Alta Edad Media
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Se denomina por convención Alta Edad Media al periodo que se extiende desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta aproximadamente el año 1000, época de resurgimiento económico y cultural. Tres imperios conviven y luchan por la supremacía: el bizantino, el árabe o islámico y el carolingio.
En el Siglo III, el Imperio Romano entró en crisis económica, política y social. Varios pueblos germánicos acosaban las fronteras del Imperio. El emperador Teodosio I logró la paz, mediante un pacto de amistad con el jefe visigodo.
Pero Teodosio I murió en 395 dejando el imperio a sus dos hijos. Honorio en el Occidente y Arcadio en el Oriente. La muerte de Teodosio I significó para los Visigodos la ruptura de los acuerdos realizados con el Imperio y su jefe, Alarico, comenzó una campaña de depredaciones en la península balcánica. Arcadio, pretextando una disputa por Iliria, lanzó a los visigodos sobre el Imperio occidental, en el que se instalaron definitivamente. Poco después, en el 406, el Imperio Romano se vio invadido por pueblos germánicos que buscaban dónde instalarse.
En el 423, Valentiniano III sucedió en el trono a Honorio asimilando a los invasores a sus tropas mercenarias. Durante su reinado, el imperio sufrió un importante avance de los hunos, al mando de su rey Atila; pero fueron detenidos en los Campos Cataláunicos en una alianza romano-germánica. El Imperio estaba en franca disolución y en el 476 Rómulo Augusto fue depuesto por Odoacro.
Tras caer Roma, el Imperio se disgregó en diferentes reinos, llamados Reinos Romano Germánicos.
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[editar] Los Reinos Romano Germánicos
Con la caída del Imperio romano de occidente desapareció la idea de un Estado único y centralizado. En su lugar, surgieron pequeños reinos que fueron el punto de partida para los estados medievales y origen de los estados europeos actuales.
Los pueblos germánicos habían buscado sustituir la autoridad romana por la propia, si bien no era su idea destruir las instituciones romanas y su cultura pues la admiraban y consideraban superior. Más bien se produjo un proceso de fusión entre los pueblos germanos y romanos, que afectó la vida económica, política, social y cultural de todos ellos. Precisamente, es esta organización política del occidente europeo que se conoce como los Reinos Romano Germánicos.
En estos reinos se produjeron una serie de transformaciones:
- La agricultura y ganadería se afianzaron como principales actividades económicas, mientras que retrocedieron el comercio y la circulación monetaria. Paralelamente, se agudizó la ruralización del territorio, ya iniciada en los últimos siglos del Imperio.
- La monarquía, al comienzo electiva, se transformó en hereditaria. Los reyes gobernaron apoyados por un consejo integrado por sus guerreros más fieles y por un grupo de asesores de origen romano.
- Se difundieron las relaciones de dependencia personal, propias de los pueblos germanos, en todos los niveles de la sociedad; por ejemplo, entre el jefe y sus guerreros o entre los propietarios y los campesinos. Así se perdió el concepto de ciudadano, que fue sustituido por el de encomendación o fidelidad personal.
- En los primeros tiempos perdió vigencia la ley escrita, ya que los germanos se regían por la costumbre. Luego en la medida de sus necesidades, muchos reinos recurrieron a juristas romanos para redactar sus leyes, enriquecidas con aportes romanos.
- La lengua se convirtió en un importante elemento de fusión. Los campesinos y los soldados germanos conservaron su lengua. En la corte, en cambio la aristocracia germana introdujo el latín. Paulatinamente el latín se fue modificando hasta dar origen a las lenguas romances, como el español, el italiano, el francés, el portugués o el Napolitano.
[editar] La Iglesia
Al producirse la caída del Imperio Romano, la Iglesia fue la única fuerza capaz de la idea de unidad del mundo europeo.
El elemento religioso podría haber actuado como una razón de separación entre germanos y romanos, ya que muchos eran paganos; por ejemplo, los anglosajones, los francos, los suevos, etc. Otros, como los vándalos, los burgundios, los visigodos y los ostrogodos eran arrianos.
Bajo la influencia de la Iglesia, paulatinamente todos los reinos se fueron convirtiendo al catolicismo. Su conversión permitió los matrimonios entre germanos y romanos.
[editar] La organización
Cuando la iglesia se organizó, tomó de la organización de la administración romana de provincias y diócesis.
La sede del Papa, la máxima autoridad de la iglesia, era Roma. Los papas basaron su prestigio en el hecho de ser sucesores del apóstol San Pedro.
A medida que el cristianismo se difundió, en las ciudades se crearon obispados. De los obispos dependía el clero secular, dedicado a la atención espiritual de la población.
