Batalla de Teruel
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Batalla de Teruel | |||||||
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Parte de la Guerra Civil Española | |||||||
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Beligerantes | |||||||
Fuerzas Sublevadas | II República española | ||||||
Comandantes | |||||||
Fidel Dávila Domingo Rey d´Harcourt |
Juan Hernández Saravia | ||||||
Fuerzas en combate | |||||||
20.000 soldados de la 52ª División, 140 aviones, 500 piezas de artillería, unos 6.000 civiles locales armados |
77.000 soldados, 120 aviones, 100 tanques |
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Bajas | |||||||
Miles de muertos, varios aviones derribados |
Miles de muertos, 35% de los tanques y aviones destruidos, 14.000 prisioneros |
Se denomina Batalla de Teruel al conjunto de operaciones militares que, durante la Guerra Civil Española, tuvieron lugar entre el 15 de diciembre de 1937 y el 22 de febrero de 1938 en la ciudad de Teruel y sus alrededores.
Tabla de contenidos |
[editar] Antecedentes
Las operaciones militares del Bando Nacional habían conseguido el control del norte de España y varias divisiones se preparaban para un ataque definitivo sobre Madrid. A principios de diciembre de 1937 el Alto Mando nacionalista planeaba la ofensiva en el centro y cuidó su frente nordeste con bombardeos sistemáticos de los aeródromos de Aragón, que le dieron el control total del aire en la zona de Guadalajara.
Por otro lado, el mando republicano había conseguido información fidedigna de un avance hacia Madrid preparado para el 18 de diciembre. Tras los fracasos de Belchite y Brunete, la falta de respuesta supondría una derrota inminente en todos los frentes y Cataluña quedaría al descubierto.
Durante la primera quincena del mes, el Ejército Republicano acumuló hombres y material en torno a Teruel, principalmente por el sur, y el río Alfambra. El frente, en forma de cuña, tenía unos 60 km. Previamente habían sido acumulados efectivos en la provincia de Zaragoza dentro del plan abortado de lanzar una rápida ofensiva sobre Extremadura y cortar la zona controlada por los nacionalistas en dos.
[editar] Las fuerzas en combate
El Ejército Republicano contaba con unos 90.000 hombres divididos en tres cuerpos de ejército principales, el XVIII, el XX y el XXII (también integrado por parte del XXVII). Previamente, aviones tipo Moscas y Chatos (Polikarpov I-15), en torno a 120, habían sido trasladados a los aeródromos de Levante (Villafranca del Penedés y Sabadell) para apoyar la ofensiva y huir de los bombardeos nacionalistas en Aragón. El general Juan Hernández Saravia, jefe del Ejército de Levante, preparó las operaciones, al igual que haría posteriormente en la Batalla del Ebro.
La fuerza nacionalista contaba con unos 3.900 hombres armados de la 52 División dentro de la ciudad de Teruel, de los cuales casi el 40% no eran militares, todos ellos al mando del coronel Domingo Rey d´Harcourt. A ellos se sumó una parte de la población no entrenada militarmente, llegando algunas cifras a confirmar la participación de 10.000 efectivos.
Teruel se encontraba defendida por una línea de trincheras y alambradas que habían sido preparadas tiempo antes, al considerarse que representaba un saliente muy amenazado por los republicanos.
[editar] Inicio de la ofensiva republicana
Las tropas republicanas, seguras de una victoria fácil por la gran desproporción de material y hombres entre los dos bandos, inician la ofensiva el 15 de diciembre sobre las 15:00 horas, sin emplear apenas artillería ni aviación, con tres columnas de entrada.
