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Invasiones germánicas en la Península Ibérica - Wikipedia, la enciclopedia libre

Invasiones germánicas en la Península Ibérica

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El siglo V es un siglo de transición para la Peninsula Ibérica porque supone el paso de la Hispania Romana a la Visigoda, igualmente, este paso no se produce súbitamente. Este es un período es marcado marcado por las invasiones germánicas de la Península Ibérica.

Tabla de contenidos

[editar] La Península Ibérica en los albores de las invasiones

[editar] Situación política en el Bajo Imperio en los años de las invasiones (406–411)

El contexto político del Imperio Romano de Occidente en los años de las invasiones de los pueblos germánicos fue muy convulsa y prolija en rebeliones en las que siempre Hispania estuvo relacionada. Según narran las fuentes fue el 31 de Diciembre del año 406 cuando alanos, vándalos y suevos y cruzan el limes del Rin, que se hallaba congelado, a la altura de Mainz. Entre los años 406 al 409 anduvieron a sus anchas por las Galias realizando diversas correrías, hasta que finalmente cruzaron los Pirineos para asentarse en Hispania.

Los factores que provocaron o permitieron este acontecimiento son complejos:

  1. A principios del año 407, en Britania es nombrado emperador el usurpador Constantino III. Rápidamente abandona la isla y pasa a las Galias. Tras una primera derrota de su avanzadilla, finalmente, Edobico y Geroncio (generales de Constantino), lograron poner en fuga a Sarus (lugarteniente de Estilicón) que pasó a Italia. Constantino fortaleció los pasos entre Italia y la Galia para evitar la intervención del Imperio desde Italia.
  2. Constantino se establece en Arlés (sede de la prefectura del pretorio de las Galias), nombrado prefecto a Apolinar. En el verano de ese mismo año, ante el rearme de de un gran ejercito en Italia, decidió enviar a su general Gerencio a Hispania, para ello derrotó a las guarniciones que el emperador Honorio tenía en los pasos de los Pirineos. Las guarniciones estaban en manos de familiares suyos: Dídimo y Teodosiolo, que fueron capturados, mientras que Lagodio y Veriano pudieron huir a Constantinopla. Gerencio se estableció en Zaragoza (Tarraconense). Por otra parte, se produjo la ejecución de Estilicón y la deserción de Sarus, por lo que Honorio, abandonado a su suerte, se vio en la obligación de reconocer a Constantino como co-emperador.
  3. En primavera del 409 Constantino pide que Geroncio renuncie al mando de su ejercito en Hispania. Geroncio se revela contra él y nombra emperador a Máximo (posiblemente hijo suyo) el que se instala en la Tarraconense. Geroncio lanza sus tropas contra Constantino y consigue varias victorias sin llegar a aniquilar por completos los ejército rivales. Máximo pactó con los pueblos germanos que saqueaban Aquitania, hecho este que puede explicar la facilidad con la que alanos, vándalos y suevos cruzaron el paso de los Pirineos.
  4. En el año 411 aparece en escena el futuro emperador Constancio, magister militum que es mandado personalmente por el emperador Honorio para sofocar las rebeliones de Constantino y Geroncio. Flavio Constancio se dirige a Arlés, donde Geroncio tenía sitiado a Constantino. Ambos son derrotados por el general leal a Honorio. En Hispania, Máximo va a renunciar a su título y se retira a un monasterio.

[editar] El foedus del 411

Todos los hechos apuntan a que Máximo firmó un foedus con los pueblos bárbaros afincados en Hispania, por el que los germanos formarían parte del ejercito de Máximo como auxiliares, a cambio de recibir territorios en la Península.

En el tratado queda sin dilucidar la forma de asentamiento que siguieron los distintos pueblos. Según Hidacio la distribución de los distintos pueblos se hizo a «suertes». Una revisión historiográfica más reciente nos hace pensar que el término «suertes» empleado por Hidacio, hace referencia no al hecho de la existencia de un sorteo, sino a la creación de sortes (lotes de tierra concedidas a los bárbaros por el sistema de hospitalitas).