Paralelamente, surgió el clero regular. Sus miembros, los monjes, se apartaban de la vida mundana, para dedicarse a la contemplación y lograr un mayor acercamiento a Dios. Vivían en comunidades cerradas llamadas monasterios.
Durante siglos la Iglesia fue la encargada de conservar la cultura romana.
[editar] Los godos
Los godos poseían una fuerte organización dinástica que les permitió adquirir una capacidad de choque y una penetración mayor que las demás tribus germánicas de la época, invadieron Dacia y se asentaron en ella a pesar de haber sido derrotados en el 214 por el Emperador Caracalla.
El contacto con el Imperio Romano prontamente introdujo cierta civilización en las tribus góticas, sobre todo en las orientales (ostrogodos), muchos de cuyos miembros decidieron integrarse en las legiones imperiales como voluntarios.
Sin embargo, la presión hostil en los confines del imperio se hizo cada vez más fuerte por obra de los visigodos, siendo una de sus causas el explosivo aumento poblacional de los bárbaros y el simultáneo ocaso de la capacidad militar del imperio. Hacia el año 247, los visigodos completaron la ocupación y conquista de Dacia, venciendo y asesinando al emperador Decio en la batalla de Attrio. Al mismo tiempo comenzaron con la invasión de los Balcanes hacia Bizancio, por una parte, y la de Italia y Pannonia, por otra.
Contra ellos lucharon los emperadores Claudio II (llamado El Gótico) y Lucio Domicio Aureliano, logrando contener sus invasiones y por casi dos siglos retrasaron su empuje hacia Occidente. Más adelante se aliaron con Constantino y se convirtieron al cristianismo por obra del obispo Ulfilas, que tradujo la Biblia a su lengua.
Las guerras entabladas entre los emperadores romanos y los gobernantes godos a lo largo de casi un siglo devastaron la región de los Balcanes y los territorios del noreste del Mediterráneo. Otras tribus se unieron a los godos y bajo el gran rey Hermanarico establecieron en el siglo IV (350) un reino que se extendía desde el mar Báltico hasta el mar Negro, teniendo como súbditos a eslavos, ugrofineses e iranios.
[editar] Los ostrogodos y los lombardos
[editar] El Reino ostrogodo
El Reino ostrogodo fue fundado por Teodorico en la actual Italia después de su victoria contra Odoacro. Teodorico organizó el Reino ostrogodo por su fuerza militar, su habilidad política y por su sabia prudencia con que interpretó la situación de los demás reinos.
En el 488, Teodorico conquista la península de Italia por orden del emperador de oriente Zenón I, de manera de sacárselo de las cercanías de Constantinopla donde sus tropas ya habían mostrado su fuerza. En la península, gobernaba Odoacro, quien antes había destronado al último emperador romano de occidente, Rómulo Augusto en 476. En 493, Teodorico conquistó Rávena lugar donde murió Odoacro en manos de Teodorico en persona. El poderío de los Ostrogodos estaba en ese momento en su cima en Italia, Sicilia, Dalmacia y en las tierras al norte de Italia. Al momento de esta reconquista, los Ostrogodos y los Visigodos comenzaron a colaborar y esa colaboración se estrechó con el tiempo haciendo de Ostrogodos y visigodos una sola nación. El poder de Teodorico se extendió sobre gran parte de Galia e Hispania al convertirse en regente del reino visigodo de Tolosa.
Con la muerte del rey visigodo Alarico II, yerno de Teodorico, en la batalla de Vouillé contra los Francos de Clodoveo I, el rey Ostrogodo asume la tutoría de su nieto Amalarico y se reserva el dominio sobre la totalidad de Hispania y sobre una parte de Galia. Tolosa pasa a manos de los Francos, pero los godos dominan Narbona y la Septimania: esta región fue la última parte de Galia en donde todavía los Godos dominaron y durante muchos años ella fue conocida como Gotia. En el 526, Ostrogodos y Visigodos se escindieron una vez más. Algunos ejemplos en los cuales todavía se ve que proceden de acuerdo se refieren a asuntos espaciados y sin importancia real. Amalarico heredó el reino visigodo en Hispania y en Septimania. Se agregó la Provenza al dominio del nuevo rey ostrogodo, Atalarico, nieto de Teodorico por parte de su madre Amalasunta.