El plan inicial del general Rojo era rodear la ciudad en una operación de envolvimiento usando seis divisiones, estableciendo al mismo tiempo otras dos divisiones que se irían reforzando para evitar la prevista contraofensiva nacionalista. Líster con la 11ª División toma Concud, mientras que la 25ª División hace lo propio con San Blas. Dos cuerpos de ejército rodean rápidamente la ciudad y la aíslan de suministros y refuerzos nacionalistas. Los atacantes contactan con el XVIII Cuerpo de Ejército el día 20. La sorpresa permite a Enrique Líster llegar a los aledaños de la ciudad y tomar prisioneros. El frío (durante los días de combate se llegó a los -20ºC) era intenso y los soldados republicanos iban mejor equipados para el ataque. El 17 de diciembre los republicanos emplean abundantemente la aviación, causando graves daños a las fuerzas aéreas nacionalistas que habían acudido en ayuda de los sitiados. Los raids aéreos se suceden entre los Fiat CR-32 y los Messerschmitt Bf 109 nacionalistas, y los Polikarpov I-15 e I-16 republicanos. Estos derriban numerosos bombarderos Heinkel He 111. El día 18 los republicanos colocan un cuerpo de ejército al sur de Teruel, sobre la Muela, y atacan el Cementerio viejo.
La aviación nacionalista, con temperaturas en los aeródromos de Castilla de hasta -10ºC, apenas puede ofrecer resistencia al avance republicano. Las divisiones nacionalistas aún no están preparadas para liberar a los sitiados. El 19 de diciembre algunas tropas del general Aranda llegan al frente, pero su número es muy reducido y apenas pueden hacer nada. Ese mismo día se producen los primeros combates dentro de la ciudad, en el cementerio y el campo de fútbol. El 22 de diciembre varias unidades republicanas entran en la ciudad de Teruel con apoyo de la artillería, que controla el perímetro de la ciudad, y se ven los primeros carros republicanos en la emblemática Plaza del Torico, fotografiados por el conocido corresponsal y fotógrafo Alfonso Sánchez Portela. La victoria cómoda favorece un desarrollo precipitado de los movimientos de tropas republicanas que sufren un gran número de bajas por el sistema de defensa cerrado que ofrecen los nacionalistas, sabedores de que sólo un combate casa por casa puede parar la ofensiva.
Las operaciones militares dentro de la ciudad se desarrollan con una conquista casa por casa, peligrosa para ambos bandos y con gran cantidad de bajas civiles, a pesar de que se trató de cumplir las órdenes de Indalecio Prieto de proteger al máximo a la población civil, situando a las mujeres y niños en zonas más seguras. Dentro de la ciudad, la artillería republicana barre cada edificio donde se encuentra la resistencia nacionalista: el Banco de España, el Convento de Santa Clara y el Hotel Aragón fueron las zonas de más encarnizada lucha, llegándose al uso de las bayonetas.
El 24 de diciembre, varios oficiales republicanos son condecorados y ascendidos por su inminente victoria, aunque quedan dos reductos: el Seminario y la Comandancia. Finalmente se minan varios puntos y puentes para facilitar la rendición de los reductos resistentes y, tras intensos combates, la ciudad se rinde el 8 de enero.
[editar] La contraofensiva nacionalista
Las bajas del ejército republicano son numerosas. Los combates y el frío han hecho mella en la tropa. Los primeros días de enero el ejército republicano ha perdido muchos de sus aviones de caza a manos de los cerca de 140 cazas nacionalistas que están en el aire. Sin embargo, existe un equilibrio de fuerzas que hace pensar en una consolidación de la posición, con una numerosa fuerza de infantería, carros blindados y tanques.
El Alto Mando nacionalista había ordenado al general Varela por el sur y al general Aranda por el norte la reconquista de la ciudad. El 31 de diciembre el general García Valiño ocupa algunas zonas en los alrededores. Se movilizan en dirección a la zona el Cuerpo de Ejército Galicia y el Castilla, con el apoyo de la aviación, dos divisiones navarras y la artillería italiana.
Los bombardeos aéreos sobre las posiciones republicanas son los más duros que hasta ese momento se han sucedido en la guerra, empleándose con especial éxito a la Legión Cóndor, que debe paralizar sus ataques los días 31 de diciembre y 1 de enero debido a la ventisca que impide volar.
