Pintura renacentista europea
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El Renacimiento surge en la Italia del siglo XV y abarca este siglo y el siguiente. La honda importancia de este movimiento artístico y cultural se va extendiendo progresivamente por Europa, con mayor o menor calado, según los países.
Tabla de contenidos |
[editar] Pintura italiana
Italia fue el foco primero y principal del Renacimiento en todas su manifestaciones.
[editar] Pintura flamenca
Las escuelas flamencas del Renacimiento posteriores a Memling y a los semi-italianistas Gerardo David y Quintín Metsys, se reducen a tres principales, denominadas:
- de romanistas o italianistas, del siglo XVI.
- de reaccionarios, del siglo XVI.
- de naturalistas o coloristas de Amberes, del siglo XVII al cual sigue la decadencia.
[editar] Escuela de italianistas
La escuela de los italianistas se forma con los maestros que habiendo estudiado en las escuelas de Italia amalgamaron el estilo idealista de ella con el realismo flamenco sin lograr una fusión verdadera y sin obtener ventajas para uno y otro. Destacan
- Jan Gossaert, llamado Juan de Mabuse de quien es una Virgen con el Niño en el Museo del Prado y otra semejante en el de Berlín
- Bernard van Orley, que tiene una Sagrada Familia en el mencionado Museo de Madrid, quizás demasiado realista.
- Michel Coxcie, discípulo de Orley, autor del Tránsito de la Virgen y de otros cuadros en la misma colección española.
[editar] Escuela de reaccionarios
Contrarios a los italianistas por sistema, surgieron los que por lo mismo pueden llamarse reaccionarios, artistas llenos de ingenio, poesía y originalidad y muy populares en sus asuntos, tales como
- Jerónimo Van-Aken, conocido con el nombre de el Bosco, pintor de visiones fantásticas, aun mezclándolas con hechos reales (por ejemplo, los cuadros de las Tentaciones de San Antonio y la Adoración de los Reyes, en el Museo del Prado)
- la familia de los Brueghel, sobre todo, el primero de este nombre Pieter Brueghel el Viejo, pintor de costumbres aldeanas.
[editar] Escuela de naturalistas
La época de esplendor en las escuelas flamencas se reduce a la naturalista de Amberes del siglo XVII cuyo jefe y aun fundador se considera el insigne Pedro Pablo Rubens (1577-1640) pintor, grabador, arquitecto, humanista y diplomático.
Este genio universal en pintura, que se formó en Amberes y en Italia y a quien se atribuyen cerca de 2.300 cuadros de todo género se distingue por su brillante imaginación creadora de originalidades, por su viva expresión de sentimientos, con tendencia a las actitudes dramáticas y a veces hasta con exceso, su bien estudiada composición aunque a menudo con ribetes de sensualidad, su vigoroso dibujo con robustez de formas y su sencillez en la coloración pero brillante y bien combinada.
Entre los numerosos discípulos de Rubens pasa por el mejor Anton Van Dyck y entre sus condiscípulos o compañeros Jacob Jordaens, ambos de Amberes. Van Dyck fue el gran retratista de aristócratas de su tiempo, solo comparable con Velázquez y sobresalió asimismo en pintura de historias. Se le atribuyen en conjunto unos 1.500 cuadros. Jordaens ofrece notable semejanza con los dos anteriores en el realismo y colorido, aunque no reúnan sus figuras tanta nobleza ni su pincel tanta facundia.
Por fin, de los muchos artistas que se inspiraron en Rubens y recibieron sus lecciones se hicieron famosos los Teniers (David el Viejo y sus hijos Abraham y David el Joven) por sus ingeniosos cuadros de costumbres y paisajes de los cuales hay una buena colección en el Museo del Prado.
[editar] Pintura holandesa
Las escuelas holandesas empiezan con Lucas van Leyden (1494-1533) quien se formó en el estilo de los flamencos italianistas como lo revelan sus cuadros del Sermón en el Museo de Ámsterdam y el San Jerónimo y la Virgen con el Niño en el de Berlín. Muy pronto la invasión del protestantismo disipó le verdadero ideal en la pintura holandesa y aunque sigue italianizante en el siglo XVI se limitan los asuntos a pintar las costumbres y paisajes del país, además de los retratos y de grupos de personajes civiles (síndicos) y de patrullas. Desde los comienzos del siglo XVII brilla el arte nacional, muy naturalista y con especial colorido, señalándose diversas escuelas o centros en las poblaciones más importantes y no decayendo hasta mediar el siglo XVIII.
