Vellido Dolfos
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Vellido Dolfos (también aparece como Bellido Dolfos e incluso como Vellido Adolfo) fue un noble leonés del siglo XI, probablemente de origen gallego, muy conocido por ser el autor de la muerte del rey Sancho II el 6 de octubre de 1072. Don Sancho, que no aceptó el reparto testamentario de las posesiones que había hecho su padre, el rey Don Fernando, tenía sitiada la ciudad de Zamora, que le había correspondido en herencia a su hermana, la infanta Doña Urraca. Vellido Dolfos salió de Zamora hacia el campamento castellano y concertó una entrevista a solas con Sancho, con la excusa de que iba a desertar del bando de Doña Urraca y le mostraría una puerta de acceso a la ciudad. En un descuido y de forma alevosa, Dolfos atravesó "las espaldas" de Sancho con el venablo dorado del propio monarca.
Las crónicas cuentan que, tras el asesinato, el Cid, extrañado por la apresurada huida pero sin saber lo que acaba de hacer, persiguió a Dolfos mientras huía hacia las murallas de Zamora y las cruzaba por el famoso portillo, que desde entonces se conoce como "de la Traición". Ya en Zamora, Vellido Dolfos dio a entender a todos que Doña Urraca había aprobado el magnicidio, con la pretensión de romper el cerco de Zamora, y tal vez esperando éste que con tal gesto lograría favores políticos e, incluso, casarse con la infanta. El romancero contiene numerosas composiciones que recogen el suceso. Quizá el siguiente cantar de gesta, luego convertido en romance y que forma parte del ciclo conocido como Cerco de Zamora, es de los más conocidos:
-
- ¡Rey don Sancho, rey don Sancho!, no digas que no te aviso,
- que de dentro de Zamora un alevoso ha salido;
- llámase Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido,
- cuatro traiciones ha hecho, y con esta serán cinco.
- Si gran traidor fue el padre, mayor traidor es el hijo.
- Gritos dan en el real: -¡A don Sancho han mal herido!
- Muerto le ha Vellido Dolfos, ¡gran traición ha cometido!
- Desque le tuviera muerto, metiose por un postigo,
- por las calles de Zamora va dando voces y gritos:
- -Tiempo era, doña Urraca, de cumplir lo prometido.
El fin de Dolfos es desconocido: algunos cronistas sostienen que Doña Urraca le permitió abandonar Zamora y desapareció su rastro para siempre, probablemente perdiéndose en tierras de moros. Otros, sin embargo, aseguran que Diego Ordóñez, que retó y venció a los caballeros zamoranos para vengar la muerte de su primo el rey Don Sancho, exigió la entrega del traidor, que fue "descuartizado vivo por cuatro caballos".
No obstante, otros autores creen que el héroe zamorano simplemente salió de la ciudad de Zamora para una incursión rápida contra el campamento castellano.[cita requerida] Otra corriente de historiadores duda de su existencia histórica, afirmando que el rey Sancho fue abatido mientras realizaba sus necesidades en las murallas de Zamora, por un soldado anónimo que desconocía la identidad de su víctima.[cita requerida]
La supuesta felonía de Dolfos, que fue recordada y vilipendiada durante siglos por la tradición castellana a través de crónicas y romances, supuso un importante vuelco en la historia de España, ya que el trono de Castilla y Galicia fue asumido por Alfonso VI de León, hermano de los otros dos reyes y en ese momento refugiado en Toledo.
El Juez de Zamora Federico Acosta escribe en 1970 “Proceso por traición” Una obra de teatro donde queda de manifiesto que el tema de Bellido, juzgándose desde la la perspectiva judicial del siglo XX sería de no traidor. A su muerte su hija María del Carmen continúa la labor comenzada por su padre y convoca el I Certamen Internacional de poesía que gana Francisco Álvarez Hidalgo con su “Asamblea de los muertos”
http://poesiadelmomento.com/Zamora/00.html
I - Bellido
-
- "…llámase Bellido Dolfos,
- hijo de Dolfos Bellido;
- cuatro traiciones ha hecho,
- y con ésta serán cinco."
-
- Miente quien canta esos versos,
- miente quien los haya escrito,
- y quien dé fe al romancero
- se está mintiendo a sí mismo;
- que nunca usé villanía,
- siendo hidalgo bien nacido.
- Aunque haya normas de guerra,
- la guerra misma es delito,
- y eludirla debe ser
- el primordial objetivo.
- El traidor fue el Rey Don Sancho,
- como hermano y como hijo,
- joven imberbe, ambicioso,
- que mereció su castigo.
- Yo le maté, no lo niego,
- y nunca me he arrepentido,
- que aunque la historia ha fallado
- contra mí su veredicto,
- me absolvieron las esposas,
- y las madres, y los hijos,
- de los guerreros que hubieran
- muerto sobre el campo frío.
- Muera uno sólo por muchos,
- homicidio o regicidio,
- antes que muchos por uno,
- inútilmente abatidos.
- Ah, la historia, qué villana,
- que razona el exterminio,
- y a los patriotas apoda
- traidores, si son vencidos.
- Zamora, la bien cercada,
a::l inmolar mi prestigio,
-
- salvé tus calles del fuego,
- la vergüenza y el cuchillo.
- Ah, las razones de estado,
- el gobierno y su cinismo,
- Doña Urraca, Arias Gonzalo,
- más que consejero, esbirro.
- Como traidor me trataron,
- sometiéndome al suplicio
- de cuatro potros salvajes
- descuartizándome vivo.
- Y al resonar en sus mentes
- mis agonizantes gritos
- reconocieron mi hazaña
- sin atreverse a admitirlo.
- Oh, política tartufa,
- prostituta de caminos,
- que reniegas del vasallo,
- y aprovechas su servicio
- Aunque me juzgue la historia
- como traidor, no lo he sido.
[editar] Referencias
- Vellido Dolfos, Manuel Bretón de los Herreros, (1839).
- Cantar de Sancho II y del Cerco de Zamora, que aparece en: Carmen de morte Sanctii Regis, Crónica najerense, Crónica del Cid.