado joven de ella, Arminio, de 25 años. Debido a su poca experiencia en el trato con las tribus germánicas, Varo no se daba cuenta de que Arminio le veía como un invasor y conspiraba contra él con los jefes de otros grupos germanos: marsios, chatti y brúcteros. Algunos de los jefes trataron de prevenirle, pero Varo prestó más atención a Arminio y los queruscos, llegando a conceder a los conspiradores destacamentos de legionarios, bajo la excusa de que los necesitaban para guarnecer ciertos puestos y escoltar los convoyes de suministro para el ejército romano.
Cuando acabó el verano y llegó el momento de levantar los cuarteles para trasladarse hacia el Rin para pasar el invierno, los germanos convencieron a Varo de que cambiara de ruta. Él había proyectado regresar a su campamento de invierno en Vetera por la calzada militar. Sin embargo, un falso informe acerca de un levantamiento local le indujo a dar un rodeo hacia el noroeste a través de una dificultosa región boscosa. Los conspiradores vieron salir al principal ejército de su campamento de verano junto al Weser. Al despedirse de Varo, le pidieron permiso para irse a unir a sus tribus con el fin de poder enviar hombres que ayudaran a sofocar la revuelta que ellos habían inventado. Varo se lo concedió.
[editar] Orden del ejército romano
Aunque es imposible reconstruir el curso exacto del ataque, quizá podemos aumentar un poco nuestra comprensión si tenemos en cuenta el orden de marcha típico del ejército romano, como lo describe Flavio Josefo en sus Guerras judías (3.116-126).
- Arqueros y auxiliares, que actuaban como exploradores.
- La vanguardia: una legión (cerca de 5000 hombres) apoyados por 120 jinetes.
- Pioneros, que mejoraban la calle y al final del día construían el campamento.
- La primera parte del tren: los bártulos del general y de los oficiales.
- El general y sus extraordinarii o guardia de corps.
- La caballería de las siguientes dos legiones (240 jinetes).
- La segunda parte del tren: mulas con la artillería.
- Los suboficiales y los portaestandartes (aquilifer)
- La fuerza principal: dos legiones (cerca de 10.000 hombres).
- La tercera parte del tren: el bagaje de los soldados.
- La retaguardia: tropa auxiliar
[editar] Estrategia y ataque de los germanos
La estrategia era clara: atraer a las legiones a un terreno en el que no estaban acostumbradas a luchar, acabar con el mayor número de hombres e impedimenta en el primer ataque y luego desgastar a los restantes en continuas escaramuzas.
La columna romana avanzaba muy lentamente debido a la cantidad demasiado grande de hombres, sirvientes y bagajes y, posiblemente, derribando árboles y haciendo senderos y caminos sobre los pantanos, cuando se desencadenó el ataque mediante una lluvia de dardos.
Se desconoce cómo se produjo exactamente porque no ha quedado ninguna fuente escrita que confirme lo ocurrido (excepto las referencias de Tácito en sus "Anales"). Los hallazgos arqueológicos en Kalkriese parecen señalar un primer choque, quizá contra el destacamento del legado, pero, según Tácito (en su libro anterior), parece ser que Varo no murió ese día.
No sabemos qué ocurrió tras el primer asalto que, aunque debió haber sido una gran sorpresa, no pudo ser de la contundencia necesaria para derrotar a tres legiones compuestas de profesionales que no podían ser derrotados de un solo golpe, ni siquiera cuando estaban siendo atacados en terreno difícil. Lo más lógico es que intentaran reagruparse y salir a terreno despejado, donde los romanos eran prácticamente imbatibles. Esto era posible, ya que las legiones tenían establecido un sistema de llamadas y mensajes mediante trompas y trompetas de bronce y/o plata, manejadas por una clase especial de legionarios (los Buccinatores). Pero lo que ocurrió realmente tras esa primera embestida por sorpresa es más terreno de la elucubración que de la Historia.
Posiblemente los germanos fueron minando las legiones mediante cargas rápidas de caballería (de la que los romanos carecían en gran medida) y emboscadas en lugares propicios, dejando un reguero de muertos por todo el camino de lo que ya era una retirada de las tropas, si bien aún organizada.