De esta forma, parece más lógico pensar que el establecimiento de estos pueblos en la península estuvo más en consonancia con su potencial militar. Así, los pueblos más poderosos elegirían primeros las zonas donde se iban a asentar como federados. La única zona libre de asentamientos bárbaros va a ser la Tarraconense, donde estaba asentado Máximo. Esta circunstancia arroja más valor a la opinión del foedus entre el usurpador hispano y los distintos pueblos bárbaros asentados en Hispania.

[editar] Alanos

Véase también: Alanos

Los alanos eran el pueblo más poderoso de los que cruzaron el Rin. Estaban dirigidos por Adax (o Atax), que recibió las extensas provincias de Lusitania y Cartaginense. El escaso número de población alana hizo que se concentraran en los grandes latifundios propiedad de la clase senatorial o del mismo emperador. De estas grandes propiedades quedan constancia de su existencia en Lusitania, siendo éstas una zona privilegiada para la práctica de la ganadería nómada.

[editar] Vándalos

Véase también: Vándalos

Los vándalos, divididos en asdingos y silingos, se asentaron de forma independiente:

  • Los silingos (dirigidos por Fridibaldo), más poderosos que sus hermanos, recibieron la fértil provincia de la Bética, si bien no es posible especificar qué zonas de la misma eligieron para asentarse, debido a su corta permanencia y a la falta de hallazgos arqueológico.
  • Los vándalos asdingos, dirigidos por Gunderico, se asientan en la zona oriental de Galaecia, en los conventos jurídicos romanos de asturica y clunia.

[editar] Suevos

Véase también: Reino suevo

Los suevos, liderados por Hermerico, se asentaron en la parte occidental de la Gallaecia (conventos jurídicos de Lucus y Braccara). Gracias a que su reino perduró en el tiempo y a la cercanía de Hidacio a este pueblo nos han llegado más noticias y restos arqueológicos de los asentamientos de este pueblo.

No cabe lugar a dudas de que el principal asentamiento suevo en sus territorios fue Braccara (actual Braga). Esta ciudad fue convertida en sede regiae, si bien en los años de expansión hacia el sur del pueblo suevo su centro de operaciones se trasladó hacia Emerita. La otra gran urbe donde se asentó el pueblo suevo fue Lucus Augusta (actual Lugo). En estas dos ciudades galaicas estarían asentadas la mayor parte de los 30.000 suevos. De esta forma, se garantizaban no ser asimilados por una mayoría de población galaicoromana (se estiman en unos 700.000). Este dato hace suponer que gran parte del territorio galaico no se vio afectado por las numerosas correrías del pueblo suevo.

De esta forma, las demás ciudades importantes, dentro de su ámbito de influencia, sólo dispondrían de un reducido destacamento que garantizaría su control. Un claro ejemplo de esto es Portus Cale (actual Oporto) que fue utilizado como bastión en varios episodios de la azarosa historia sueva.

[editar] La intervención visigoda en el escenario de los hechos

Véase también: Reino visigodo de Tolosa

El asesinato de Estilicón en el 408 va a permitir a Alarico penetrar en Italia y ante el ataque de Sarus se ve obligado a entrar en Roma, que saqueó durante seis días, obteniendo un preciado botín (que engrosaría el tesoro real visigodo) y el rapto de la hermana del emperador, Gala Placidia.

Ante la ofuscación del emperador, éste manda dar muerte a su general Estilicón en 408, lo que permite a los visigodos saquear de nuevo Italia e incluso asediar Roma. Entonces, reclamó al emperador Honorio ser nombrado general de los ejércitos del Imperio, pero atacado por las tropas de Sarus, se dirigió de nuevo a Roma saqueando la ciudad durante seis días en agosto de 410 y llevándose consigo como botín a la hermana del emperador, Gala Placidia.

