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Minos - Wikipedia, la enciclopedia libre

Minos

De Wikipedia, la enciclopedia libre

«Allí está Minos», La divina comedia (Inferno, canto V, línea 4). Ilustración de Gustave Doré
«Allí está Minos», La divina comedia (Inferno, canto V, línea 4). Ilustración de Gustave Doré

En la mitología griega, Minos (en griego Μινως) era un rey semilegendario de Creta, hijo de Zeus y Europa. La civilización minoica recibe su nombre de él.

Con su esposa Pasífae fue padre de Ariadna, Androgeo, Deucalión, Fedra, Glauco, Catreo y muchos otros hijos.

Minos, junto con sus hermanos Radamantis y Sarpedón, fue criado por el rey Asterión de Creta. Cuando éste murió, dio el trono a Minos, quien desterró a Sarpedón y (según algunas fuentes) también a Radamantis.

No está claro si Minos es un nombre o si era la palabra cretense para «rey». Los investigadores han advertido la interesante similitud entre Minos y los nombres de otros antiguos reyes-fundadores, tales como Menes de Egipto, Mannus de Alemania, Manu de la India, etcétera.

Tabla de contenidos

[editar] Minos en la historia y la investigación

Minos reinó sobre Creta y las islas del mar Egeo tres generaciones antes de la Guerra de Troya. Vivía en Cnosos por periodos de nueve años, al término de los cuales se retiraba a una cueva sagrada donde recibía instrucciones de Zeus sobre el gobierno que daría a la isla. Fue el autor de la constitución cretense y el fundador de su supremacía naval.[1]

En la tradición ática y en la etapa ateniense Minos es un cruel tirano, el demandante del tributo de jóvenes atenienses que alimentaban al Minotauro. Parece posible que este tributo de niños fuera en realidad cobrado para formar parte de los espectáculos taurinos minoicos,[cita requerida] de los que se conserva más de una ilustración.

La mayor parte de los mitólogos consideraba que sólo hubo un rey llamado Minos; sin embargo existe una tradición que trataba de conciliar los aspectos contradictorios de su personalidad, así como también pretendía explicar cómo Minos gobernó Creta durante un periodo que parecía abarcar varias generaciones: esta versión asumía que hubo dos reyes con el nombre de Minos. Según esta visión, el primer rey Minos fue el hijo de Zeus y Europa y hermano de Radamantis y Sarpedón. Este fue el rey Minos «bueno», tenido en tal estima por los dioses olímpicos que, tras su muerte, se le hizo uno de los tres Jueces de los Muertos, junto con su hermano Radamantis y su hermanastro Éaco. Se decía que la esposa de este Minos fue Itone (hija de Lictio) o Creta (una ninfa, o hija de su padrasto Asterión), y que tuvo un hijo único llamado Licasto, su sucesor como rey de Creta. Licasto tuvo con su esposa Idea (hija de Coribas) un hijo al que llamó Minos, en honor a su abuelo. Este segundo rey Minos, el «malo», es el hijo de Licasto, y fue un personaje mucho más pintoresco que su padre y su abuelo. A este segundo Minos debemos los mitos de Teseo, Pasífae, el Minotauro, Dédalo, Glauco y Niso. A diferencia de su abuelo, tuvo numerosos hijos, entre los que se cuentan Androgeo, Catreo, Deucalión, Ariadna, Fedra y Glauco, todos con su esposa Pasífae. Fue el abuelo del rey Idomeneo, quien llevó a los cretense a la Guerra de Troya.

Puesto que posteriormente se supuso que el intercambio con los fenicios jugó un importante papel en el desarrollo de Creta, a veces se dice que Minos era fenicio. No existen dudas sobre el escenario histórico de la leyenda: recientes descubrimientos en Creta prueban la existencia de una civilización acorde con las leyendas, y hace que resulte probable que no sólo Atenas sino la propia Micenas estuviese una vez sometida a los reyes de Cnosos, de los que Minos fue el más grande.

A la vista del esplendor y la amplia influencia de los restos arqueológicos datados en la edad de bronce que descubrió en Creta Arthur Evans en 1900, se dio a la civilización descubierta un nombre derivado de Minos: civilización minoica.