Según parece se logró mantener la disciplina lo suficiente para plantar un campamento en terrenos elevados para pasar la noche. Carretas e impedimenta fueron quemadas (como mandaba el "reglamento") o abandonadas y a la mañana siguiente se reanudó la marcha.
Ante la más que probable ineptitud de Varo para hacer frente al desastre, el jefe de la caballería romana perdió la calma y se escapó con su regimiento, con la esperanza de alcanzar el Rin. Varo fue herido y se dio cuenta de lo que le harían los germanos si lo capturaban con vida. Para evitar tal destino, se suicidó. Algunos miembros del estado mayor siguieron su ejemplo. Los dos legados que quedaron al mando no sobrevivieron mucho. Uno de ellos ofreció equivocadamente una capitulación, que se convirtió en matanza, y el otro cayó luchando cuando los germanos entraron en el campamento.
[editar] Maniobras de los supervivientes
Los soldados romanos sobrevivientes tuvieron que maniobrar en una franja de tierra de 220 metros de ancho, pero la parte norte estaba fuera del alcance de las flechas germanas. Los legionarios deben de haber comprendido que no podían seguir hacia el noroeste, por lo que probablemente tomaron la ruta más fácil hacia el sudoeste, a Haltern en el Lippe y Xanten en el Rin.
Cuando hicieron su maniobra, no deben haber podido destruir la posición germana en las laderas de la colina Kalkriese. Los restos arqueológicos sugieren que hubo luchas al pie de la colina. Los legionarios siguieron a lo largo de la colina, y los guerreros germánicos deben haber matado a muchísimos de ellos. El registro arqueológico sugiere que hubo luchas en el desfiladero y que los romanos fueron expulsados.
El joven oficial Casio Querea (que se haría famoso en la Historia por matar al emperador Calígula) dirigió la huida de algunos legionarios, que escaparon amparados por la oscuridad de la noche, y por los cuales se conoce la historia del desastre; el resto, unos 18.000 soldados y quizá otras 2.000 personas entre esclavos y sirvientes, fueron muertos o capturados y probablemente ofrecidos como sacrificio, como era costumbre entre los pueblos germanos y celtas. Es imposible calcular las bajas que se produjeron en uno y otro campos. Las romanas debieron ser enormes, ya que las legiones estaban compuestas por unos 5.000 a 6.000 hombres, más las cohortes auxiliares. No es probable que murieran muchos civiles, dado que las legiones no viajaban con la familia (los legionarios en aquella época tenían prohibido casarse) ni con personal civil (excepción hecha de esclavos y sirvientes) que sí abundaba en los campamentos de invierno y en las fortalezas, pero no en los de verano. En cuanto a las bajas germanas, hubo de haberlas, pero son absolutamente incuantificables.
[editar] La reacción de Roma
La clades variana ('la derrota de Varo') alteró al Emperador Augusto más que ninguna otra cosa en su larga vida. El historiador romano Suetonio señaló que aquél se tomó el desastre tan a pecho que «siempre celebró el aniversario como un día de profundo pesar» y «a menudo se golpeaba la cabeza contra una puerta y gritaba: "¡Varo, Varo, devuélveme mis legiones!"». Tomó medidas enérgicas y destituyó a todos los germanos y galos que había en su guardia personal y adoptó la decisión de mandar a su sobrino Germánico a rescatar las águilas de las tres legiones (objetos sagrados para los romanos) y lo envió al mando de ocho legiones (unos 50.000 hombres), pero no con la intención de conquistar la zona, sino más bien de hallar el lugar de la batalla, dar a los muertos el destino necesario y recuperar lo posible y, sobre todo, para no dar una imagen de debilidad. Parece ser que Julio César Germánico cumplió con todo lo encomendado, en especial encontrando el sitio del desastre. La ocasión la describe Tácito en sus Anales:
No lejos estaba el bosque donde se decía que los restos de Varo y de sus legiones quedaron sin sepultura. A Germánico le vino el deseo de tributar los últimos honores a Varo y a sus soldados. Esta misma conmiseración se extendió a todo el ejército de Germánico, pensando en sus parientes y amigos, en los azares de la guerra y en el destino de los hombres... En medio del campo blanqueaban los huesos, separados o amontonados, según que habían huido o hecho frente. Junto a ellos yacían restos de armas y miembros de caballos y cabezas humanas estaban clavadas en troncos de árboles. En los bosques cercanos había bárbaros altares, junto a los cuales habían sacrificado a los tribunos y a los primeros centuriones.