El XXII Cuerpo de Ejército republicano será llamado a defender el casco urbano mientras que el resto de unidades se retira a posiciones estratégicas. El 2 de enero las tropas nacionalistas tratan de entrar en Teruel, pero el general Saravia ordena la voladura de los puentes y fracasa la ofensiva. Al mando de varios cuerpos de ejército, con unos 100.000 hombres, inician la contraofensiva mejor preparados y sin las prisas de salvar a una guarnición que ya ha caído.
El 17 de enero toman las posiciones altas de los alrededores de la ciudad, que los republicanos no consiguen sostener a pesar de haber realizado grandes labores de fortificación. Medio millar de piezas de artillería y medio centenar de aviones atacan las posiciones de los alrededores de la ciudad. La margen derecha del Río Alfambra se encuentra en poder del ejército nacionalista el 22 de enero. Ahora los republicanos son sitiados y los nacionalistas sitiadores. Sin embargo, la defensa de la urbe es fuerte, y tras una semana de combates las posiciones apenas se mueven.
El 25 de enero los republicanos lanzan una ofensiva para romper el cerco. Ambos bandos sufren considerables problemas de todo orden para mantener activos sus ejércitos, dada la intensidad del frío y las penosas condiciones del combate. Durante tres días las bajas se multiplican en ambos bandos y se producen choques cuerpo a cuerpo en los alrededores de Teruel. Los más de 100 tanques T-26 republicanos muestran gran capacidad pero, por el contrario, la aviación y artillería nacionalista son más efectivas. El 29 de enero se lucha cuerpo a cuerpo en los alrededores de la ciudad, a bayoneta calada.
El 7 de febrero las tropas nacionalistas deciden hacer una operación envolvente que levante el statu quo de enero y, por el norte, rompen el frente republicano, pasando el río Alfambra. El 19 de febrero llega el V Cuerpo de Ejército republicano, pero es tarde. El día 20 el frente está cerrado y las tropas republicanas sitiadas sin suministros. Los nacionalistas entran en Teruel y la resistencia es muy débil. Los republicanos reciben orden de retirarse por parte de «El Campesino», no compartida por el generalato republicano, pero es casi imposible salir del cerco y más de 14.000 soldados son hechos prisioneros. El 22 de febrero salen las últimas fuerzas republicanas de Teruel combatiendo. Al entrar las tropas nacionalistas se aprecia la devastación de la ciudad: decenas de edificaciones destruidas, el 35% de los tanques y carros blindados republicanos destruidos y centenares de muertos.
[editar] Las consecuencias
La batalla de Teruel fue una prueba para el Ejército Popular Republicano de su capacidad para organizarse y efectuar operaciones militares solventes frente a un enemigo mejor armado y más profesional. Pero fue también la evidencia de que el camino hacía Aragón y Cataluña quedaba expedito para las tropas rebeldes y que las diferencias entre los generales más profesionales como Saravia y Rojo frente a Enrique Líster y El Campesino habían sido claves a la hora de organizar mejor las acciones, como después se repetiría en el futuro. La primavera de 1938 quedaba abierta para la ofensiva nacionalista hacia el nordeste de la península.
[editar] Bibliografía
- CASANOVA, J. (1985): Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa, 1936-1938. Ed. Siglo XXI de España (Madrid). ISBN 84-323-0512-X
- MARTÍNEZ BANDE, J. La batalla de Teruel. Ed. San Martín (Madrid). ISBN 84-7140-088-X
- THOMAS, Hugh. La Guerra Civil Española. Ed. Grijalbo (Barcelona), 1976. ISBN 84-253-2767-9
- TUÑÓN DE LARA, Manuel. La batalla de Teruel. Instituto de Estudios Turolenses. (Zaragoza), 1986. ISBN 84-505-5073-4
[editar] Enlaces externos
- La Guerra Civil en Aragón (1936–1939) (Enlace roto. Disponible en Internet Archive el historial y la última versión.)