Pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936
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Pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 | |||||||||
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Parte de Guerra Civil Española | |||||||||
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Beligerantes | |||||||||
II República española | Fuerzas Sublevadas | ||||||||
Comandantes | |||||||||
General José Miaja | General José Sanjurjo General Emilio Mola General Francisco Franco General Gonzalo Queipo de Llano |
El pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 fue una sublevación militar dirigida contra el gobierno de la Segunda República Española y cuyo fracaso parcial condujo a una guerra civil y, derrotada la República, al establecimiento del régimen franquista, que se mantuvo en el poder en España hasta 1975.
[editar] La situación política y social en vísperas del pronunciamiento
Desde el advenimiento de la Segunda República Española y especialmente desde la llegada al poder de la CEDA, el clima de violencia y extremismo político se había ido incrementando, casi sin interrupción. Importantísima en este sentido fue la Revolución de 1934 y la consiguiente represión, hasta el punto que algunos autores[1] llegan a afirmar que la Guerra Civil comenzó con dicha revolución.
El triunfo del Frente Popular en las elecciones parlamentarias del 16 de febrero de 1936 consolidó la polarización extrema de la vida política. Inmediatamente las organizaciones revolucionarias que integraban o apoyaban dicho Frente (PSOE, UGT, PCE, CNT, POUM, etc.) se lanzaron a una campaña de movilizaciones de masas (huelgas, manifestaciones, algaradas, ocupación de tierras, quema de iglesias...) en un ambiente claramente prerrevolucionario.
Pronto surgieron o entraron en acción grupos paramilitares revolucionarios o contrarrevolucionarios que con sus tiroteos y atentados, muchas veces indiscriminados, crearon una imparable espiral de acción-reacción. Los grupos políticos en auge eran los más extremistas de cada bando: Falange Española que se nutría de los descontentos de la CEDA y prácticamente había absorbido a su rama juvenil[2] ); y los afines a Largo Caballero (a quien significativamente empezaron a llamar El Lenin Español) dentro del PSOE.
Por su parte, la victoria del Frente Popular y el creciente clima revolucionario y violento convenció a muchos de que la República y la democracia habían fracasado y que se imponían soluciones drásticas.
En la sesión parlamentaria del 16 de junio de 1936 el líder de la oposición Gil-Robles presentó un informe sobre los desórdenes ocurridos desde las elecciones que incluía 170 iglesias incendiadas, 251 intentos fallidos de quema de iglesias, 269 muertos y 1.287 heridos por asesinatos políticos y choques callejeros, 133 huelgas generales y 218 parciales. Aunque la exactitud de las cifras es difícilmente verificable y fueron rebatidas por diputados de Frente Popular en la mencionada sesión,[3] dan una clara idea de la magnitud de los problemas.
[editar] Los motivos de la rebelión
En el ambiente que reinaba en España en la primavera de 1936, las clases medias y altas temían que una oleada implacable de violencia atea y revolucionaria barriese la sociedad y la Iglesia.[4] Este temor se acrecentaba con los discursos revolucionarios de Largo Caballero y otros dirigentes extremistas, y con las proclamas de la prensa izquierdista. También contribuían al pánico la prensa derechista y los beligerantes discursos de Gil Robles y José Calvo Sotelo.
[editar] Los preparativos
Desde el mismo momento de la victoria electoral del Frente Popular, oficiales reaccionarios y monárquicos comenzaron la preparación de una sublevación militar.[5] El asesinato de Calvo Sotelo convenció de la necesidad de dar el Golpe de Estado a los militares que aún estaban indecisos, entre ellos y según Preston, a Franco. Este Golpe de Estado estaba preparado por Mola (el Director) para mediados o finales de Julio desde hacía tiempo (el Dragon Rapide ya estaba en camino), y contaba con el apoyo de la Falange y de los movimientos conservadores y católicos. El levantamiento acababa de comenzar.
