Carlos Barbarito
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Carlos Barbarito (n. Pergamino, 6 de febrero de 1955) es un escritor argentino, y ha publicado libros de poesía y de crítica de artes plásticas.
Tabla de contenidos |
[editar] Poesía
Poesía quebrada; Teatro de lirios; Éxodos y trenes; Páginas del poeta flaco; Caballos y otros poemas; Parte de entrañas; Bestiario de amor; Viga bajo el agua; Meninas/Desnudo y la máscara; El peso de los días; La luz y alguna cosa; Desnuda materia, La orilla desierta;Piedra encerrada en piedra , Les minutes qui passent y Figuras de ojo y sombras
[editar] Crítica de artes plásticas
Acerca de las vanguardias, en Arte argentino siglo XX, y Roberto Aizenberg. Diálogos con Carlos Barbarito.
[editar] Antologías y obras colectivas
Sus poemas fueron incluidos en: Nacer en los 50; Four argentine Poets; Breve muestra de la poesía contemporánea del Río de la Plata; 70 poetas argentinos 1970-1994; Poesía argentina año 2000, Voix d´Argentine ; Words-Myth The First ; Verso Sur. Poesía argentina contemporánea. Un texto suyo fue recogido en Grageas. 100 cuentos breves de todo el mundo.
[editar] Premios
- Premio Fundación Alejandro González Gattone
- Premio Fondo Nacional de las Artes
- Premio Dodero de la Fundación Argentina para la Poesía
- Premio Bienal de Crítica de Arte Jorge Feinsilber
- Premio César Tiempo
- Premio Raúl Gustavo Aguirre de la SADE
- Menciones de Honor Leopoldo Marechal y Carlos Alberto Débole
- Gran Premio Libertad
- Premio Francisco López Merino
- Premio Hespérides
- Premio Iparragirre Saria
- Mención Plural de México.
- Mención honorífica Concurso de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires
Figura en el Breve diccionario de autores argentinos desde 1940, Atril, Buenos Aires, 1999, a cargo de Silvana Castro y dirigido por Pedro Orgambide; en el Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española 1951-2000 , investigación realizada por el Dr. Juan Ruiz de Torres entre 1991 y 2000 para una tesis doctoral de la Universidad Autónoma de Madrid, Altorrey Editorial, CD ROM; en el Diccionario de Autores Argentinos , Programa Cultural de Petrobras, Buenos Aires, 2007, a cargo de Alejandro Leibovich y Sandra Cotos y prologado por Héctor Tizón; en ABC de las Artes Visuales en la Argentina , a cargo de Osvaldo Svanascini, Artotal, Buenos Aires, 2006.
Sus textos sobre arte y literatura y su obra poética están traducidos, en parte, al inglés (por Brian Cole, Jonah Gabry, Héctor Ranea, Stefan Beyst, y Ricardo Nirenberg), al francés (por Chantal Enright, Jean Dif, Frie Flammend y Elina Kohen), al portugués (por Andréa Santos, Andréa Ponte, Ana María Rodriguez González, Rudolph Link y Alberto Augusto Miranda), al italiano (por D.Gg. Dellisola y Alessandro Prusso), al griego (por Paul Papadopoulos) y al holandés (por Stefan Beyst).
[editar] Críticas
De acuerdo con Borges, creo que, además de lo que propone Ortiz, el valor general y universal en Barbarito es una manera de exigir la desterritorialización de la poesía, la superación del autoctonismo. A través de la abstracción geográfica –la falta de referencias a Argentina o América Latina– y del tratamiento de temas metafísicos y no atados al contexto social inmediato, los poemas reclaman su lugar en lo literario (como lo ha definido la tradición occidental) y no lo argentino. Puesto que Yolanda Ortiz Padilla ya descubre en la obra de Barbarito la influencia y voz de Borges, no es difícil suponer que los poemas sirven en parte como respuesta a esa expectativa injusta que, según Borges, el mundo occidental y los nacionalistas argentinos han impuesto sobre el mundo colonizado.
Jonah Gabry, de El viaje y la ausencia. Una lectura de Momentáneo reflejo en el agua quieta, en http://vigabajoelagua.blogspot.com/
El ojo de Barbarito, fragmentado en visiones como espejos rotos, solo está en capacidad de rendir cuentas de lo que percibe: un caos de cosas sin meta en el universo. A veces hay belleza, pero en contraste con una atmósfera trágica que es la res extensa del mundo, su fundamento y argamasa. Oprime en sus versos un materialismo fatalista que expresa la idea incurable del deterioro cosmológico, no como crueldad del tiempo, sino como mácula de nuestra propia existencia.
Guillermo Fernández, en http://d-sites.net/barbarito/español/sobrefernandez.htm
Y esa poesía necesaria está escrita en una lengua menor pues, a partir de la amplia red de relaciones culturales que la sostienen -que van desde Buda a Montale, desde Jackson Pollock a Beckett y Klee- y cuyo manejo da cuenta de su condición de escritor posmoderno, Carlos construye un lenguaje que es como el reverso de las voces sociales hegemónicas y mayoritarias: una lengua a la vez escueta y de una densa materialidad, frente a una lengua a la vez abigarrada y vacía que nos invade desde los medios de comunicación y los centros de poder; una lengua que se aferra a lo concreto -un clavo en la boca, un muro, una lluvia densa, una tierra devastada o un caballo, un niño, un animal- y nos enfrenta sin la menor concesión al énfasis o la declamación, con las interrogantes fundamentales, frente al lenguaje hueco y ampulosamente afirmativo del mundo.
