Heraclea Póntica
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Heraclea Póntica (griego antiguo Ηράκλεια Ποντική, latín Heraclea Pontica, turco Karadeniz Eregli) fue una antigua ciudad situada en la costa de Bitinia, en el Asia Menor, en la desembocadura del río Kilijsu. Estaba en el sitio de la actual ciudad de Karadeniz Ereğli, en la provincia turca de Zonguldak.
[editar] Origen mitológico
Según la mitología griega, fue llamada así por los antiguos griegos, quienes creían que fue allí donde Heracles descendió a los Infiernos, a través de una gruta por la que el río Aqueronte conducía hasta allí.[1] [2]
[editar] Historia
Situada a unos 200 km al este del Bósforo, fue fundada hacia 560-558 a. C. como colonia de Megara y de Beocia.[3] Pronto fue sometida por los mariandinos, originarios de la región, quienes rápidamente ampliaron su poderío sobre un territorio considerable.
La ciudad alcanzó rápidamente la prosperidad y fundó sus propias colonias, como Calatis, Quersoneso y Kidros, suscitando la codicia de las vecinas Bitinia y Galacia.
En uno de los episodios de la defección de Mitilene de la confederación de Delos, y de su captura por los atenienses (428 a. C.), el general ateniense Lámaco, perdió los diez trirremes que ancló en Heraclea, debido a las fuertes lluvias caídas que provocaron el desbordamiento del río Calete.[4]
Aliada de Roma desde el año 185 a. C., sufrió enormemente con las Guerras Mitridáticas, entre los romanos y Mitrídates VI, rey del Ponto. Tomada y destruida por el procónsul Marco Aurelio Cotta, fue después reconstruida, pero no recobró nunca su prosperidad de antaño.
Lugar de nacimiento del filósofo del siglo IV a. C., Heráclides Póntico, fue objeto de una historia, de al menos dieciséis libros, redactada en el siglo I por Memnón de Heraclea Póntica. De esta obra no ha subsistido más que un resumen de los libros 9 a 16, que se encuentra en el Miriobiblon o Biblioteca de Focio. El resumen cubre el periodo de la tiranía de Clearco de Heraclea (h. 364-353 a. C.) hasta los últimos años de Julio César.
La ciudad moderna es sobre todo conocida por sus minas de carbón de antracita, de las que Estambul recibe una buena parte de su producción.