Combate Naval de Talcahuano

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Combate Naval de Talcahuano
Parte de Guerra de Independencia de Chile
Fecha 28 de octubre de 1819 Lugar Talcahuano Resultado Vistoria patriota. Captura de cinco transportes.
Beligerantes
Gobierno provisorio de Chile	Monarquía Española[1]
Comandantes
Manuel Blanco Encalada	s/d
Fuerzas en combate
Flota Patriota Buques San Martín, Lautaro, Chacabuco y Araucano.	Flota Realista Fragata María Isabel, con diez cañones y cinco transportes.

Campaña de la Patria Nueva
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Después de la derrota realista en la Batalla de Maipú, Mariano Osorio, de acuerdo con el Virrey del Perú, decidió abandonar Talcahuano lo que hizo el 8 de septiembre, dejando el resto de su ejército al mando del coronel Juan Francisco Sánchez con la consigna de retirarse al sur y sostener la guerra con el concurso del pueblo mapuche.

Entretanto, el rey Fernando VII, aprovechando la paz con Francia, resolvió enviar un fuerte ejército para someter a las Provincias Unidas del Río de la Plata y otro para reforzar reforzar las fuerzas realistas en Chile. De acuerdo con este plan, el 21 de mayo de 1818 salió da Cádiz la fragata María Isabel, de diez cañones, con un convoy de once transportes que conducían una fuerza de 2.080 hombres.

El Gobierno de Bernardo O'Higgins tuvo noticias de esta expedición y de que su destino era Talcahuano. dispuso que la recién formada Escuadra Chilena interceptara al convoy.

El 9 de octubre zarparon de Valparaíso, al mando del comandante general de marina, capitán de navío Manuel Blanco Encalada, cuatro buques chilenos: el San Martín, comandado por Guillermo Wilkinson; la Lautaro, de Carlos Wooster; la Chacabuco, de Francisco Díaz; y el Araucano, de Raimundo Morris.

Debido a los fuertes vientos del sur, Blanco Encalada tardó diecisiete días en enfrentar a Talcahuano. A raíz de esta demora lograron escapar tres de los once transportes. Blanco Encalada ordenó que el Araucano se acercara a reconocer la bahía mientras él en el San Martín con la Lautaro se dirigió a la isla Santa María. En ella se apoderó de las instrucciones que el comandante de la María Isabel había dejado con cinco marineros para los siete transportes que venían retrasados.

De acuerdo con esto, esperaba encontrar en Talcahuano a la María Isabel y cuatro transportes; pero, en realidad, Sánchez había ya despachado los transportes al Callao. A las once de la mañana del 28 de octubre, el San Martín y la Lautaro entraron en la bahía de Talcahuano izando la bandera inglesa.

El comandante Capaz, de la María Isabel, al ver que los buques penetraban resueltamente en la bahía, disparó cuatro cañonazos. Los buques chilenos, por toda respuesta, cambiaron la bandera inglesa por la chilena y se dirigieron hacia la fragata sin hacer fuego.

La María Isabel disparó una andanada con todos sus cañones de babor, pero viendo que era inútil intentar una defensa por su posición y la desigualdad de las fuerzas, se fue a varar en los bajos de la isla de Rocuant. Las fuerzas chilenas abriron fuego de fusilería para rendir a la nave sin dañarla. La marinería del buque español se arrojó al agua, dejando sesenta fusileron para su defensa. Blanco Encalada destacó una colomna de cincuenta marineros al mando de los tenientes Bell y Crompton, que se apoderó del buque. Al mismo tiempo desembarcó a 150 fusileros a fin de defenderlo de las tropas de tierra, mientras podían zafarlo ayudados por la alta marea.

Este destacamento fue arrollado por los realistas que habían llegado de Concepción y tuvo que reembarcarse. Blanco Encalada utilizó los cañones del buque capturado, cargados con metralla, para repeler a los realistas durante todo el día, rechazando también un ataque nocturno.

Al día siguiente, a las once de la mañana, cambió el viento, al mismo tiempo que subía la marea, y la María Isabel se zafó del cieno que la aprisionaba y comenzó a navegar, saludada por los vivas y los hurras de los chilenos. Blanco Encalada se dispuso, entonces, a esperar a los transportes que, uno a uno fueron llegando a Talcahuano, los días 11, 12 y 14 de noviembre y, engañados por la bandera española que enarbolaba el buque, se colocaron a su costado siendo capturados por los soldados chilenos.

De los once transportes que partieron de Cádiz, uno quedó en Tenerife, por inútil, otro recaló en Buenos Aires, cuatro prosiguieron al Callao y los cinco restantes fueron capturados por la Escuadra Chilena que vio así incrementada su escasadotación de buques, además, con una fragata, la María Isabel que, por ley de 9 de diciembre, pasó a llamarse O'Higgins.

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