Ninguno de los dos soberanos pudo liquidar los conflictos que sobrevinieron en el seno de las élites godas. Teodato, primo de Amalasunda y sobrino de Teodorico por parte de la hermana de este último, le sucedió luego de haberlos asesinado cruelmente. No obstante, esta usurpación desencadenaría mayores matanzas aún. Tres reyes Godos se sucedieron en el trono en el espacio de cinco años. La debilidad de la posición de los Ostrogodos en Italia se mostró entonces con toda evidencia. El emperador bizantino Justiniano I siempre se había esforzado, en la medida de lo posible, por restaurar el poder imperial sobre la totalidad de la extensión del Mediterráneo; no dejó escapar esta ocasión para actuar. En 535, encargó a su mejor general y amigo y amante, Belisario, atacar a los Ostrogodos. Éste invadió Sicilia rápidamente y desembarcó en Italia, donde tomó Nápoles, y luego Roma en 536. Luego marchó hacia el norte y tomó Mediolanum (Milán) y Rávena, la capital de los Ostrogodos, en 540. Es entonces cuando Justiniano I ofreció a los Godos un generoso acuerdo -algo demasiado generoso a ojos de Belisario: el derecho a mantener un reino independiente en el noroeste de Italia, pero a condición de que lo compensaran con un tributo consistente en la mitad de su tesoro para el Imperio. Los Ostrogodos lo aceptaron.
Después de una invasión Persa al Imperio Bizantino, Belisario pudo regresar a Italia y se encontró con una situación considerablemente cambiada: Eraric había sido asesinado y la facción pro-romana de la élite goda, derribada.
En 541, los ostrogodos eligieron como nuevo jefe a Totila; este godo "nacionalista", brillante general, había recuperado toda la Italia del Norte y expulsado a los Bizantinos fuera de Roma. Belisario entonces volvió a tomar la ofensiva: engañó a Totila para retomar Roma, pero perdió de nuevo la ciudad luego de que Justiniano I, celoso y temeroso de su poder, le cortó el aprovisionamiento y los refuerzos. El general, avejentado, se vio entonces obligado a asegurar la defensa por sus propios medios. En 548, Justiniano I lo reemplazó por el general eunuco Narsés, en quien tenía mayor confianza. Narsés no decepcionó a Justiniano I. Totila fue salvajemente asesinado luego de la batalla de Taginae (Gualdo Tadino) en julio de 552, y sus partidarios Teya o Teias ( Theias ), Aligerno, Escipuarno y Gibal fueron muertos o se rindieron luego de la batalla de Mons actarius en octubre de 552 ó 553.
Widhin, el último jefe de que tenemos testimonio de la armada gótica se rebeló a finales de los años 550s con una ayuda militar mínima de francos y alamanos. La sublevación no tuvo consecuencias: los Ostrogodos se sublevaron en Verona y en Brescia, pero la revuelta terminó con la captura de su jefe, en 561. Finalmente, Widhin fue conducido para ser ejecutado allí en 561 ó 562. Una minoría, sumisa a los bizantinos y convertida al cristianismo, sobrevivió en Rávena.
[editar] Los Lombardos
En el 568, a tres años de la muerte de Justiniano I, una nueva oleada de germanos provenientes de Panonia, los lombardos, se propagaron por Italia septentrional. Bajo la conducción de Albuino, conquistaron Aquilea, Verona, Milán y Pavía para luego avanzar sobre Spoleto y Benevento. Después de la muerte de Albuino en el 572, asesinado por su sucesor Clefis, siguió un período de anarquía que concluyó con la elección del hijo de Clefis, Aulario, que se esforzó por someter a los duques lombardos a su autoridad y realizar nuevas conquistas. Sus obras fueron continuadas por sus descendientes, hasta que con Liutprando los lombardos llegaron a las puertas de Roma. Más tarde, el rey Astolfo decidió invadir los Estados Pontificios. Pero el Papa Esteban II pidió ayuda al rey franco Pipino el Breve, que descendió a Italia y obligó a Astolfo a abandonar sus planes expansionistas. Carlomagno, el hijo de Pipino, acabó con el reino lombardo tras vencer a Desiderio en Pavía el 774.
[editar] El reino visigodo
En 401 d.C., el rey visigodo Alarico marchó contra Italia pero fue vencido cerca de Pollentia (6 de abril de 402) y después en Verona. Probablemente el general romano Estilicón negoció con Alarico su ayuda contra otros bárbaros como Radagaiso, y se cree que le fue ofrecida la confirmación como Magister Militum y gobernador de Iliria, con unos límites que entraban en contradicción con las reivindicaciones territoriales de Oriente.
