Xibalbá
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Fray Francisco Jiménez tradujo la obra aborígen guatemalteca Popol vuh [(Pop wuj) en k'iche' correcto.] "Libro de los acontecimientos" al español con sus prejuicios católicos. Por lo tanto se refiere al Xibalbá como el Infierno, Mundo telúrico gobernado por los Ajawab del Xibalbá o señores del infierno. Sin embargo el "mal" está explicitamente representado por cualidades de otros seres como Wuqub Qak'ix y su familia o defectos en las personalidades de los primeros seres humanos creados. Xib'alb'a no es el infierno ya que representa a la muerte y la enfermedad, vistas como parte de la existencia y no como castigo. Es más preciso referirse a Xib'alb'a como el inframundo.
Una de las partes del Popol Vuh narra el enfrentamiento entre los Señores de Xibalbá (el inframundo maya) y dos pares de gemelos divinos: en primer lugar Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú, y tras ser derrotados, sus hijos Hunahpú e Ixbalanqué, que saldrán victoriosos gracias a su ingenio y conocimiento de la magia. En ambos casos son llamados por los Señores de Xibalbá debido a que les molesta que hagan ruido al jugar a la pelota sobre la superficie de la tierra. Una vez allí serán retados a realizar varias pruebas y a jugar al juego de pelota. Así, mientras se cuentan los acontecimientos de dichos enfrentamientos, se hace una descripción de Xibalbá y del camino que hay que recorrer antes de llegar a él, lo cual nos permite hacernos una idea de la visión maya quiché del inframundo.
El camino hacia Xibalbá se nos describe como un descenso por unas escaleras muy inclinadas que desembocan en la orilla de un río el cual recorre barrancos y jícaros espinosos. A continuación hay otros ríos e incluso uno de sangre, para después abrirse un cruce de cuatro caminos: uno rojo, otro blanco, otro amarillo (o verde en el caso de Hunahpú e Ixbalanqué) y otro negro. El último es el que se dirige a Xibalbá, exactamente a la sala del consejo de los Señores de Xibalbá.
En cuanto a las pruebas que los Señores de Xibalbá hacían pasar, el Popol Vuh nos cuenta que eran muchos los lugares de tormento y los castigos de Xibalbá: el primero era la Casa Oscura, “en cuyo interior sólo había tinieblas”; el segundo la Casa del Frío, donde “un viento frío e insoportable soplaba en su interior”; el tercero era la Casa de los tigres, donde los tigres “se revolvían, se amontonaban, gruñían y se mofaban”; el cuarto la Casa de los murciélagos, donde “no había más que murciélagos que chillaban, gritaban y revoloteaban en la casa”; el quinto se llamaba la Casa de las Navajas, “dentro de la cual sólo había navajas cortantes y afiladas” En otra parte del Popol Vuh dice que hay una sexta casa llamada la Casa del Calor, "donde sólo habían brasas y llamas".
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