Sus intenciones eran dirigirse al sur y cruzar el Mediterráneo para establecerse en la fértil provincia africana. Sin embargo una gran tempestad dispersa la flota y le impide el paso. En el intento queda apopléjico y morirá en el mismo sur de Italia.

En el 411 Constante, un general hijo del usurpador Constantino III, es traicionado por uno de sus generales que nombra emperador a Máximo. Esta circunstancia hace que Honorio mande a Constancio (futuro emperador Constancio III) para restaurar la autoridad del Imperio en la zona. Además en este mismo año Roma llega a un acuerdo con los pueblos bárbaros asentados en España para que entreguen a los fugitivos seguidores de los antiemperadores.

En el 412 el rey visigodo Ataúlfo se establece en el valle del Ródano, y quiere obtener de Honorio un territorio para asentarse además de suministro de comida a cambio de devolverle a su hermana Gala Placidia raptada en el saqueo de Roma y también a algunos rebeldes que se habían levantado contra el emperador. Honorio se comprometió a darles comida pero el envío de cereales no se produjo porque Heracliano, comes Africae, se había rebelado en la provincia de África. A este hecho se le unió que Roma le dio un foedus a los burgundios en el Ródano, por lo que se produjo una fuerte ruptura entre los visigodos y el Imperio.

En el 414 Ataúlfo se casó con Gala Placidia (hermana del emperador, por lo que el podía optar como sucesor al Imperio Romano) y estableció en Narbona y después en Burdeos creando una corte que emulaba a la imperial, además apoyó al antiemperador Atalo que se había revelado en las Galias. Honorio respondió a la provocación y mandó a Constancio a luchar contra los visigodos. Éstos, con el mar a sus espaldas, se vieron acorralados y decidieron pasar a la Tarraconense estableciéndose en Barcelona.

Ataúlfo cambiará el rumbo de su política, intentando un acercamiento con Roma. Este hecho no va a ser visto con buenos ojos por la facción antiromana y a principios del verano de 415 es asesinado por Dubio, leal al general Sarus. Valia, hermano del rey asesinado, intenta ejercer sus derechos sucesorios, pero rápidamente la facción golpista (amalos) colocan en el poder a Sigerico, hermano de Sauro.

Sigerico va a estar en el trono apenas seis días, pero sin embargo sus acciones va a dar rápida muestra de sus intenciones. Va a matar a los hijos de Ataúlfo y tomará acciones contra su esposa Gala Placidia. Estos hechos provocarán la reacción del bando antiromano liderado por Valia (líder de la facción baltha).

Valia (415–418) intentará cumplir el sueño del paso a África pero, una vez más, una tempestad va a frustrar la tentativa visigoda. Acorralado y sin víveres se ve obligado a firmar un foedus con Honorio. Valia se comprometía a entregar a Gala Placidia y a expulsar de Hispania a los pueblos germanos asentados. A cambio, el emperador Honorio entregaría 600.000 medidas de trigo a los visigodos.

Entre el 416 y el 418 los visigodos luchan contra los vándalos silingos y los alanos, que fueron derrotados y aniquilados. En el 417 Valia penetra en la Carthaginense y derrota a los vándalos silingos en la Bética, capturando a su rey Fredebaldo. En el 418 el rey alano Adax muere a manos de los visigodos. Como consecuencia de todo ello, Gunderico se proclamará en el 419 como Rex Wandalorum et Alanorum.

Cuando se disponía a atacar a los otros pueblos, Honorio llama a los visigodos para que se asienten en la Aquitania secunda, estableciendo la capital del reino en Burdeos. Pero sin permiso romano Alarico traslada la capital a Tolosa ocupando la Narbonensis prima. Valia muere en este mismo año y Teodorico I, hijo ilegítimo de Alarico, es el primer rey del Reino visigodo de Tolosa.

