Borís Skossyreff
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El barón Boris Mihailovich Skossyreff Mawrusow (en ruso: Борис Михайлович Скосырев; Vilnius, 12 de enero de 1896 – 1989) fue un aventurero ruso, que intentó tomar el poder en Andorra durante los años 30 del siglo XX, proclamándose rey de este Estado como Boris I de Andorra.
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[editar] Vida y orígenes
Boris Skossyreff pertenecía a una familia de la pequeña nobleza rusa, que se había distinguido en los ejércitos del zar.
Se tienen pocas noticias de su vida aventurera antes de su llegada a Andorra. Al explotar la Revolución rusa de 1917, buscó asilo político en el Reino Unido, donde se enroló durante dos años en la Armada británica. Posteriormente prestó sus servicios al Foreign Office en diversas misiones, más o menos secretas, que lo llevaron a Siberia, Japón y Estados Unidos. Su personalidad, empatía y facilidad de idiomas le hicieron ganar una gran simpatía entre las personas.
En 1925 renunció a su trabajo de espía y, provisto de un pasaporte Nansen -el que se entregaba a los apátridas- se traslada a los Países Bajos, donde se desconocen sus actividades durante unos años.
Años más tarde, Boris pretendía haber trabajado al servicio de la Casa Real -sin especificar el cargo- y aseguraba haber sido recompensado por S.M la Reina Guillermina I con el título, parece ser que inventado por él mismo, de conde de Orange.
Se casó con una marsellesa acaudalada, María Luísa Parat, el 21 de marzo de 1931. En su acta de matrimonio, suprimió una ‘s’ y cambió las dos ‘f’ por una ‘w’: Skosyrew, declarándose hijo de Michel de Skosyrew y de Elisabeth Mawrusow. La novia estaba divorciada de un sastre y era diez años mayor que Boris, hecho que quizás influyó para que Boris se alejase rápidamente de su esposa y, enamorado de una bella adolescente inglesa, entrase por primera vez en Andorra.
[editar] Primera estancia en Andorra
Se estableció en la población de Santa Coloma, próxima a Sant Julià de Lòria, en una casa que aun se conserva y es conocida como la "casa de los rusos", llamada así por este mismo personaje y por otro ruso que también estuvo y que, según dicen, introdujo el primer cultivo de tabaco en Andorra.
Boris, en contacto con la realidad andorrana, comenzó a tramar su plan. Mantuvo largas conversaciones con campesinos, artesanos y responsables de la política andorrana. Pronto se dio cuenta que la revuelta juvenil ocurrida unos meses antes de su llegada, podía acoger favorablemente sus ideas progresistas que garantizasen una mejora del nivel de vida.
El 17 de mayo de 1934, Boris presentó un documento al Síndico y otros consejeros del gobierno de Andorra donde justificaba sus intenciones, aunque la respuesta recibida fue muy adversa:
que no se inmiscuya en asuntos políticos de los Valles, que en caso de reincidencia éste se reserva el derecho de elevar quejas a la Autoridad competente para que le apliquen las sanciones que será merecedor el citado recurrente.
Consejo General
El 22 de mayo recibió la orden fulminante de expulsión del territorio andorrano, decretada por el administrador de justicia francés y firmada también por su homólogo episcopal.
[editar] Exilio en la Seo de Urgel
Boris se exilió en la Seo de Urgel instalándose en el Hotel Mundial donde comenzó a comportarse como un auténtico monarca e inició una fuerte campaña de marketing que atrajo el interés de la prensa. Concedió numerosas entrevistas a los medios que fueron a visitarle e, incluso, algunas entrevistas telefónicas a los diarios The Times y The Daily Herald.
Del 29 de mayo al 5 de julio se trasladó a Torredembarra, donde proyectó una nueva ofensiva. En una entrevista al diario madrileño Ahora confesaba que "no tengo ningún derecho histórico para mi pretensión. Lo hago únicamente como caballero para entender que defiendo los derechos de los españoles que residen en Andorra y son vejados por la República vecina".
Boris se puso en contacto con diversas agrupaciones legitimistas del sur de Francia. En Perpiñán consiguió hacer llegar sus planes al representante del príncipe Jean d'Orleáns, duque de Guisa, pretendiente al trono de Francia. Su argumentación se basaba en que los jefes de Estado francés continuaban teniendo los derechos y funciones de los copríncipes de Andorra, dominio privado de la Casa de Orleans, como heredera legítima de la dinastía de Foix.
Los legitimistas franceses se hicieron eco de la pretensión en sus boletines. Mientras tanto, el duque de Guisa, expectante, no se pronunció, esperando el desarrollo de los acontecimientos. Pero Boris ya se proclamaba, sin ninguna indiferencia, lugarteniente del rey de Francia.
Skossyreff concedió visitas, hizo recepciones oficiales y organizó numerosos actos como una misa para el presidente de la Generalidad, Francesc Macià, muerto el invierno anterior, o sesiones fotográficas para hacer postales monárquicas y escribió en sus borradores para el Boletín Oficial del renovado Principado:
Su Alteza el Príncipe ha concedido entrevistas al diario la Nación, de Buenos Aires, y Ahora, de Madrid. Con la asistencia de Su Alteza el Príncipe, se celebrará una misa para el descanso del alma de Ermesenda de Castellbò, condesa de Foix. Las honorables corporaciones del país estarán representadas en el acto.