El partido nacionalista romano, tal vez instigado por el gobierno de Constantinopla, acusó a Estilicón de preparar la entrega del Imperio a Alarico y urdió un complot. Estalló una revuelta de tropas que obligó a Estilicón a refugiarse en una iglesia, siendo asesinado en el momento de salir (tras prometérsele que salvaría la vida si salía) por Olimpo, bajo órdenes del Emperador Honorio (23 de agosto de 408). Alarico regresó a Italia y obtuvo nuevas concesiones de Honorio que se había establecido en Rávena, pero una vez se retiraron los visigodos, Honorio no mantuvo sus promesas. Los visigodos marcharon hacia Roma y apoyaron la proclamación de un usurpador llamado Prisco Atalo (409), que era de origen jonio y probablemente arriano, el cual concedió a Alarico el título de Magister Militum.
Pero Atalo no quiso o no pudo cumplir sus promesas y el rey visigodo regresó a Roma, depuso al usurpador (14 de agosto de 410) y sus hombres saquearon la Ciudad Eterna durante tres días, tras lo cual la abandonaron llevándose con ellos a Atalo y a Gala Placidia, hermana de Honorio. De Roma pasaron al sur devastando Campania, Apulia y Calabria. Alarico murió en el sitio de Cosenza (410) y le sucedió su cuñado Ataúlfo. Éste pactó con Honorio la salida de Italia a cambio de la concesión del gobierno de las Galias (territorios que escapaban del control de Roma, pues se habían sometido a Constantino).
Los visigodos bajo Ataúlfo dejaron Italia (412) y fueron al sur de la Galia y el norte de Hispania.
Las largas y complejas luchas de Ataúlfo para dominar el sur de las Galias le ocuparon varios años (411 a 414). En el 414 el rey Ataúlfo, que tras una alianza con Honorio y con el Magister Militum Constancio, había vuelto a actuar por su cuenta, se casó con Gala Placidia, hermana de Honorio. Constancio fue enviado a la zona y los visigodos fueron derrotados en Narbona. Constancio logró desviar a Ataúlfo hacia Hispania (lo que le permitía conservar el sur de la Galia), y los visigodos entraron en la Tarraconense el 415. En el 416 Ataúlfo propuso una alianza con el Imperio romano, en nombre del cual se encargaría de combatir a los suevos, alanos, vándalos asdingos y silingos que ocupaban las provincias de Hispania. Con tal motivo Ataúlfo se trasladó a Barcino (415 o 416), pero allí fue asesinado por el esclavo Dubius, a quien se supone instigado por su sucesor Sigerico o bien por el noble Barnolfo, supuesto amante de Gala Placidia.
La cúspide del poder visigodo fue alcanzada durante el reinado de Eurico (466–84), quien completó la conquista de Hispania. En 507, Alarico II fue derrotado en Vouillé por los francos bajo Clodoveo, quien perdió todas sus posesiones al norte de los Pirineos. Toledo fue declarada la nueva capital visigótica, y la historia de los visigodos se convirtió esencialmente en la historia de Hispania. Para mayores referencias, se puede consultar la página de la Hispania visigoda.
El Reino Visigodo fue debilitado por las guerras con los francos y los vascos y la penetración bizantina en el sur de la actual España. El reino recobró su vigor al final de la sexta centuria bajo Leovigildo y Recaredo. La conversión de estos dos reyes al catolicismo facilitó la fusión de las poblaciones visigoda e hispanorromana. El rey Recesvinto impuso (hacia 654) la ley visigótica común a ambos súbditos godos y romanos, que hasta entonces habían vivido bajo diferentes códigos legales (ver leyes Germánicas). Los Concilios de Toledo se convirtieron en la fuerza principal del estado visigodo, como consecuencia del debilitamiento de la monarquía.
El rey Wamba, sucesor de Recesvinto, fue depuesto por una guerra civil, que luego se tornó en una contienda generalizada a todo el reino. Cuando el último rey, Roderico, alcanzó el trono, sus rivales se avocaron al líder musulmán Táriq Ibn Ziyad, quien, con su victoria (711) en una batalla cerca de Medina Sidonia, terminó con el Reino Visigodo e inaugura el período islámico en la historia de España.
[editar] El Imperio Bizantino
Desde la irrupción de los pueblos germanos en el occidente de Europa, los emperadores del Imperio Bizantino, añoraron el tiempo en que Roma dominaba todo el Mediterráneo. Uno de ellos, Justiniano I, intentó restaurar la universalidad del Imperio.
[editar] Justiniano I y el sueño de reunificar el imperio.
Justiniano I llegó al trono del Imperio Romano de Oriente en el año 527. En ese momento, el territorio del imperio comprendía la península balcánica, Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto. Justiniano I creía que el mundo cristiano debía tener una única autoridad política: el emperador bizantino. El programa de Justiniano I se basaba en las ideas de unidad y romanidad. La primera implicaba reconquistar Occidente (después de vencer a los reyes germánicos) y la segunda, recuperar los territorios que habían integrado el Imperio Romano, especialmente la propia ciudad de Roma. El gobierno de Justiniano I es considerado uno de los períodos más brillante de la larga historia del Imperio Bizantino. Durante esos años, el esplendor alcanzado por Constantinopla se puso de manifiesto en la construcción del palacio y de la basílica de Santa Sofía, dos edificios que Justiniano I ordenó erigir en la ciudad.