Cristina Piña, en http://d-sites.net/barbarito/español/sobrepina.htm
Hay posiblemente, en la génesis de la poesía de Barbarito, mucho de irracionalismo, de ebriedad dionisíaca. Más que el sentido lógico de cada poema hay que buscar un sentido emotivo en el conjunto, porque cada uno de sus libros se va edificando como mosaico, por acumulación de palabras e imágenes emocionalmente significativas. De ahí que el poeta se sienta en comunión espiritual y atemporal con El Bosco, que en su Jardín de las Delicias y su Infierno Musical quizás le brinda no una imagen distorsionada de la realidad, sino una imagen sospechosamente lúcida. Por eso es al pintor a quien le pregunta: ¿Hay camino, verdad, palabra, iris de luz, / bajo la pila de heno que a todo aplasta?.
Guillermo Eduardo Pilía, en http://d-sites.net/barbarito/español/sobrepilia.htm
La tierra, la carne, el barro de la vida, entendemos que es la del propio ser humano, la del sujeto poético, auténtico escenario del conflicto, que adquiere, ante la economía de recursos, dimensiones de conflicto eterno, llevado hasta lo mítico.
Joaquín María Aguirre, en http://www.ucm.es/info/especulo/numero10/c_barbar.html
Mediante nada generalizantes idiosincrasias, Barbarito interroga la realidad mediante un plan distanciante, instalando estilos dentro del estilo, momentos de permisividad en la sintaxis. Oye su conversación: “Aquí y solo, hablando con nadie”. En tanto rechazo de la nomenclatura poética en tono realista, y sobre todo en tanto discrepancia estética con sus caprichos, esta lírica impone una oferta de deriva, la del significado, en la cual, no obstante, ninguna propedéutica queda interrumpida. Por el contrario, las palabras alertan al conocimiento para que tenga ganas de estar más cerca de ellas, que son su propio proyecto, el lugar de sus ideas. Para lograr su cometido, el lenguaje recupera los primeros momentos de su comienzo, esas instancias anteriores al origen, en las cuales actúa fuera de todo propósito para poder seguir preguntando: “En qué dialecto, por qué gracia, /a través de que mecánica”. Es lo que llamo aquí, poesía del folio, esto es, aquella que articula su actuación a partir del archivo de sentidos de la palabra. En el folio se pacta la representación. La vida a partir de lo vivido, vívido. De esta manera, la información de lo real expuesta por la intimidad del lenguaje incluye la opinión y el rastreo de los sentimientos como acceso antes no considerado, como peregrinaje hacia un punto de partida siempre itinerante. Las enmiendas de la posibilidad (lo que siempre puede ser aunque no exista) no son las de la razón establecida por prerrogativas lógico lineales. No es esa la razón en juego. Hay otra por su causa. Una razón paralela: co-razón. El corazón con razón.
Eduardo Espina, de Una poesía de folios y estrategias, inédito.
En cada uno de sus textos, a menudo breves, concentrados, el poeta nos trasmite su experiencia de existir en este mundo: un penetrante sentimiento atravesado por la transitoriedad. Sentimiento angustioso, donde las imágenes de lo temporal cotidiano se repiten en una escala más amplia: un astro que se apaga o una piedra en la que la primigenia violencia de la expansión cósmica está solidificada. También en la dimensión espacial, la esfera que rodea a cada individuo parece expandirse y descomponerse en innumerables espacios paralelos, en que todo y todos siguen una trayectoria desde el origen al fin en medio de una completa indiferencia. Como la materia está sometida a la gravedad, el viviente está sometido al deseo, con la diferencia de que, en los seres vivientes, el deseo de comer, que implica el sacrificio de otras cosas y seres, no es más que un aplazamiento de la muerte propia, mientras que el deseo de copular -la celebración de la carne que promete liberar de la temporalidad- acaba en el engendramiento de nuevas vidas condenadas a la muerte. El deseo como una culpa, de la que queremos limpiarnos como el diluvio limpia la tierra: la irrefrenable progresión del tiempo incita al deseo a invertir el movimiento en una regresión que engendra las figuras de un contramundo, de una naturaleza mítica: la infancia, la existencia en un mar primordial, la inmortalidad en el paraíso -figuras que no dejan de radiar desde el fondo de este mundo opuesto e invisible-.
Stefan Beyst, del Prólogo de Les minutes qui passent, http://vigabajoelagua.blogspot.com/
[editar] Enlaces externos
- Sitio oficial, multilingüe
- Portal del escritor
- Blog de Carlos Barbarito
- Información bibliográfica actualizada
- Yolanda Ortiz Padilla, Las preguntas elementales
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