Tras una expedición en la que recuperó las águilas gracias más a la diplomacia que a la guerra y que tuvo carácter propagandístico antes que militar, Germánico volvió a Roma en triunfo y depositó las aguilas y demás objetos recuperados en el Templo de Júpiter.
[editar] Rastros arqueológicos
Se han hecho excavaciones en lo que se supone que es el lugar de la batalla del Bosque de Teutoburgo, siendo uno de los pocos lugares donde los arqueólogos han descubierto el sitio de una batalla abierta. Esto ha aumentado nuestra comprensión de lo que pasó en la masacre del bosque de Teutoburgo.
Durante mucho tiempo se desconocía el sitio exacto de la batalla de Teutoburgo, donde el ejército romano fue eliminado, habiéndose propuesto más de 700 emplazamientos posibles.
El historiador alemán Theodor Mommsen ubicó la batalla cerca de la fuente del Hunte, al norte de Osnabrück y lejos de las colinas; pero la mayoría de los eruditos preferían algún sitio en la parte central de la cadena montañosa boscosa de Teutoburgo (de 110 km de largo y de unos 10 km de ancho).
De acuerdo con esa opinión, en 1875 se construyó una estatua gigantesca de Arminio (Hermann) (de 17 m sobre un pedestal de 30 m) en Grotenburg, a 35 km al sudoeste de Detmold (y 100 km al sudeste del sitio real). El trabajo fue diseñado por E. von Bandel.
Luego, en 1987, un descubrimiento por parte de un arqueólogo aficionado británico, Anthony Clunn (halló 162 monedas romanas conocidas como denarios y tres bolas de plomo del tipo usado en las hondas del ejército romano), y la posterior investigación a cargo de los arqueólogos experimentados conducidos por Wolfgang Schlüter, condujo a una prueba convincente de que la batalla tuvo lugar al norte de la colina Kalkriese, entre los pueblos de Engter y Venne, en el borde norte del bosque de Teutoburgo (Teutoburger Wald), 15.5 km al nor-noreste de la moderna ciudad de Osnabrück (180 km al noreste de Colonia, Alemania).
[editar] Consecuencias
Durante el resurgimiento de los nacionalismos, en especial el alemán, se dio una importancia excesiva a la batalla, cuando —especialmente en Alemania— se convirtió a Arminio y a Varo en símbolos de una eterna oposición entre los "nobles salvajes" germánicos y sus archienemigos latinos.
Sin caer en la sobreestimación, cabe decir que la batalla fue realmente importante: el Imperio romano marcó su límite por el Norte, y los emperadores romanos aceptaron que el coste de someter a esas regiones era demasiado alto para lo que podían ofrecer. Sin duda, durante los siguientes siglos, las tribus germánicas aprendieron de Roma, y Roma aprendió de ellas, y hubo intercambios comerciales y "diplomáticos". Pero las tribus de la Germania Libera permanecieron independientes del poder romano, lo que tendría su posterior reflejo siglos más tarde, cuándo invadieron en oleadas las fonteras romanas.
La derrota, sin embargo, no supuso en aquel momento un golpe tan duro como cabía esperar para el prestigio militar de Roma, ya que lo recuperó en gran medida gracias a las expediciones de Germánico; pero sí constituyó un hecho luctuoso de gran magnitud, hasta tal punto que los números de las legiones derrotadas (XVII, XVIII Y XIX) jamás fueron vueltos a utilizar en toda la historia militar del Imperio romano.
[editar] Literatura
El poeta alemán F. G. Klopstock escribió una trilogía de obras acerca de Arminio.
Tácito, quien fue la fuente más exacta acerca de la batalla de Teutoburgo, lo glorificó como un noble bárbaro.
Artur Balder ha realizado una extensa biografía sobre Arminio, novelando los acontecimientos históricos conocidos mediante las fuentes romanas y arqueológicas y reconstruyendo los años previos a la batalla, la batalla misma y sus consecuencias.
Jörg Kastner dedicó varias novelas a las generaciones de queruscos, empezando por Arminio, con un amplio episodio dedicado a esta decisiva batalla.
Amediche escribió una novela "El Brillo del Águila" en la que recrea en parte la expedición de Germánico.
[editar] Enlaces externos