[editar] El paso a África del pueblo vándalo

Véase también: Vándalos

La antigua provincia de Gallaecia (ocupada por vándalos, asdingos y suevos) se había visto exenta de las campañas de Valia. El enfrentamiento entre ambas era inevitable. Así, en el 419 se produce una batalla en los montes Nervasos (tradicionalmente localizadas junto al río Sil, pero existe una teoría que los sitúa en el occidente del Sistema Central —provincia de Ávila—), entre los suevos de Hermerico) y los vándalos de Gunderico. Roma va a procurar que exista una paridad de fuerzas entre los pueblos bárbaros para que ninguno se haga fuerte en la península y suponga un peligro para el Imperio.

De esta forma, en 420, el comes Hispaniarum Asterio atacó a los vándalos asdingos, el enemigo más peligroso, y les obligó a levantar el asedio. Maurocellus (vicarius Hispaniarum) al mando de un ejército comitatense, reunido en Tarraco, auxilió a Asterio. Los romanos persiguieron a los vándalos hasta Braccara Augusta, donde finalmente fueron alcanzados y derrotados, si bien gran parte de la población vándala pudo huir hacia la Bética.

En este mismo año Gunderico incitó la segunda usurpación de Máximo,[1] refugiado entre los suevos tras la derrota de Geroncio. Asterio va a sofocar la rebelión y capturará al usurpador y a su lugarteniente Jovino (de posible origen hispanorromano), que serán llevados hasta la corte imperial en Rávena donde serán cruelmente ajusticiados en el año 422.

Los Vándalos (reunificados tras la marcha de los asdingos al sur) provocaron la nueva intervención de Roma. De esta forma, Roma mandará un nuevo ejercito al mando del magister militum Castino. Éste era mucho más poderoso que su predecesor ya que contaba con la ayuda de auxiliares visigodos que acudieron como federados de Roma. Según nos cuenta tanto Hidacio como Olimpiodoro, Teodorico I e incluso el comes Africae Bonifacio, abandonaron las filas del ejercito antes de la batalla dejando al ejercito imperial deshecho en manos de los vándalos que aniquilaron fácilmente a los imperiales.

En los años siguientes se va a producir una expansión paulatina de los vándalos que en el 426 van a llegar al Mediterráneo, apoderándose de la Bética y la Cartaginense, e incluso ocupan las islas Baleares. Desde los puertos mediterráneos los vándalos van a ejercer un feroz piratería sobre todo el mediterráneo occidental, provocando incluso que peligre el abastecimiento de trigo de Roma. Esta expansión no se entiende sin el apoyo hispanorromano, que llegó a facilitar la salida de los vándalos hacia África.

Sin duda la situación de inestabilidad política y vacío de poder en Roma, tras las muertes de Honorio (423) y Constancio III (421), favorecieron tanto la expansión sueva —por la Gallaecia y norte de Lusitania— y la vándala por el litoral mediterráneo. En Roma, después de la fugaz usurpación de Juan, se va a imponer a Valentiniano III, que gobernará bajo la regencia de su madre Gala Placidia. Se producirá una lucha de poderes por ejercer el control fáctico del Imperio, que finalmente conseguirá el último gran general romano Aecio.

En el 429, siguiendo la crónica de Hidacio, el líder militar Heremigario realiza una incursión hacia el sur, encontrándose con los vándalos, ante los que cae derrotado a las orillas del río Anas (Guadiana) intentando escapar de la persecución vándala. En este mismo año fallece Gunderico, el nuevo rey será Genserico, que será llamado por el comes Bonifacio para ayudarlo contra el emperador. A la llegada del pueblo vándalo a África la situación de paz con el imperio se había restablecido, pero Genserico decide establece en la provincia africana y los vándalos desaparecen totalmente (junto con los alanos) de la Península Ibérica.[2]

Genserico contó a su pueblo para saber los barcos que necesitaba. Se calcula que el contingente que pasó el estrecho fue de unos 80.000 hombres, de los cuales 15.000 eran guerreros. A estos se les unió un pequeño grupo de alanos.