En el apogeo de la pintura holandesa destacan principalmente Frans Hals en la ciudad de Haarlem y Rembrandt en Ámsterdam con sus discípulos e imitadores. Hals (1580-1666) tiene especial fama como pintor de la risa pues la representa muy variada en sus retratos entre los cuales se hallan varios retratos de síndicos o Regentes y de Arqueros en el Museo de Harlem. Rembrandt (1606-1669) es indiscutiblemente el mejor pintor de Holanda que por excepción cultivó todos los géneros de pintura incluso el religioso (aunque éste sin ideal superior y puramente naturalista) y cuyo mérito especial consiste en su admirable claroscuro y en su característica atmósfera de luz que parece invadir hasta las sombras.
Como discípulos de Hals figuran Adriaen Brouwer y Adriaen van Ostade, pintores que dan viva animación a sus cuadros sobre asuntos de gente rústica y como influidos especialmente por Rembrandt se distinguen Pieter de Hooch y Jan Vermeer que pintaron hermosos lienzos de interiores (escenas domésticas), a una con Gerard Dou, especialista en cuadritos finísimos y minuciosos. Y, en fin, entre la multitud incontable de otros pintores de género y de paisaje en Holanda, destacan
- como paisajistas Jan van Goyen, Jan Wynants, Meindert Hobbema, Salomón y Jacobo Ruisdael, siendo este último quien goza de mayor fama entre todos
- como animalistas, Paulus Potter y Albert Cuyp
- como pintores de cacerías y de combates, Philips Wouwerman y Abraham Hondius
- como pintores de marinas, Simon de Vlieger y Willem van de Velde
- como pintor de borrachos y gente tosca, Pieter van Laer, llamado en Italia Bambocio y su género pictórico, bambochada
[editar] Pintura alemana
Las escuelas alemanas del Renacimiento deben su origen y casi toda su personalidad a tres relevante spintores que florecen durante la primera mitad del siglo XVI:
- Alberto Durero
- Hans (Juan) Holbein el Joven
- Lucas Cranach el Viejo.
A éstos, les siguen algunos discípulos de menor importancia y desde la segunda mitad del mencionado siglo puede darse por muerto el arte alemán en pintura y escultura ya por efecto de las sangrientas luchas que provocó la llamada Reforma protestante ya por la extinción del verdadero ideal cristiano que ella produjo ya en fin por haberse entregado los medianos pintores que les sucedieron a la rutinaria imitación de obras extranjeras. Aun los buenos artistas de la mejor época más bien destacan como dibujantes y grabadores que como pintores verdaderos y a pesar del colorido se refleja a menudo en sus cuadros el excesivo estudio de la línea, en detrimento de los valores pictóricos. Tal vez influyó demasiado en dicha sobras el espíritu del grabador, que tanto sobresalía en las escuelas alemanas al igual que el arte decorativo de objetos.
Durero (1471-1582), natural de Nuremberg y continuador y jefe de la escuela de esta localidad, reunió influencias de diferentes artistas italianos y flamencos a quienes visitó en sus países y fue a la vez pintor, grabador, escultor, ingeniero, humanista y publicista sobresaliendo especialmente en el arte del grabado y el retrato. Se distinguen sus obras por la originalidad en la invención, la fantasía en la concepción y la fuerza en el dibujo. Pero más bien debe considerarse como pintor de transición del estilo gótico al Renacimiento. A pesar de sus amistosas relaciones con los líderes del protestantismo, se conservó siempre católico y pintó con sentimiento religioso sus obras maestras.
Holbein el Joven (1497-1543), hijo del otro Holbein pasa hoy como el mejor representante del Renacimiento clásico alemán y continuador de la escuela de Augsburgo (también llamada Suabia), distinguiéndose como grabador y más aún como retratista. Sus principales obras son el cuadro de la Virgen del Burgomaestre, los retratos de Enrique VIII y de Erasmo y los grabados del Alfabeto de la muerte.
Cranach el Viejo (1474-1553) fundador de la escuela de Sajonia, se distinguió como retratista siendo inferior a los otros en los demás géneros que cultivó incluso el religioso, el mitológico y el fantástico y refleja en sus cuadros aún más que Durero el espíritu de grabador antes mencionado. Se le considera como el pintor oficial de la reforma pues hizo los retratos de Lutero y Melanchton. Su hijo y discípulo, Cranach el Joven, siguió con su escuela y espíritu aunque puso menos fuerza en el dibujo y trazó más a la ligera sus numerosos cuadros.