[editar] Política interna
Justiniano I sostenía que Las leyes son para las sociedades lo que la medicina es para la enfermedad. Se preocupó, entonces, por lograr la unidad legislativa del imperio apoyándose en el Derecho romano. Realizó una nueva versión de los antiguos derechos romanos, haciendo así, una obra de 62 volúmenes titulada Corpus Iuris civilis (Compendio del derecho civil)
El emperador también emprendió la reforma del Estado: reorganizó la administración central, mejoró la recaudación de impuestos y robusteció las finanzas para solventar una organización civil y militar más eficiente.
Influido por las monarquías orientales, Justiniano I creó un ceremonial en la corte, que tendía sacralizar su persona, y se convirtió en una monarquía teocrática.
[editar] La reconstrucción del Imperio
Con la ayuda de los generales Belisario y Narsés, Justiniano I se apoderó del reino de los vándalos del norte de África, de Córcega, de Cerdeña y de las islas Baleares, venció a los ostrogodos y reconquistó Italia, y ocupó el sudeste del reino de los visigodos, en la actual España.
Con la conquista de esos territorios, volvió a renacer en el ámbito mediterráneo la idea de universalidad del Imperio.
Poco tiempo después de la muerte de Justiniano I, los bizantinos perdieron los territorios conquistados en Europa occidental. Los lombardos (otro pueblo germano) invadieron el norte de Italia, los visigodos recuperaron Hispania y, por la frontera del Danubio, los eslavos penetraron en la península balcánica. En los siglos siguientes, otos pueblos fueron ocupando los territorios imperiales: los árabes, los ávaros, los búlgaros y, finalmente los turcos.
La amenaza y las constantes invasiones por parte de diferentes pueblos atraídos por las riquezas o por el deseo de dominar la circulación en el Mediterráneo, fue privando a Bizancio de regiones que proveían al imperio de materias primas, como es el caso de Asia Menor, su principal fuente cerealera y lugar de reclutamiento de las tropas. Sin embargo a pesar del caos político y del debilitamiento económico, el Imperio Romano de Oriente se mantuvo hasta 1453.
[editar] El Islam
[editar] Mahoma y el nacimiento del Islam
Mahoma (árabe: Muhámmad o Mohámed) nació en La Meca (Arabia) en el año 570 d.C. Huérfano, fue criado por un tío y se dedicó desde muy joven al comercio de caravanas. Tomó contacto con las dos grandes religiones monoteístas, la judía y la cristiana. En los comienzos del siglo VII, comenzó a predicar, entre los árabes, tras una profunda crisis espiritual, la existencia de un dios único: Allah, revelación transmitida en sueños por el arcángel Gabriel. El mensaje religioso ofrecía a los fieles la posibilidad de salvación el día del Juicio Final, venerando a Allah con sumisión incondicional (Islam). Si bien la prédica de Mahoma fue bien recibida por los estratos más pobres de la población, atraída por las promesas de justicia y de una vida ultraterrena, encontró la hostilidad entre la aristocracia mercantil.
En el año 622, Mahoma debió abandonar la ciudad, para trasladarse a Yatreb, llamándose posteriormente por él “ciudad del profeta”, o Medina. Este exilio es conocido como Hégira, inicio de la era musulmana. Aquí fue bien recibido por los clanes árabes y hebreos rivales de La Meca y nombraron a Mahoma jefe religioso, político y militar. Dadas las dificultades económicas de sus compañeros debió recurrir a una antigua costumbre árabe de saqueo, convirtiéndola en guerra santa (yihad) contra los enemigos del Islam. El profeta de Allah logró unir a todas las tribus árabes del desierto, hasta llegar a La Meca en el año 630. En el 632 tras la muerte de Mahoma todo el mundo árabe se encontraba unido, iniciando un periodo de conquista y expansión.
[editar] La religión
El Islam (árabe: الإسلام; al-islām) es una religión monoteísta basada en el Corán, libro sagrado cuyos fieles creen que fue enviado por Dios (árabe: Allāh) a través de Mahoma. Los seguidores del Islam, conocidos como musulmanes (árabe: مسلم; muslim), creen que Mahoma fue el último de una serie de profetas enviados por Dios, que incluyen a Abraham, Noé, Moisés y Jesús. La mayoría de ellos considera el registro histórico de las acciones y las enseñanzas del Profeta Mahoma relatadas en la Sunna y el Hadiz como medios indispensables para interpretar el Corán.