[editar] El ocaso de la romanidad y la expansión del Reino Suevo

Véase también: Reino suevo

La expansión de los suevos se debió a que, pese a ser una minoría, los vándalos se fueron al norte de África y los suevos al no tener ya rival en la península se expande por la Gallaecia, Lusitania, Cartaginense y la Bética (429–456). En el 456 Roma manda a Teodorico II contra los suevos, al mando de Rekhiario, que son derrotados en la batalla de río Órdigo, terminando así su fase de expansión.

La crónica de Hidacio nos dice que en el 430 Galicia tenía dos poblaciones: galaico-romanos y los suevos que se establecían en las zonas rurales y que en muy pocas ocasiones ocupaban una ciudad (casos de Braccara y Lucus). No sabemos exactamente cuántos suevos se establecieron en el noroeste peninsular. Thompson habla de entre 20.000 y 25.000. Reinhart eleva la cifra hasta 35.000. Todo ello sobre una población de la Gallaecia estimada en unos 700.000 individuos.

En el 430 los suevos asolaron el interior de Galicia y los hispanogaláicos tuvieron que defenderse de ese ataque, atrincherados en sus castros, llegando a la paz. La paz fue poco duradera y se generalizaron los actos de pillaje. En el 431 el propio Hidacio fue enviado a hablar con Aecio para colocar a los suevos como federados. Aecio no estaba dispuesto y envío un ejercito al mando del comes Censorio, pero las tropas romanas no atacaron viendo su inferioridad. En el 432 se llegó a una paz firmada por los suevos de Hermerico (406–438) y los obispos a cambio de la entrega de algunos rehenes suevos. Esta paz se renovó en el 437 y en el 440, con sendas embajadas de Censorio. En este año Hermerico estaba enfermo y asocia al trono a su hijo Rékhila. En el 441 muere Hermerico y le sucede Rékhila (441–448) que estaba asociado al trono.

En su reinado se produjeron bastantes hechos. Se produjo la expansión de los suevos, ignoró el reparto de zonas del tratado de Roma e invadió la Bética luchando contra los hispanoromanos dirigidos por Andevoto, a los que venció en la batalla del río Genil (438) en la que consiguió un cuantioso botín de oro y plata. En el 440 sitió y tomó la ciudad de Mérida, la capital de la Lusitania, que fue incorporada al reino suevo. Tomo Sevilla en el 441 por lo que paso a dominar la Bética y la Cartaginense e hizo frente a la piratería vándala y se le achacan practicas priscilianistas. Finalmente en el 446 va a derrotar al magister militum de la Galia Vito, que entró en la península con la intención de retornar Hispania al orbe romano. A su muerte sólo la Tarraconense estaba bajo control romano, aunque también fue escenario de escaramuzas suevas.

Rekhiario (448–457) sucedió a su padre y representó la conversión de los suevos al cristianismo, puesto que eran arrianos. Según Hidacio cuando llegó al trono era católico, pero según San Isidoro se convirtió cuando ya era rey (entre estas opciones parece más aceptable la de San Isidoro). Manuel Torres López[3] defiende la conversión en masa del pueblo suevo. En el 465 el rey Remismundo de nuevo se convirtió al arrianismo y las crónicas si que recogen este hecho al contrario que la conversión de Rekhiario.

Los suevos eran un pueblo federado del Imperio, pero la actuación de Rekhiario los llevó a la ruina. Este se casó con una princesa visigoda hija de Teodorico I y se unió al movimiento bagauda que atacó Tarazona, para después saquear la comarca de Zaragoza y apoderarse de Lérida. Además participo en la batalla de los Campos Cataláunicos (453) en la que murió el general romano Aecio y Teodorico I. Esto supuso para Roma la pérdida de su mejor general, lo cual permitió los sucesivos ataques vándalos a Roma, que fue incendiada en el 455.