Se decía que Minos había muerto en Camico (Sicilia), donde había ido persiguiendo a Dédalo, quien había dado a Ariadna el hilo con que se guió Teseo por el Laberinto. Lo mataron las hijas de Cócalo, rey de Agrigento, que vertieron agua hirviendo sobre él mientras estaba tomando un baño (Diodoro Sículo 4.79). Posteriormente sus restos fueron devueltos a los cretenses, quienes los pusieron en un sarcófago en el que fue inscrito: «La tumba de Minos, el hijo de Zeus».

Las más antiguas leyendas muestran a Minos como un benévolo gobernante, legislador y supresor de la piratería.[2] Se decía que su constitución había formado la base de la de Licurgo.[3] De acuerdo con esto, tras su muerte se convirtió en el juez de las sombras en el inframundo,[4] junto con Éaco y Radamantis.

La explicación solar de Minos como dios-sol ha pasado a segundo plano tras los últimos descubrimientos. En cualquier caso se le habría reclamado naturalmente un origen divino como rey-sacerdote, y estaba rodeado de una atmósfera divina. El nombre de su esposa, Pasífae («la que brilla para todos»), es un epíteto de la diosa de la luna. El nombre «Minos» parece ser el equivalente filológico de Minias, el ancestro real de los minias de Orcómeno, y su hija Ariadna («la más sagrada») es un doble de la diosa nativa de la naturaleza.

[editar] Minos en la mitología

[editar] Glauco

Un día, Glauco estaba jugando con una pelota o un ratón y desapareció de pronto. Sus padres fueron al oráculo de Delfos, que les dijo que «una maravillosa criatura ha nacido entre vosotros: quien halle el auténtico parecido de esta criatura hallará también al niño».

Este oráculo fue interpretado como una referencia a un ternero recién nacido en la manada de Minos. Tres veces al día, el ternero cambiaba de color de blanco a rojo y de rojo a negro. Poliido advirtió la similitud con la maduración del fruto de la zarzamora y Minos le envió a buscar a Glauco.

Buscándolo, Poliido vio a un búho alejando abejas de una bodega del palacio de Minos. Dentro de ésta había un tonel de miel, dentro del cual halló muerto a Glauco. Minos exigió que se le devolviese la vida a Glauco, a lo que Poliido se opuso. Mientras Minos abrazaba el cadáver de su hijo apareció una serpiente, a la que Poliido mató con la espada de Minos. Apareció entonces otra serpiente que, al ver a la primera muerta, se marchó y volvió con una hierba con la que la resucitó. Siguiendo este ejemplo, Poliido usó la misma hierba para resucitar a Glauco.

Minos rehusó permitir a Poliido abandonar Creta hasta hubiese enseñado a Glauco todo lo que sabía. Poliido así lo hizo, pero entonces, en el último segundo antes de marcharse, pidió a Glauco que le escupiese en la boca. Glauco así lo hizo, devolviendo a Poliido todo lo que le había enseñado.

[editar] Poseidón, Dédalo y Pasífae

Poseidón hizo salir del mar un toro cuando el rey Minos prometió sacrificar al dios lo que saliera del mar; pero Minos lo encontró tan hermoso que lo incorporó a sus rebaños y el dios, enfurecido, hizo que la reina Pasifae se enamorara del animal. Dédalo construyó una vaca de madera, dentro de la que se escondía Pasífae. El toro se apareaba con la vaca de madera y Pasífae terminó quedando encinta, pariendo un horrible monstruo mitad hombre y mitad toro, el Minotauro.

Posteriormente Minos autorizó a Heracles a capturar el toro con el que se había apareado Pasífae, lo que constituyó uno de sus doce trabajos.

Dédalo construyó entonces un complicado Laberinto en el que Minos encerró al Minotauro. Para asegurarse de que nadie conociera nunca el secreto del Laberinto, Minos encarceló a Dédalo y a su hijo, Ícaro, en una torre.

Dédalo e Ícaro huyeron usando unas alas que Dédalo inventó, pero las de Ícaro se derritieron porque voló demasiado cerca del sol. Ícaro cayó al mar y se ahogó.

[editar] Teseo

Androgeo, hijo de Minos, había ganado los juegos panatenienses, momento de gran gloria que aprovechó Egeo, rey de Atenas, para retarle a luchar contra el toro de Maratón, que estaba asolando esa parte del Ática. La terrible bestia acabó con la vida del príncipe, o según otra versión, éste murió a manos de los otros competidores de los juegos, celosos de su victoria.

El rey Minos utilizó la excusa de la muerte de su hijo para lanzar su poderosa flota contra las costas de Grecia, conquistando Megara y condenando con el aislamiento a Atenas, que sufrió el hambre y las epidemias.