[editar] El papel de Franco durante los preparativos
[editar] El detonante: los asesinatos del Teniente Castillo y José Calvo Sotelo
En la dinámica de venganzas y represalias de aquellos dias, y con la fecha del pronunciamiento fijada para los dias 10 al 20 de julio,[6] el 12 de julio muere asesinado por pistoleros de extrema derecha, carlistas para algunos historiadores, falangistas para otros,[7] el teniente de la Guardia de Asalto José Castillo.
Castillo era conocido por su activismo izquierdista y por negarse a intervenir contra los manifestantes de la Revolución de 1934. Estaba acusado ser el culpable de la muerte de Andrés Sáenz de Heredia, primo de José Antonio Primo de Rivera. Además era miembro de la UMRA, instructor de las milicias de la juventud socialista[8] y número dos en una lista negra de oficiales prorrepublicanos supuestamente confeccinada por la UME y cuyo número uno, el capitán Carlos Faraudo ya había sido asesinado.[9]
El mismo día de su asesinato, en Ketama (Marruecos), varios de los golpistas celebraron el "Juramento del Llano Amarillo", donde se perfilaron los detalles de la próxima sublevación.
A primeras horas del dia siguiente, 13 de julio, un grupo de guardias de asalto salió a vengar la muerte de su compañero en la persona de algún político de derechas. Buscaron primero a Antonio Goicoechea y a Gil-Robles, pero al no encontrar a ninguno de ellos secuestran y matan a José Calvo Sotelo miembro del parlamento y líder de Renovación Española.
La rápida condena del crimen por parte del Gobierno y el arresto inmediato de quince oficiales de la Guardia de Asalto no sirvieron para disipar las dudas y varios diputados acusaron al Gobierno de estar implicado en el crimen durante el debate parlamentario que trató del asesinato de Calvo Sotelo. En cualquier caso, para cualquier observador imparcial, era intolerable que un líder de la oposición hubiera sido asesinado por oficiales uniformados conduciendo un vehículo del Gobierno.[10]
La conmoción que siguió al asesinato de Calvo Sotelo fue tremenda y convenció a muchos indecisos, incluido el mismísimo Franco, de que un pronunciamiento militar era la única salida posible. Aunque como hemos visto la conspiración estaba ya muy avanzada y la fecha fijada para el mes de julio, los conspiradores invocaron a posteriori el asesinato de Calvo Sotelo como prueba de que la intervención militar era necesaria para salvar al país de la anarquía.
[editar] Desarrollo: 17 al 20 de julio de 1936
[editar] Consideraciones generales
Finalmente, y tras varios aplazamientos, el momento fijado para el inicio de la insurrección fue la mañana del 18 de julio de 1936. Como hemos visto, ya desde su primera instrucción de abril, el General Mola diseña una acción caracterizada por la rapidez y violenta decisión en la que una minoría se impondría a la mayoría mediante la coacción y el terror.[11] Mola prevé el empleo de una violencia extrema para reducir a los que se opusieran, que se juzgaban muchos y bien organizados.[12] Aunque Mola pensaba probablemente en las autoridades republicanas y dirigentes sindicales y políticos y no en sus compañeros de armas, era consciente de que muchos oficiales sentían escasa simpatía por el movimiento golpista y en una de sus instrucciones advertía:
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- "Ha de advertirse a los tímidos y vacilantes, que el que no esté con nosotros, está contra nosotros, y que como enemigo será tratado. Para los compañeros que no son compañeros el movimiento triunfante será inexorable".[13]
Las amenazas de Mola se cumplieron plenamente y al estallar la sublevación, ésta vino acompañada sistemáticamente de una represión feroz de la que eran víctimas todos los que oponían resistencia al golpe, incluyendo aquellos militares que optaron por mantenerse leales al poder legalmente establecido o incluso los que mostraron dudas, sin excepciones por parentesco o amistad. Se dio la trágica paradoja de que los oficiales que permanecieron leales a la legalidad republicana se enfrentaron a consejos de guerra en los que sus compañeros golpistas los juzgaban, condenaban y ejecutaban por el delito de rebelión.[14]
A pesar de la descoordinación de los golpistas en todas partes la pauta seguida fue muy similar: insurrección; detención y fusilamiento de jefes y oficiales opuestos o indecisos; adhesión de milicias falangistas y carlistas allí donde existían; control de las calles y puntos estratégicos; incursiones de castigo en los barrios obreros y asesinato de alcaldes, gobernadores civiles, autoridades republicanas y líderes obreros y políticos de izquierda.[15]
[editar] Situación final
Aunque no existe ninguna fecha oficial para el final de la sublevación, muchos historiadores[16] coinciden en señalar la fecha del 20 de julio de 1936 como el final de la fase de sublevación y el inicio de la guerra propiamente dicha.