De la misma manera que el Judaísmo y el Cristianismo, el Islam se halla clasificado como una religión abrahámica. Con dichas religiones comparte diversos aspectos enmarcados en la creencia, como la devoción de los mismos profetas, etc. Se estima que hay en la actualidad mil cuatrocientos millones de musulmanes, haciendo del Islam la segunda religión del mundo en relación a su número de fieles.
El principal concepto del Islam es la existencia de un solo Dios. El monoteísmo es absoluto. En árabe, Dios es llamado Allāh (que ha dado en castellano Alá). Los musulmanes consideran que Allāh es el mismo Dios venerado por el cristianismo y el judaísmo, es decir, el Dios de Abraham. Los musulmanes, sin embargo, rechazan la teología cristiana referente a la Trinidad de Dios. La doctrina de la Trinidad considera a Jesús el hijo de Dios. Según los musulmanes, tanto esto como la veneración de santos en el Cristianismo católico romano y en la Iglesia Ortodoxa equivalen a una religión politeísta.
No existen imágenes de Dios en la religión ni en la cultura musulmana, por cuanto tal representación artística ocasionaría una idolatría, concepto que es rechazado por el Islam. Los musulmanes consideran que Dios no tiene forma corporal; y, por tanto, su imagen es imposible representarla. En su lugar, los musulmanes describen a Dios por los divinos atributos que se definen en el Corán. Todos los capítulos o azoras del Corán, excepto uno, comienzan con la frase de "En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso".
[editar] La conquista del mediterráneo
La muerte de Mahoma en el 632 crea un problema sucesorio, que recayó en los parientes más cercanos, que fueron llamados califas, que eran los jefes de todos los creyentes. Así fueron elegidos los primeros cuatro califas. En este periodo realizaron conquistas fuera de Arabia, al nordeste de África (Egipto), Mesopotamia, Persia, Siria y Palestina. A la muerte de Alí, el yerno de Mahoma, en el 661 la familia de los Omeya que ejercían la gobernación de Siria, se apoderó del califato y trasladó la capital a Damasco fundando la dinastía de los oméyades (omeyas) que mantuvieron el imperio hasta mediados del siglo VIII.
Conquistaron luego el Magreb y la Península Ibérica, intentaron cruzar los Pirineos y alcanzar el interior de Europa, pero fueron detenidos en Poitiers, en el centro de la Francia actual. Hacia el este llegaron hasta el Turquestán y el río Indo.
[editar] La invasión a la Península Ibérica
En el 711 los musulmanes invadieron la Península Ibérica apoderándose del reino visigodo. La conquista fue rápida. Diversas causas la favorecieron:
- La monarquía visigoda atravesaba una etapa de crisis por las presiones y luchas de los nobles que pretendían apoderarse del trono.
- La población favoreció a los invasores a causa de los malos gobiernos de los reyes visigodos.
- Desinterés de la población por los asuntos de estado y por integrar el ejército.
El único territorio sin conquistar fue el norte de la península y desde allí los cristianos desarrollaron una lenta reconquista del territorio. El dominio del Islam se mantuvo por ocho siglos ejerciendo una gran influencia en la vida política, económica y cultural de la península.
[editar] El Imperio Carolingio
El Imperio Carolingio (768-814) fue fundado por el rey de los francos, Carlomagno.
[editar] Antecedentes: el reino franco
Los francos, pueblo germano de la zona del Rin que se estableció en la Galia en el siglo V, estuvieron gobernados por reyezuelos durante años hasta la unificación que hizo Clodoveo, nieto de Meroveo y fundador de la dinastía Merovingia. Bajo su mando extendió el reino por toda Francia y expulsó del reino de Tolosa a los visigodos en la batalla de Vouillé el año 507.
Los sucesores de Clodoveo fueron llamados reyes holgazanes, puesto que se despreocuparon de los temas de gobierno y los dejaron en manos de mayordomos de palacio, que asumieron los poderes administrativo y militar, constituyéndose en una dinastía paralela a la que reinaba. En 732, el mayordomo Carlos Martel ("El martillo") frenó la invasión musulmana a Occidente en la batalla de Poitiers. Su hijo Pipino el Breve se proclamó rey de los francos, iniciando la dinastía carolingia. Además, se enfrentó a los lombardos, que invadieron Italia en torno al año 750, y conquistó unas tierras que entregó al papa y que desde entonces constituyen los Estados Pontificios, teniendo así la bendición de la Iglesia para su Imperio.