Los atenienses consultaron al oráculo y éste les aconsejó que aceptaran lo que les propusiera Minos si querían acabar con la guerra. Así, aceptaron el humillante tributo que les impuso el rey de Creta para firmar la paz: cada año debían enviar siete jóvenes y siete doncellas (que se corresponde directamente con el obsesivo registro de las alineaciones lunares por parte de los minoicos: una luna llena cae sobre los equinoccios una vez cada ocho años) para que fueran devorados por el Minotauro. El tributo se suspendería si alguno de ellos lograba escapar del Laberinto.

Para librar a su ciudad de esta carga, Teseo, hijo único de Egeo, parte a Creta. Una vez allí, se enamora de él Ariadna, la hija de Minos, que le ofrece su ayuda: una espada mágica con la que vencer al monstruo y un ovillo con el que guiarse para salir del laberinto. Siguiendo esta estrategia, Teseo acaba con el tributo impuesto por Minos.

[editar] Niso

Minos también tomó parte en la historia del rey Niso. Niso era rey de Megara, e invencible siempre que conservase un mechón de pelo rojo, oculto en su cabellera blanca. Minos atacó Megara pero Niso sabía que no podía ser derrotado porque seguía teniendo su mechón de pelo rojo. Su hija, Escila, se enamoró de Minos y demostró su amor cortando el mechón de pelo rojo de la cabeza de su padre. Niso murió y Megara cayó ante Creta. Minos mató a Escila por haber desobedecido a su padre. Escila fue transformada en un ave marina, perseguida sin descanso por su padre, que era un águila marina.

[editar] La muerte de Minos

Minos buscó a Dédalo de ciudad en ciudad, proponiendo un acertijo: ofrecía una caracola espiral y pedía que fuese enhebrada completamente. Cuando llegó a Camico en Sicilia, el rey Cócalo, sabiendo que Dédalo sería capaz de resolver el acertijo, buscó al anciano. Éste ató un hilo a una hormiga que recorrió todo el interior de la concha, enhebrándola completamente. Minos supo entonces que Dédalo estaba en la corte del rey Cócalo y exigió que le fuese entregado. Cócalo logró convencerlo de que tomase primero un baño, y sus hijas le mataron entonces quemándolo con agua hirviendo.

Tras su muerte, Minos se convirtió en juez de los muertos en el Hades junto con Éaco y Radamantis. Radamantis juzgaba las almas de los Orientales, Éaco la de los Occidentales y Minos tenía el voto decisivo.

[editar] En la poesía

En La Eneida de Virgilio, Minos era el juez de aquellos a los que se había aplicado la pena de muerte tras ser acusados falsamente. Minos se sienta en una urna gigante, y decide si las almas deben ir al Elíseo o al Tártaro con la ayuda de un jurado mudo. Radamanto, su hermano, es un juez del Tártaro que decide los castigos adecuados para los pecadores allí destinados.[5]

En La divina comedia de Dante, Minos se sienta en la entrada al segundo círculo del Inferno, que es el comienzo del Infierno propiamente dicho. Ahí juzga los pecados de cada alma y le asigna su justo castigo indicando el círculo al que debe descender. Hace esto dando el número apropiado de vueltas a su cola alrededor de su cuerpo. También puede hablar para aclarar la ubicación del alma dentro del círculo indicado por las vueltas de su cola.[6]

[editar] En el arte

En la monedas cretenses se representa a Minos con barba, llevando una diadema, con el pelo rizado, altivo y solemne, como los retratos tradicionales de su supuesto padre, Zeus. En las vasijas pintadas y los bajorrelieves de los sarcófagos aparece frecuentemente con Éaco y Radamantis como jueces del inframundo y relacionado con el Minotauro y Teseo.

[editar] En la cultura popular

En el manga y anime japonés Saint Seiya Minos es uno de los jueces del inframundo. Junto con Éaco y Radamantis son súbditos de Hades en el inframundo.

[editar] Véase también

[editar] Referencias

  1. Heródoto 3,122; Tucídides 1,4.
  2. Tucídides 1,4
  3. Pausanias iii,2,4.
  4. Homero. La Odisea ix,568.
  5. Virgilio. La Eneida vi,568-572.
  6. Dante Alighieri. La Divina Comedia. El Infierno v, 4-24; xxvii, 124-127.

[editar] Enlaces externos

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