El pretendiente al trono también hizo imprimir unos folletos que decían:
Su Alteza Real el duque de Guisa pide a los tribunales que le sean restituidos los bienes y derechos situados fuera de Francia que le fueron legados por sus antecesores, como herederos de los condes de Foix y de Bearn, príncipes de Andorra. Los andorranos se sienten administrados contra su voluntad por el señor Lebrun, presidente de la República francesa, que se hace decir copríncipe y no es el heredero de la Corona de Francia.
Se redacta una innovadora Carta Constitucional andorrana que modificaba sustancialmente el sistema político andorrano tradicional. El Coprincipado tendría libertades, modernización, inversiones extranjeras y el reconocimiento de paraíso fiscal.
Boris I imprimió 10.000 ejemplares de su Constitución y los transmitió a personalidades españolas y francesas. Uno de éstos, que fue a parar a las manos del obispo de Urgel, monseñor Justí Guitart, desencadenó las hostilidades por parte del prelado, que desautorizó totalmente al pretendiente en unas declaraciones en la prensa leridana, donde decía que los únicos copríncipes de Andorra eran él y el presidente de la República Francesa.
[editar] Reinado de Boris I
El domingo 7 de julio de 1934, el Síndico General de los Valles de Andorra convocó al Consejo General en la Casa de la Vall.
El Síndico abrió la sesión y pasó a exponer el asunto. Boris Skossyreff, un ruso exiliado que visitaba con frecuencia el país andorrano y se proclamaba Conde de Orange se había entrevistado con él para proponerle un revolucionario cambio de las estructuras económicas del Principado. A semejanza de lo que había ocurrido en Mónaco, Liechtenstein, San Marino o Luxemburgo -los restantes principados europeos, además de paraísos fiscales donde los impuestos eran casi inexistentes o sensiblemente reducidos- el forastero se comprometía convertir Andorra en uno de los centros empresariales más importantes del mundo, donde bancos, entidades financieras y compañías internacionales, no tardarían en instalar su domicilio social, aprovechándose del régimen fiscal.
A cambio de asegurar la prosperidad y el bienestar del pueblo andorrano, Skossyreff pidió una recompensa: que el Consejo General lo proclamase príncipe de Andorra. La propuesta casi tuvo la totalidad de la adhesión excepto la del representante de Encamp. Con sólo un consejero en contra de veinticuatro que formaban el Consejo, la monarquía quedó instituida.
Acompañado de un fiel grupo de colaboradores, entre los cuales estaban su joven amante inglesa, la millonaria norteamericana Florence Mazmon y el consejero Pere Torras Ribas, el candidato al trono andorrano se estableció en la Fonda Calons de Sant Julià de Lòria.
Asimismo, el 8 de julio de 1934 el consejero contrario a este nombramiento comunicó al obispo de Urgel toda la trama con detalle. Paralelamente, ese mismo día, Francia comunicó oficialmente que no intervendría en Andorra, dejando todas las decisiones al Consejo General y considerando válida la monarquía de Boris I, si se aprobaba y el Consejo de Ministros español debatió el tema para aclarar el asunto andorrano.
El 9 de julio se anunció el gobierno provisional y la nueva Constitución, decretándose la absoluta libertad política, religiosa y de imprenta y el 10 de julio, en una nueva votación del Consejo, la adhesión monárquica se repetía con idéntico resultado: 23 a 1.
En un encuentro con periodistas, Skossyreff afirmó que tenía preparada la lista de su gobierno provisional y el plan que debía impulsar su nuevo reino:
protección al necesitado, educación universal y deporte, mucho deporte. Pero nada de juegos prohibidos.
[editar] Detención y exilio definitivo
El reinado de Boris I sólo duro unos días, ya que el obispo de Urgel no tardó en actuar por la fuerza. El 21 de julio, cuatro guardias civiles y un sargento, acompañaron al monarca hasta la frontera hispano-andorrana. Sus súbditos no hicieron nada por impedirlo, viéndole marchar hacia la Seo de Urgel detenido y esposado. A la mañana siguiente fue trasladado a Barcelona y puesto a disposición del juez Bellón, encargado de los casos relacionados con la Ley de Vagos y Maleantes. Este mismo juez fue quien comprobó que el sujeto en cuestión, era el mismo que había sido expulsado de Mallorca en 1932 cuando vivía con una millonaria inglesa.
El 23 de julio fue trasladado en tren hacia Madrid, acompañado de dos agentes que lo vigilaban en un vagón de tercera. Esto no impidió que su llegada a la capital española despertase una enorme expectación, haciendo que los periodistas congregados se peleasen literalmente para hablar con él y entrevistarlo para sus rotativos. En Madrid ingresó en la Modelo, pero continuó adoptando la actitud de monarca en el exilio. Poco después, fue expulsado a Portugal, viajando durante cuatro años por Lisboa, Tánger y Gibraltar.
En 1938 las autoridades francesas le permitieron volver a Aix, donde se reunió con su primera esposa y en febrero de 1939, Boris Skossyreff fue recluido en un campo de internamiento francés junto con antifranquistas españoles, antifascistas italianos y centroeuropeos de las regiones ocupadas por el III Reich antes de la Segunda Guerra Mundial, aunque se desconoce la razón y cargos que se le imputan. En el campo de concentración de Rieucros se le pierde la pista y algunas fuentes indican que murió en 1944.