[editar] Carlomagno
Pipino dejó en herencia el reino a sus dos hijos, Carlos y Carlomán, pero éste último se retiró a un monasterio y murió muy pronto (771), con lo que quedó Carlomagno como único soberano del Imperio.
Carlomagno, que era nieto de Carlos Martel, inició una política de expansión territorial para intentar restaurar el antiguo Imperio Romano de Occidente, lo que le hizo enfrentarse a bizantinos, musulmanes y germanos. Extendió su Imperio por las actuales Francia, Italia y Alemania occidental; y de forma más discontinua por territorios fronterizos en Hispania (norte de Cataluña y zona pirenaica, con pretensiones no realizadas de llegar al Ebro), Alemania oriental, Austria y Hungría. Estableció la capital en Aquisgrán, en la zona oeste de Alemania.
El papa León III proclamó a Carlomagno emperador en la iglesia de San Pedro (Roma) el día de Navidad del año 800.
Tras su fallecimiento, en 814, su hijo Ludovico Pío (o Luis el Piadoso), que era de carácter débil y muy manipulable, asumió la corona del Imperio. El Imperio fuerte y consolidado que heredó entró en decadencia tras las luchas internas por el poder, fomentadas en parte por sus hijos.
[editar] Sociedad y economía
Durante la época carolingia se desarrolló la idea de que las sociedad estaba en tres categorías de hombres:
- Los Oratores eran los integrantes del clero. Con sus oraciones intentaban salvar las almas de la Sociedad.
- Los Bellatores, los guerreros, protegían a la población con sus armas.
- Los Laboratores, eran fundamentalmente los campesinos, que eran los encargados de conseguir el alimento para la sociedad.
La economía del imperio era básicamente agrícola, ya que la tierra era la principal fuente de riqueza. Las técnicas agrícolas eran muy rudimentarias, lo que producía un bajo rendimiento de la tierra. La economía era prácticamente de subsistencia y el comercio estaba poco desarrollado.
[editar] La organización del Imperio
Carlomagno dividió el territorio en marcas y condados:
- Marcas: territorios defensivos localizados en las fronteras del Imperio. Estaban gobernadas por duques o marqueses, que tenían el mando de un ejército. Las marcas eran la Marca Hispánica, la Marca Sajona, la Marca Bretona, la Marca Lombarda y la Marca Ávara.
- Condados: zonas gobernadas por condes, que nombraba el rey y les otorgaba poder militar, administrativo y judicial. Todo lo que no eran marcas eran condados, correspondiendo a toda la zona no fronteriza del imperio.
El máximo poder del Imperio residía en el emperador, que tenía poder para convocar las armas, administrar justicia y designar a los nobles que gobernaban los territorios.
Los inspectores de palacio o missi dominici eran los encargados de que los marqueses y los condes gobernaran según las directrices del Emperador. Para ello acudían en parejas a los territorios a comprobar el cumplimiento de las leyes.
El palacio o corte era el núcleo de la Administración y estaba dirigido por un chambelán, sucesor del cargo de mayordomo de palacio. A su cargo estaban el copero, responsable de la bodega; el mariscal, responsable de la caballería y el establo; y el senescal, responsable de los asuntos de la corte. Las otras instituciones de la Administración eran la cancillería, que dirigía los asuntos civiles y eclesiásticos, así como el tribunal palatino, que aplicaba las leyes a los habitantes del Imperio.
[editar] Cultura y arte
Se suele conocer a este periodo del entorno del año 800 con el nombre de Renacimiento carolingio, no tanto porque diera origen a algo similar al Renacimiento del siglo XV, sino por comparación con la decadencia cultural del periodo anterior, al que suele llamarse Edad Oscura.
Carlomagno (como la mayoría de los hombres de su tiempo, incluidos los nobles y muchos clérigos) no sabía leer, ni escribir, ni siquiera aritmética. No obstante, intentó elevar el nivel cultural del Imperio creando la Escuela Palatina de Aquisgrán, y puso en su dirección al célebre Alcuino de York. En ella se formaron él, sus hijos y todos los funcionarios de la corte.
Esta Escuela se convirtió en modelo para la fundación de otras en toda Europa. Divulgó las artes, las ciencias, las letras y todo el conocimiento de la Antigüedad con sus materias:
- Trivium: retórica, gramática y dialéctica.
- Quatrivium: geometría, astronomía, aritmética y música.
El arte carolingio estaba basado fundamentalmente en dos estilos: el arte clásico griego y el arte cristiano, pero con algunas influencias de sus vecinos bizantino e islámico.
Escultura: Los ejemplos conservados son muy escasos, si bien las esculturas de marfil han sobrevivido y son de una gran belleza.
