Música neoclásica
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El neoclasicismo fue una corriente de la música contemporánea del siglo XX que se manifestó especialmente en el periodo de entreguerras, en las década 1920 y 1930. Sus características son un retorno a los grupos instrumentales pequeños (de cámara) en lugar de la gran orquesta; uso de la técnica del concerto grosso; énfasis sobre las cualidades contrapuntísticas; y la evitación de la expresión "emocional" típica del romanticismo.
Se considera generalmente que el neoclasicismo se inicia con una obra de Stravinski, Pulcinella, un ballet para los Ballets Rusos de Diaghilev en el que también colaboraron Picasso y Cocteau y en el que el compositor utilizo música de Pergolesi. Stravinski explorará esta nueva vía en obras sucesivas, como en el Concierto para piano e instrumentos de viento (1924), la Sonata para piano (con referencias a Bach, 1924), la Serenata en la (1925), The Rake´s progress (Mozart), Persephone (Gluck), El beso del hada (Chaikovski), la Sinfonía en do (Haydn), Oedipus Rex (con referencias que van desde Händel a Verdi) y que se cerrará con los Requiem Canticles, obra en que las referencias son al propío dodecafonismo, y que muchos consideran como una obra puramente tal.
Muchos músicos en esos años escribieron obras que podrían considerarse adscritas a esta tendencia. Prokofiev, por ejemplo, en 1918 ya había compuesto una obra que podría considerarse un antecedente claro, la Sinfónica clásica. Ravel firma obras de difícil adscripción estilística, pero que podrían considerarse clásicas como La Alborada del gracioso, La Valse, La Hora española, el conocidísimo Bolero o El niño y los sortilegios.
En Francia, por esos años, el Grupo de los Seis está en plena actividad y tres de sus integrantes, Francis Poulenc, Arthur Honegger y Darius Milhaud puede considerarse que componen obras neoclásicas. También lo hacen Henri Sauguet y Charles Koechlin. En Italia, la corriente es muy importante, y en ella encontramos a Alfredo Casella, Gian Francesco Malipiero, Ildebrando Pizzetti o Giorgio Federico Ghedini.
En España, las obra más características de esta tendencia serán de Falla: El retablo de maese Pedro y el Concierto para clave y cinco instrumentos. Luego, la generación del 27 le seguirá. Ernesto Halffter con la Sinfonietta (1927), su hermano Rodolfo, con el ballet Don Lindo de Almeria y las Sonatas del Escorial, y Gustavo Pitalugga y Salvador Bacarisse.
Otro de los compositores tradicionalmente considerado neoclásico es Hindemith, que se fija al inicio sobre todo en el barroco. Obras suyas como Marienleben o la serie de los Kammermusik irán evolucionando hasta su obra maestra Matías el pintor.