En ese momento los sublevados controlaban aproximadamente un tercio del territorio que incluía la práctica totalidad de Galicia, León[17] , Castilla la Vieja[17] (excepto Santander), Álava, Navarra, la mitad occidental de Aragón (incluyendo las 3 capitales provinciales), el norte de Cáceres (incluyendo la capital), Canarias (excepto La Palma), Baleares (excepto Menorca), Ceuta, Melilla y todos los territorios coloniales españoles. También estaban bajo control de los sublevados las ciudades de Oviedo, Granada, Córdoba, Cádiz y Sevilla, así como un estrecho corredor que unía a estas últimas.
Los rebeldes controlaban grandes áreas cerealísticas, pero la industria, tanto pesada como ligera, así como las grandes ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao) seguían en manos de la República.
Hubo tímidos intentos de llegar a algún compromiso, como por ejemplo una llamada telefónica de Martínez Barrio al General Mola a las dos de la madrugada del 19 de julio, pero ninguno de los bandos en conflicto estaba dispuesto a ceder, por lo que la sublevación se convirtió en una guerra civil que duró 3 años.
[editar] Cronología
[editar] Notas
- ↑ Pío Moa en 1934, comienza la guerra civil: el PSOE y la Esquerra emprenden la contienda
- ↑ Preston, pag.169
- ↑ Jackson, pag. 202
- ↑ Preston, pag. 169
- ↑ Jackson, pag. 206
- ↑ Jackson pag. 209
- ↑ Jackson pag. 211
- ↑ Jackson pag. 211
- ↑ Preston pag. 176
- ↑ Jackson pag. 212
- ↑ Blanco pag. 200
- ↑ Preston pag. 168
- ↑ Instrucción Reservada nº5 emitida el 20 de junio de 1936. Citada en Blanco pag. 201
- ↑ Blanco pag. 201
- ↑ Juliá
- ↑ por ejemplo en Jackson pag. 213 ó García de Cortazar pag. 480
- ↑ a b Todas las denominaciones regionales que aparecen, singularmente León y Castilla la Vieja, se refieren a la división regional existente en la época
[editar] Referencias
- Blanco Escolá, Carlos (2000), Alianza Editorial, La incompetencia militar de Franco. ISBN 84-206-6478-2.
- García de Cortázar Ruíz de Aguirre, Fernando (2005), Editorial Planeta, Atlas de Historia de España. ISBN 84-08-05752-9.
- Jackson, Gabriel (2005), RBA Coleccionables, La República Española y la Guerra Civil. ISBN 84-473-3633-6.
- Juliá Díaz, Santos (2006), Todo empezó un 17 de julio [Agosto 2006]
- Moa Rodríguez, Pío (2004), Ediciones Áltera, 1934, comienza la guerra civil: el PSOE y la Esquerra emprenden la contienda. ISBN 84-89779-59-7.
- Preston, Paul (1998), Mondadori, Franco "Caudillo de España". ISBN 84-397-0241-8.