Arquitectura: La arquitectura carolingia se reflejaba en edificios religiosos y algunos palacios. Se caracteriza por usar la planta de cruz latina de tres naves; arcos de medio punto, de herencia romana; cubiertas de madera; columnas con capiteles esquemáticos y pilares cuadrados y cruciformes.
Mosaicos y miniaturas: Entre las obras de arte más notables de esta época, sobresalen los mosaicos y las miniaturas que ilustran los Evangelios, además de la orfebrería que decoraba todos sus templos.
[editar] La desintegración del Imperio
A la muerte de Carlomagno en el 814, lo sucedió su hijo Ludovico Pío. De carácter débil, no logró mantener la unidad del Imperio. Debió hacer frente a los levantamientos de la nobleza, a las luchas entre sus hijos por la sucesión al trono y a la llegada de los nuevos invasores.
Tras la muerte de Ludovico Pío se reanudaron las guerras fratricidas, que culminaron con el tratado de Verdún. El imperio se dividió en tres partes:
- Luis el Germánico obtuvo tierras al Este del río Rin, es decir Francia oriental o Germania.
- Carlos el Calvo recibió la Francia Occidental.
- Lotario I adquirió el título imperial, y el territorio entre los de sus hermanos, Lotaringia.
En medio de la fragmentación existente, el Papa se mantenía como la máxima autoridad de la cristiandad.
[editar] Las nuevas invasiones
Entre los siglos IX y X, Europa occidental se vio sacudida por los ataques de pueblos normandos, sarracenos, húngaros y eslavos. Las nuevas invasiones eran fundamentalmente expediciones y saqueo y ocasionaron inestabilidad y temor durante largo tiempo.
Las invasiones cambiaron el mapa político de Europa y arruinaron por completo el comercio. Ante el clima de desamparo e inseguridad, se consolidaron los poderes locales: los señores se organizaron para defender sus tierras y dar protección a los más débiles, sentando las bases del futuro feudalismo.
[editar] Los vikingos
Los vikingos o normandos, pueblos provenientes de Escandinavia, fueron los primeros en invadir el Imperio Carolingio. Cuando comenzó el desplazamiento invasor de los vikingos, Carlomagno ordenó defender las costas construyendo torres vigías. A su muerte, la situación empeoró, puesto que los vikingos establecieron campamentos permanentes y más tarde formaron el Ducado de Normandía al norte de Francia.
También se desplazaron hasta el litoral español donde combatieron contra los musulmanes. Llegaron a las costas de Marruecos y penetraron en el Mediterráneo. Ocuparon el Sur de Italia, las Islas Británicas, Islandia, Groenlandia y, desde allí, navegaron hacia las costas de América.
[editar] Los húngaros
Los húngaros eran un pueblo de jinetes nómades de origen mongol, emparentados con los Hunos. Atacaron violentamente las fronteras del Este del Imperio Carolingio, expulsaron a los campesinos y a los misioneros cristianos. Finalmente, se establecieron en las llanuras de la cuenca del Danubio, la actual Hungría, donde construyeron una monarquía y se convirtieron al Cristianismo
[editar] Los Sarracenos
Los sarracenos eran piratas musulmanes que desde la península ibérica y el norte de África, atacaron las Costas de Francia e Italia. Sus expediciones llegaron hasta Roma. Aunque su principal objetivo era obtener botín, se instalaron en Sicilia.
[editar] Los eslavos
Desde la región comprendida entre los ríos Elba y Dnieper, los eslavos se expandieron y ocuparon parcialmente, todo el Este de Europa.
Una rama de los Eslavos atravesó el territorio de la actual Rusia. Allí se unieron con los normandos procedentes de Suecia y fundaron el Principado de Kiev, considerado el primer Estado ruso, desde donde establecieron relaciones comerciales con Bizancio y el Islam.
[editar] Véase también
[editar] Bibliografía
- José Luis Romero, La Edad Media, Fondo de Cultura Económica, Argentina, 1979.
- Édouard Perroy y otros, La Edad Media Tomo I, Destinolibro, España, 1980.
- Santiago Montero Díaz, Introducción al estudio de la edad media, 1948.
- Enrique Gallego Blanco, Relaciones entre la Iglesia y el estado en la edad media, 1973, Ediciones de la Revista de Occidente.
[editar] Enlaces externos
- Medievalismo.org, web en varios idiomas.
- Vida cotidiana en la Alta Edad Media Occidental
- Edad Media
- http://www.newgenevacenter.org/west/middle2.htm The Early Middle Ages (450 - 1050 AD) By Miles Hodges (Enlace roto. Disponible en Internet Archive el historial y la última versión.)
- Grupo de recreación histórica centrado en la Alta Edad Media
- Medievalum.com, La Historia Medieval en Internet