Ante esta debilidad, Teodorico II puso en el trono a Avito que era el magister militum de la Galia. Rekhiario, ante su debilidad en el poder, atacó de nuevo la Cartaginense que había vuelto a dominio romano y la Tarraconense donde consiguió un gran botín, además acuño moneda propia. Esta situación llevo a los visigodos y burgundios como pueblos federados de Roma a luchar por los intereses imperiales y atacaron a los suevos que fueron derrotados en la batalla del río Órdigo en el 456. Después ocuparon Braga y el rey suevo se vio obligado a replegarse a Oporto donde fue capturado y ajusticiado. También ocuparon Mérida dejando allí en el poder al visigodo Agiulfo. A su vuelta a Tolosa los visigodos arrasaron Astorga y Palencia y sólo el castrum de Coyanza (Castrum Coviacense) resistió de modo eficaz y consiguió rechazar el asedio visigodo.

Parece difícil que después de este duro golpe el reino suevo sobreviviera. En Mérida Agiulfo intentó ocupar el trono suevo traicionando a Teodorico II pero este fue derrotado por los suevos, que se dividieron en dos facciones:

  • La zona norte (Lugo) que apoyaba a Frantán (457) que asesinó a Rekhiario.
  • La zona sur (Braga) que apoyaba a Maldras (457–460) legítimo sucesor de Rekhiario.

Frantán va a morir en el 457 y quedará Maldras en el poder al que sucederá su hijo Remismundo (460–469), al que le va a salir un competidor llamado Frumario (460–464) al que siguió una parte del pueblo, provocando una nueva división del reino. En el 464 se produce su muerte y gobernará en solitario Remismundo hasta el 469.

A los años de paz con la población galaicoromana durante la expansión sueva le siguieron otros de feroz lucha. En el 457 Maldras saquea Lusitania, algo que también ocurre en el 459 además de en Lusitania en Gallaecia. Los intentos de Mayoriano y Teodorico II hicieron que fructificase la paz y un ejercito tomo de forma pacífica Sevilla. Aunque a la muerte de Mayoriano en el 461 se produjeron nuevas razzias. Los suevos emprendieron la lucha con la ciudad de Coimbra que tomaron en el 467; en este mismo año se llegó a la paz con el pueblo indígena de los aunonenses, probablemente cerca de Tuy.

En el 457 Teodorico II envío a parte de su reino a los Campos Góticos y ocupó Palencia, Astorga, mientras que los suevos seguían divididos porque apoyaban a distintos reyes. En el 475 se llega a la paz y en el 476 accede al poder suevo Remismundo. Otro problema fue la ocupación de los vándalos de Alicante y Cartagena.

Remismundo hizo la paz con Teodorico II y existió una gran influencia en el pueblo suevo por parte del visigodo, hasta el punto que se cree que la reconversión de Remismundo al arrianismo se debe a esta situación.

Eurico (466–484) va a mantener la misma política que Teodorico II, aunque con una mayor contundencia y ante la toma por parte de los suevos de Lisboa responde con un ataque a los suevos y en el 468 toma de nuevo Mérida y arrincona a los Suevos en el noroeste peninsular.

[editar] Véase también

[editar] Notas

  1. Según la Chronica Gallica esta nueva usurpación debe ubicarse en el año 420.
  2. Existen diversas teorías que justifican esta nueva migración del pueblo vándalo. Una teoría afirma que fueron llamados por el comes Africae, Bonifacio, en plena guerra con Aecio por ejercer su influencia sobre el joven Valentiniano III. La teoría se apoya en los textos de Procopio y Theophanes. Otras teorías dan más peso a la presión a la que sometían los ejercito privados de los grandes terratenientes béticos a los vándalos. No obstante nunca hay que olvidar las necesidades alimenticias de los vándalos y la riqueza cerealística de África, granero del Imperio, como motivo de la migración.
  3. XX.


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